La flexibilidad del lenguaje opositor no halla límites. Las metamorfosis del terrorismo guarimbero son infinitas. Ora es libertador, ora es colectivo infiltrado, ora es perseguido político, ora es mártir, ora es forajido. Sus transformaciones son prodigiosas: cuando sale a manifestar es cofradía de donceles y doncellas idealistas en gracia de Dios por bendición de curas y monjas, pero apenas comete sus ya habituales atrocidades es automáticamente colectivo chavista violento diabólico infiltrado. Cuando le ponen los ganchos el colectivo se vuelve súbitamente mártir político, pero vuelve a ser infiltrado cuando se evidencian sus desmanes o sapea a quienes más o menos lo mandan.
Es como quien engaña a su pareja y tapa una mentira con otra y otra y mil, armando una madeja infatigable de embustes cada vez más delirantes: Mi amor, estoy llegando tarde porque me abdujo un platívolo en donde gorilas verdes con cachos como esos que tú tienes me obligaron a comer sardinas con leche condensada y me rociaron este perfume barato…
Hablan palante y patrás. Ora exigen elecciones, ora las rechazan. Ora conminan a una Constituyente, ora la repudian. Yo no estuve en Miraflores apoyando a Carmona sino increpándolo para que se dejara deso y no firmé el Acta sino una lista de asistencia. Además, yo iba pasando por Miraflores por pura casualidad y de repente vi el zurriburri y zuas me deslicé con descuidada elegancia.
Son los príncipes de la contradicción: Nicolás Maduro es un dictador porque llama a votar por una Constituyente que convoca el poder popular originario y la dirigencia opositora es democrática porque amenaza con más violencia para impedir votar. Gritan libertad mientras obstruyen las calles para impedir esa libertad. Protestan porque no hay alimentos y queman toneladas de comida. En el aquelarre que se montaron en Miraflores el 12 de abril de 2002 destituyeron todos los cargos de elección democrática al grito de ¡democracia, democracia, democracia! ¿Golpista yo? Yo lo único que quiero es la salida violenta del rrrÉgimen. Malditos militares asesinos y narcocorruptos: Ayúdenme a dar un golpe para abolir la Fuerza Armada.
Cuando se habla con la oposición no se sabe ni de qué se habla ni con quién.