La carta encubierta de Henry Ramos Allup

Carta a compañeros dirigentes de AD.

Para Carlos Andrés Pérez, Carlos Ortega (donde se encuentre furtivo jugueteando Bingo), Carlos Canache Mata, Humberto Celli, lector inveterado de la Gaceta Hípica, Luís “Caudillo” Alfaro Ucero, Jaime Lusinchi, Morel Rodríguez, Guillermo Call, Bernabé Gutiérrez, Federico Ramírez León, Antonio Ríos, Octavio Lepage, Cecilia Matos, Timoteo Zambrano, Luís Emilio Rondón, Antonio Ledezma, Blanca Ibáñez, Lewis Pérez, Liliana Hernández y muchos otros más que de noche se ocultan como fantasmas en el viejo bunker de AD. Atención: Claudio Fermín, que también es contigo.

Queridos compañeros, excompañeros, demás petimetres y lechuguinos:

Aunque muchos de ustedes creen que estoy inhabilitado para pensar, como si fuese un Manuel Rosales cualquiera, en los últimos días -despabilado y ladino por la poquita luz que aún emana la mortecina antorchita de AD- me he adjudicado como hobby ponerme a meditar y cavilar acerca de mi responsabilidad ante el partido y de las infectadas peloteras que están corroyendo internamente al partido.

Nadie, ni que Humberto Celli se haga el sueco leyendo la Gaceta Hípica, puede tratar de disimular o negar el trance, el morrocotudo brete, por el que estamos pasando y la anchura de las divergencias internas que atraviesan de extremo a extremo, como el Boquerón I, a nuestro ex memorable partido. Tanto es así, que el autor de los días políticos, George Bush, me dio un pinchazo en las orejuelas a través de mi teléfono BlackBerry 7250 Móvil Portátil celular, porque el control de AD se me aventó de las manos, tal cual como al compañero Carlos Ortega se le escapó de las extremidades superiores el sabotaje petrolero. Es irrefutable que la falta de ética, el brollo renovado y el hablar bajito de quienes conspiran, se haya convertido en un sucio copyright, en la marca, que está terminando de podrir, de fermentar, los castizos valores accióndemocratistas, hasta llegar a catequizarnos públicamente como “el río Guaire de la política venezolana”.

Alfonso Marquina, el tal Marquinita, y sus lugartenientes Pedro Pablo Alcántara, Manuel Cova, Luís Berroterán, Néstor “Gritón Pérez” Yancen, no tienen circunspecciones de ninguna naturaleza en valerse de la maquinaria sindicalera organizada y manipuladora para amedrentar, achicar con dádivas y sinecuras a miembros del partido, incorporándolos a la sargentería de nuevo cuño que se ha apelotonado al alrededor de la mustia ambición presidencialista de Manuel “Rosalito” Rosales, o sea Frijolito III, edición 2006.

De todos estos vasallos de Marquinita, reconozco que el sindicalero zuliano Néstor “Gritón Pérez” Yancen, me sacó el guijarro con sus vivas, encomios y enaltecimientos a favor de Carlos Andrés Pérez. Por lo tanto, quedarán desterrado de AD como lo demás predichos. Desde ya le anuncio al país que estoy en incorporar a AD a los eruditos Oscar Pérez, Oswaldo Álvarez, alias “Black Label”, Alfredo García Deffendini, Alejandro Peña Esclusa, Rhona Otolina, e incorporar al imperecedero Antonio Ledezma, entre otros, para tonificar con ralea, alcurnia, linaje, prosapia, nueva al partido. Esa es una de las asimilaciones correctas que deben forjarse de la jornada celebrada en el Ateneo de Caracas el pasado viernes 8 de agosto de 2006. Se van individualidades y entrarán otras, así quedamos análogos en cuantía y calidad.

Les decía, que a tropa roñosa de Marquinita y los miembros del Buró Sindical son los apañadores de aquellos talentillos escabrosos que abarataron de manera fachosa, bufona y chancera a nuestras celebérrimas consignas de lucha financiera, como lo fueron las inmortalizadas locuciones “De cuánto hay pa’eso” y “bájate de la mula”, a las que se incorporaron, para gloria nuestra, las lumbreras de los enunciados de “Me engañó la banca” y “he cubrido todos mis gastos”. Les corro la cortina para asentarles que, entre tanta tirantez partidista, se me han escapado un par de mofletudos lagrimones al recordar al Banco de los Trabajadores y a Recadi. ¡Qué tiempos aquellos! Ya decía Giulio Andreotti que “no desgasta el poder; lo que desgasta es no tenerlo”.

Estos dirigentes longevos y menguados, en un boyante siglo XXI, han estatuido dentro de AD no una corriente ideológica, alentada de tendencias sin correlaciones principistas, sino una coalición de apetencias de un Nuevo Tiempo Bushista que ya está envejecida, que ya está vetusta, que ya está enmohecida, pues se ha orientado hacia el control del poder al precio que sea, pero persistentemente exigen que la repartición sea en dólares, como colectan billetes verdes los directivos lechuguinos de esa sociedad mercantilista invocada Súmate. En síntesis, nos quieren picar adelante, y eso jamás lo permitiremos. El billuyo debe ser indiviso y en trozos equivalentes.

