Con el anuncio definitivo de los nombres de los integrantes del comando de campaña de Manuel Rosales, quedó demostrado el papelucho que le tocará jugar a Julio Borges al lado del futuro ex candidato presidencial y ex gobernador del estado Zulia.
Esta afirmación se sustenta en que el “Piro piro” zuliano le jugó obscena e indignamente a Borges cuando se reunió en secreto con Liliana Hernández y Gerardo Blyde, quienes enfrentaron y cuestionaron el liderazgo y la candidatura presidencial de Manolito dentro del partido Primero Justicia. Esta reunión llevada subrepticia y calladamente a espaldas de Borges, le provocó un patatús, un auténtico ataque de nervios al coordinador de Primera Justicia, quien no encontró mejor forma de vengarse de Blyde que la de exigirle la renuncia como secretario general del partido.
Ahora, arrancándole las cejas de un tirón delante de todas las cámaras de televisión, Rosales -de manera prepotente y tiránica- incorporó en su comando de campaña a dos de sus enemigos más acérrimos de Borges, auto postulado como vicepresidente del “Piro piro” zuliano. Conociendo a Rosales, quien -a fuerza de billete y corruptela-, ha comprado a la dirigencia oposicionista en el Zulia, consideramos que entre sus planes políticos también debe figurar el de apoderarse, jugando a la división, de la franquicia de los petimetres que hacen vida partidista en Primero Justicia.
En este sentido, como ejemplo, citamos el caso concreto del “ex candidato presidencial” Froilán Barrios, encargado en el comando de la relación con los trabajadores, es un becado de Rosales que devenga un sueldo de 2 millones 598 mil 334 bolívares con cincuenta y cuatro céntimos (ver edición del semanario zuliano Qué Pasa, número 142, del 28 de julio al 4 de agosto de 2006, página 7).
Como parte de este juego político, su punta de lanza dentro de PJ será Liliana Hernández, directora de la Comisión de Movimientos Sectoriales del Comando, quien militó en AD al igual que el “Piro piro” zuliano. Es decir, ellos son adecos y ya comienzan a entenderse de manera perfecta. Además, en el fondo ambos también son carmonistas o sea golpistas: Rosales firmó el 12 de abril de 2002 el decreto de Carmona Estanga y Hernández integraba el gabinete que, por falta de tiempo, el ex presidente de Fedecámaras no pudo anunciar. Cabe destacar que los gritos proferidos por los presentes en el acto realizado para anunciar la conformación del comando de campaña de la rosaleda, recordaron al oposicionismo que celebró y aplaudió a rabiar el Carmonazo. ¿Con Rosales resucita el carmonismo sin Carmona? Uno no sabe.
Por lo tanto, la fracción de Primero Justicia que tendrá cierto poder en el grupo electoral de Rosales será el que encabeza Hernández. De tal manera, Borges -por disposición de Rosales- estará impedido de jugar siquiera el papelucho de pelele, de títere, de monigote; pues el justo rol que se le ha signado es el de vicepelele, vicetítere y vicemonigote.
A todas estas, ¿se habrá dado cuenta Rosales que en este momento apoderarse de Primero Justicia es como robar una cartera vacía, asaltar un banco quebrado o intentar cobrar un cheque sin fondo? Tal vez, esta pretensión de Rosales responde a una medicina, una táctica equivocada de su director de estrategia, Teodoro “Encanto” Petkoff.