Para nadie es un secreto que Henrique Capriles, siempre ha apostado a la violencia y a los actos vandálicos de una manera planificada, consciente y cínica. Desconociendo que no existe otro camino en democracia sino es el que nos dan las leyes de la República Bolivariana de Venezuela.
Cómo olvidar que el 14 de abril de 2013 el señor Capriles de forma irresponsable, desconoció los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) sin importarle las posibles consecuencias de su pronunciamiento a la hora del tristemente célebre “ Descarguen toda su arrechera, en nombre de la paz” esto fue lo que pidió Capriles a sus seguidores, en un discurso violento en una actitud irresponsable, imperdonable y nefasta; arenga que dio inicio a una oleada de violencia fascista contra el pueblo contra liderazgos revolucionarios, así como también algunas políticas y logros de la Revolución Bolivariana dejando como consecuencia la muerte de hombres y mujeres patriotas.
11 muertos e innumerables lesionados además de daños materiales en viviendas, CDI, módulos de Barrio Adentro, instituciones estas últimas al servicio del más necesitado.
Tras conocerse los resultados donde el pueblo de forma democrática y consciente eligió a Nicolás Maduro Moros como presidente constitucional, expresó:
“Nosotros no vamos a reconocer un resultado hasta tanto no se cuente cada voto de los venezolanos, uno por uno, nosotros exigimos al CNE que abran todas las cajas y que cada voto sea contado, el pueblo merece respeto” ¿Y el respeto de él para con el pueblo que no lo eligió? De forma baja y rastrera intentó desde el mismo día de las elecciones que sus simpatizantes salieran a la calle a fomentar disturbios, mientras el tuiteaba cómodamente desde una oficina con aire acondicionado.
Insisto, es un hombre que siempre apuesta a la violencia como mecanismo de ganar notoriedad y escalar posiciones políticas. Así transcurrieron los días bajo la mirada complaciente de la canalla mediática nacional e internacional, tratando de hacer ver al CNE como una especie de monstruo de mil cabezas, ofreciendo su mejor show antes las cámaras y micrófonos que encontrara a su paso, mientras tanto los fallecidos y lesionados, bien gracias.
Vayamos un poco más atrás, año 2002 en el intento de golpe de estado al presidente Hugo Chávez nos encontramos con Henrique Capriles asaltando la embajada de Cuba, hecho deplorable y repudiado por la comunidad nacional e internacional, su participación en los sucesos constituyeron una violación de las leyes internacionales, además de constituirse en una violación de los derechos humanos ya que se dejó sin comunicación, sin luz, agua y bajo amenaza a todo el personal diplomático y sus familiares. Pasando por el hecho de exponer la vida de Ramón Rodríguez Chacín para aquel momento ministro del interior y justicia al presentarlo esposado ante una multitud enardecida y enceguecida.
Hoy a casi 8 años como gobernador de Miranda, basta con apreciar la manifiesta incapacidad del gobernante para intervenir positivamente con respecto a los problemas palpitantes del estado que arrastra la calamitosa gestión de un gobernador que más bien no gobierna, no existe una obra significativa que se pueda apreciar en el estado Miranda como resultado de la ejecutoria de este señor en estos años de gobierno formal, aunque no efectivo.
Henrique Capriles está desesperado; se le está pasando el tren y cada día la silla presidencial que tanto anhela está más lejos de su alcance se encuentra más preocupado por hacerle un referendo revocatorio a Maduro, de allí su empeño en la recolección de firmas para la activación del mismo. Capriles habla al país de democracia y libertades y arremete una vez más pretendiendo manipular al pueblo presentándose como un noble corderito, este eterno perdedor, bate quebrao, como dicen en mi pueblo se la pasa de viaje en viaje al extranjero buscando un supuesto respaldo de sectores injerencistas, malgastando los recursos que el gobierno nacional le entrega dejando en total abandono al pueblo de Miranda. No sale de una sola crítica y a todo le pone peros, nada le parece, no lava ni presta la batea como también dicen en mi pueblo. En su obsesión de hacerse del poder en Venezuela ha hecho de todo, desde avalar estrategias de guerra económica, escasez, guarimbas, desestabilización y movilizaciones violentas.
Recuerdo que en una oportunidad escuché a uno de sus simpatizantes decir “Como tú no hay dos, Capriles” totalmente de acuerdo, no pueden existir dos iguales.