Aunque muchos discurran en que estoy carente de cognición, considero un deber de conciencia recordarles, con la refulgencia meridiana del moribundo ciriecito, de nuestra agónica antorchita adeca, que los patronatos democráticos de Venezuela estarán en contingencia axiomática de naufragio si ese grupo de aventureros solapados tras la loca rosaleda electoralista acorrala al partido.

Estos desaprensivos blanden extremistas gallardetes para envolver la averiada mercancía de su nada limpia conducta mañosa de ir a votar, cuando desde la Casa Blanca nos dictaminaron punzantemente que, ni por traspié, ni por un desliz y mucho menos por un gazapo electoralista, asomáramos el 3 de diciembre nuestras arremangadas narices en los focos de votación. Les recuerdo que los planes de contingencia oposicionista son dos, sólo dos. Plan A: Hacer el aguaje de pretender participar y meterse en su concha antes del 3 de diciembre. Plan B: Anunciar y gritar “Fraude” a las 12 de la noche del domingo 3D. Esa es la orden. Quienes duden, depuren su ideas con Bush, y sabrán al dedillo de buena tinta.

Para todos es certificada la pirotécnica verbal rosalizante que esta maquinaria, a henchida luz del día, está lanzando sin empacho alguno contra mi calmosa y sosegada personita. La culpa de este nefasto pasaje que vive el partido es de quienes han instituido un equipo fraccionalista en escala nacional orientado a cercenar la unidad y de usufructuar el poder del partido. Con lamentación meridiana, este grupastre se arremolina como moscardones alrededor de Rosalito, quien despedazó a nuestro partido en el Zulia y fragmentó a Primero Justicia en tres calamitosos toletitos.

Ante estas circunstancias enfadosas, me he visto más alborozado que Julio Borges y Gerardo Blyde juntos, para plantearles la parvedad de integrar un comando nacional con el objetivo único, puntual y específico de pasar por las horcas caudinas a este grupo fraccionalista. Por lo tanto, debemos proscribir del partido a la caterva divisionista dirigida por Marquinita y sus depuestos adláteres, como son los señores Alcántara, Cova, Berroterán, “El Gritón” Yancen y otros más de cuyos motes no quiero acordarme, por decirles algo decoroso.

Instituido el caudillaje anti fraccionalismo, les despacharé un acumulado de insinuaciones, resultado de la usanza política y partidista que ostento después de afanarme con intrepidez junto a veteranos con jerarquía, como El Caudillo Alfaro Ucero y el siempre resonado Jaime Lusinchi. Los declaro cabalmente idóneos para confeccionar y poner en marcha un plan operativo capaz de tomar composturas habilidosas y lograr el descalabro de ese aparato fraccional híbrido, mezcla de neorosalismo y de neobilluyismo de funesto linaje.

Mi nombre no tiene por qué encubrirse como un Carlos Ortega en fuga. Aunque ya nadie respeta mis impertinencias, ni se doblega a mis decisiones, debe saberse, darse a conocer. Me antojo ser traslúcido al exponerles mi criterio. Considero que no debemos avivar una quiebra descerrajada con Marquinita y sus sargentillos. En caso de que piquen la división del partido, los aislados y derrotados serán los miembros de este grupastre. Si conservan sus pretensiones divisionistas, le tiraremos a Carlos Ortega para que barra con todos ellos en un juego de Bingo a cartón lleno, que será transmitido en vivo y directo a través de los canales privados de televisión, sobre todo a través de la planta televisora que regenta el compañerito Alberto Federico Ravell. Reúnanse y hagan una vaca, porque hará falta muchos reales y todos ustedes saben como se bate el cobre en este país.

Mientras tanto, lean colectivamente los libros de Condorito. Analicen la Gaceta Hípica y discútanla en razonadas argumentaciones en círculos de estudios con Humberto Celli, que de eso él sabe mucho porque es su especialidad. Envíenme con una Comisión de Compañeros las conclusiones a que llegaron. En sobre cerrado, consígnenme aparte la enumeración de los terminales de loterías con mayores posibilidades de prorrumpir esta semana y los nombres de los caballos favoritos para ganar en las carreras del 5 y 6. En todo esto debe haber mucha unidad de criterios, o si no lo perderemos todo.

Les informo que en este momento, Marquinita y sus adláteres pretéritos y caducados que serán expulsados del partido se están adosando peligrosamente a mi casa. Si se aventuran a tantear el timbre de mi morada, ¿qué hago? ¿Qué les digo? ¿Les abro la portezuela o les exteriorizo que no hay nadie en la vivienda? ¡Auxílienme, que si me quitan el partido desaparezco como Alfarito! ¡Socórranme, que estoy perdido como toda la oposición!



Fraternalmente, Henry Ramos Allup.


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Vidal Chávez López


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