"Vamos de Bachaquing" es el nuevo grito de guerra que tienen las damas compradoras en tiendas de ropa y zapatos. Si algo gracioso nos va dejando la crisis, son esos chistes malos que volvemos buenos de tanto transformar el idioma de otros a nuestro gusto; tal como pasó con el catolicísimo y academicísimo castellano de las alcurnias peninsulares transoceánicas, por esa manera tan nuestra de hacer de todo algo absolutamente nuevo para que entonces pase a ser nuestro de verdad. Con la cadencia gringa, al par de burlarnos, nos hemos apropiado correctamente de todo aquello que nos quitan, con escapes hacia adelante. Así que ahora tenemos una nueva categoría de compradores-transportistas: los bachaquers, con verbo incluido (Yo bachaqueo, tú bachaqueas… tú bachaquearíais… habiendo bachaqueado)… Maricori y Leopoldo, dolientes del más rancio abolengo oligárquico, estaban preparando un monstruo cuyas fauces se tragarían las paciencias y las dignidades de las personas mientras estaban en las colas, única manera de mantener la organización de personas ciudadanas que deben ser reeducadas en su condición de engañados por la quinta república; algo así como, "¡Señores, aprovechando que no hay manera de juntar más de cien personas en una marcha nuestra en más de una oportunidad durante el semestre, entonces nosotros venimos a esta cola como Mahoma fue a la montaña, para traer la llama de la luz de la verdad como Prometeo, y enseñarles aquí que mientras ustedes hacen cola indignamente (porque somos ricos y es indigno hacer cola cuando uno tiene tanto billete bajo el brazo), hay todo un mundo de riquezas que regalar al Imperio y sus lacayos, para que ellos hagan lo que quieran y nosotros sigamos disfrutando nuestra renta!" Así las cosas, ya Maricori y Leopoldo sacaban cuentas: él como Mandelaner, y ella como una especie de Evita Perón de los riquillos imaginarios de las urbanizaciones populares del este y sureste (que se creen ricos porque tienden la ropa para adentro y recogen las cagarrutas de los perros en bolsas). Pero en el marketing de la "marca Cola", ya the bachaquers les daban medio palo en uso del tiempo; así que mientras tres viejitas y dos locos gritaban que si "abajo Maduro", los demás integrantes de la cola estaban pendientes que aquéllos, vagabundos y sinvergüenzas de la renta, no se colearan más para llevarse en grupos repartidos de a diez, los insumos del mercado. Era interesante ver, durante esos primeros días de la nueva estrategia política de seres tan inteligentes, cómo los jóvenes varones de la especie oposicionista más irritante, enarbolaban discursos de libertad, graves y profundos como suelen ser… "Coño, marico, nojoda, verga, esta mierda… marico… verga… este mercado, marico… esta vaina, marico…"; y los otros duros y avasallantes varones contestaban dándole la razón: "sí, weón, nojoda, esta mierda, weón, que no sirve, weón, nojoda". Las viejitas revolucionarias pensarían para sí , "¿y qué será lo que dicen entre sí, el que se llama Marico y el otro, el que mientan Weón?" Y los oposicionistas de la fase dos sacaban parlantes y también cartulinas y hojas gigantes de papel bond escritas con mensajes lastimosos diciendo cosas como, "Por tu culpa, chavista, estamos como estamos, porque no dejas que nosotros, los verdaderos renteros del poder, auténticos entreguistas de todos los recursos del país, adoradores verdaderos de mayami, con un pie aquí y otro allá, nos ocupemos de orientar tus pasos hacia la verdadera civilización". Mientras otras señoras y muchachos preocupados por el derecho a la libertad de vivir de la renta daban nuevos discursos, los bachaquer seguían coleándose en los mercados, dando gracias a Maricori y a Leopoldo por esos inventos tan buenos sobre cómo desarrollar el sueño de ser exitoso y al mismo tiempo criticar al gobierno; que ha sido mejor esto de la transición porque se han hecho más ricos en menos tiempo con Maricori, que con Leopoldo, que lo único que hizo fue incendiar Chacao y Prados del Este y de paso ir preso por terrorista. En cambio Maricori abrió nuevos caminos en las lecturas de autoayuda: aprende por ti mismo: no se trata de una salida, sino de una transición: el robo no debe ser rompiendo vidrios de bancos y oficinas del estado, sino que debe hacerse mediante el clásico sistema del delincuente cuello blanco: escondo y vendo más caro. La nueva Paulo Cohelo, pues.