Parafraseando a Carlos Marx, y que me perdone el pensador socialista por glosarlo de este modo, podemos decir que “un mustio fantasma, llamado Manuel Rosales, transita por los caminos de Venezuela recogiendo los descompuestos despojos que aún subsisten de la IV República”.
Sin lugar a dudas, la mejor demostración de que el abanderado de William Brownfield anda montado en el destartalado carromato de la muerte recogiendo cadáveres políticos, es la conformación de su llamado comando de campaña. Su culto a la necrofilia lo evidenció el candidato de Bush, al escoger a todas las momias multicolores que lo cortejarán hasta su tumba el 3 de diciembre. Entre estos esqueletos que le acompañarán se hallan sus viejos compañeros de ese boquete sombrío que es AD.
Pero cómo le podemos exigir un comportamiento distinto a quien nació, creció y se formó bajo el amparo de la antorchita de AD. De tal modo, aunque en 1995 “se deslindó” mañosamente del partido que lo parió políticamente, para el candidato de Bush lo poco que queda del partido AD sigue siendo su único y permisible vínculo “ideológico” con la realidad nacional, demostrando que continúa sin disolver los grumos de su ignorancia milenaria.
La mejor prueba de esta sumisión político territorial que define al pupilo de los Halcones de la Casa Blanca, es que los hombres que lo han acompañado en el Zulia, en su inmensa mayoría, también hicieron pasantía en AD. De tal modo, cuando el representante electoral del imperio decide crear su partido Un Nuevo Tiempo su único esfuerzo organizativo fue realizar una simple mudanza de segundones para incorporarlos en la naciente organización partidista.
Dicho en terminología ajedrecística, el origen del partido UNT “encarnó un hipócrita enroque de militantes adecos para poder seguir sobreviviendo en el tablero político del Zulia”. Ante este mero cambio de nomenclatura, sólo usando el lenguaje de los plomeros podemos entender descriptivamente lo que expresamos en la jerga del ajedrez: “Un Nuevo Tiempo simbolizó un elemental servicio de limpieza y reparaciones en el sistema de cloacas del cuarto de cachivaches de AD en la región zuliana”.
Conociendo el pasado político del candidato de EEUU, a nadie le podrá parecer extraño el apoyo que los alcaldes adecos del Zulia le dieron a su mentor, protector, financista y bienhechor. También es coherente que los ex diputados adecos Pedro Pablo Alcántara (censor de prensa en tiempos de CAP II), Pastor Heydra (el de la “cámara arrechísima” usada para firmar celadamente a José Vicente Rangel durante el gobierno de Lusinchi), y Manuel Cova, del buró sindical de AD, hayan anunciado su respaldo al viejo compañero de partido.
En consecuencia, es totalmente comprensible que el secretario general de AD, Henry Ramos Allup, después de la farsa abstencionista que montó en la última reunión del CDN de su partido, haya dicho de manera muy didáctica al diario El Oriental en su más reciente visita a Monagas que “la militancia adeca tiene libertad de conciencia para participar o no en el proceso electoral”. Por su parte, el secretario general de AD en el estado Barinas, Andrés Eloy Camejo, dijo que “respeta la decisión y posición asumida por un grupo de dirigentes medios y de base en apoyar la candidatura de Rosales”. Como ustedes pueden ver, esta misma coplilla de la “libertad de conciencia” de la militancia adeca, también ha sido canturreada con igual tonito en varias regiones del país.
¿Por qué Henry Ramos Allup trata de enmascarar el respaldo de AD al candidato de la Casa Blanca? Simplemente, porque allí está el quid del juego político del “del NO, pero SI” que Ramos Allup, a través del truco y la manipulación, está poniendo en marcha en su recorrido por Venezuela.
Ramos Allup, con la solución camaleónica de “Adeco abstente, pero vota (ya tu sabes por quien)”, intenta ocultar que AD oficialmente apoya por debajo de la mesa al mustio candidato de William Brownfield. Hasta el nebuloso Roberto Smith, ex ministro de Transporte y Comunicaciones de C.A.Pérez, también tuvo que coger línea política y renunciar a su candidatura presidencial en favor del pupilo de Bush y fiel militante de la corriente de CAP en el Zulia.
Conociendo lo desgastado y desacreditado que está AD, muchos se preguntarán en este momento: ¿En qué puede perjudicar electoralmente al presidente Chávez el apoyo que los adecos le están dando al candidato de la Casa Blanca? La respuesta tajante es que en nada. Más bien este respaldo abierto de AD, le ha hecho perder al abanderado de EEUU los poquísimos votos que había logrado conseguir entre algunos indecisos.
Como no somos partidarios de complicar las cosas, explicamos que toda nuestra preocupación no gira en torno a mostrar o focalizar el pasado adeco del candidato del Imperio, ni en desenmascarar el apoyo que, a través de una supuesta “libertad de conciencia”, le está brindando en AD al pupilo de Brownfield.
Lo que si decimos con mucha pena ajena, es que la única inquietud que albergamos es la de saber lo siguiente: Después del 3 de diciembre, ¿qué se hará con los cadáveres políticos que el necrofílico candidato de Bush ha recogido entre los menguados partidos de la IV República?
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