La hinchada uribista manipula

Imposibilitada de poder ganar desde 1998 un proceso electoral en Venezuela, en un pase de prestidigitación propio de Mandrake El Mago, en una felicidad inmotivada, gratuita y deprimente, la mediática oposición venezolana ha intentado aprovechar y hacer suya la reelección del presidente de Colombia, Álvaro Uribe, con el objetivo de retrotraernos a dolorosas y dolosas prácticas electorales ya superadas en el país. En el fondo, el oposicionismo celebra la victoria de Uribe con la mera pretensión, ante nueve fracasos electorales consecutivos, de dejar de cantarle al presidente Hugo Chávez: "Eres como una espinita/ que se me ha clavado en el corazón. / Suave que me estás matando,/ que estás acabando con mi juventud".

Porque la dirigencia opositora sabe que en las selecciones del 3D de ese golpe ya no va a levantarse y, aunque no quisiera, se va a morir de amor (por el poder). Lo cierto, es que no se requiere de una fina percepción periodística y política, para que uno se dé cuenta que la pretendida alegría de la hinchada uribista de nuevo cuño es como no saber leer en tiempos de existencia de las misiones Róbinson, Ribas y Sucre. Lamentablemente, eso es así. Porque la hinchada uribista está leyendo mal, por no decir deletreando pésimamente, el resultado de la elección presidencial efectuada en Colombia.

El mejor ejemplo de este analfabetismo político funcional, es la errática y manipulada lectura que hizo en voz alta el presidente de AD, Víctor Bolívar, al comentar que "mientras en Colombia la elección fue manual y no generó dudas, en Venezuela el CNE sigue sin satisfacer las exigencias mínimas de la oposición". Intentando imponer que la torta tres leches de la política nacional ya no se come con ningún tipo de análisis, el dirigente adeco —como quien pide rebaja de precios los días de la madre y del padre—, el vivito de Henrique Salas Feo le hizo coro a Bolívar para agregar que "el voto manual está más vivo que nunca". Cual lindo capullo de alelí, a Bolívar se le olvida que, por haber controlado férreamente al desaparecido CSE, su partido lleva en el alma cicatrices imposible de borrar.

Por consiguiente, hay que recordarle al vocero adeco que "si consigues remover las ruinas que tú mismo hiciste, sólo cenizas hallarás de todo". Entre estas cenizas electorales se encuentra el conteo manual que el oposicionismo, cuando fue gobierno en la IV República, manipuló para aplicar a su antojo el acta mata voto, patentado por el caudillo adeco Luis Alfaro Ucero. En su tergiversada lectura de los resultados comiciales y a la supuesta existencia de cisnes negros y de satélites rusos, la incapaz dirigencia opositora ha imputado a la eliminación del voto manual la culpabilidad de sus contundentes derrotas. Por lo tanto, el voto manual entona fastidiado: "Ojalá que te vaya bonito, ojalá que se acabe la vida, que te digan que yo no existo".

Para demostrar que andar por los caminos verdes de la política no da votos, por su parte el soberano le canturrea a la oposición el bolero siguiente: "Échame a mí la culpa de lo que lo pase. Sabes mejor que nadie que me fallaste, que lo que prometiste se te olvidó. Sabes a ciencia cierta que me engañaste". ¿Habrá entendido esto los Víctor Bolívar de la oposición?

Periodista vchavezlopez@hotmail.com


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Vidal Chávez López


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