Desde el mismo momento que Rosalito anunció los nombres de los integrantes de su comando de campaña, a muchos venezolanos se les erizó la piel y tuvieron la premonición de que algo extraño, más temprano que tarde, sucedería en el seno de este grupo de oposicionistas. Pues, del thriller macabro que representaba la tenebrosa resurrección de la Coordinadora Democrática, nadie podía esperar nada bueno, sino todo lo contrario.
Lo que para muchos representó un angustioso presentimiento, en cosas de semanas se convirtió en una espantosa realidad. Ya lo dijo la Biblia, San Mateo 7:15-20, que “por sus frutos los conoceréis”, ya que el árbol malo da frutos malos. O sea que, en esta “comandita oposicionista carmonista-bushista”, se concretó aquella patética frase de Sampath: “Mi mensaje es mi mentira”.
Por lo que hemos visto, era sólo de dar tiempo al tiempo para que la tristemente recordada Coordinadora Democrática, capitaneada por Rosalito en su versión 2006, reincidiera en sus desaciertos, sus engañifas, su torpeza y sus manipulaciones que siempre ha caracterizado sus actuaciones.
Concretando la frase “mi mensaje es mi mentira”, la Coordinadora II inventó la card debts “My Black” (por su original versión en inglés emitida por la White House), como un acto de prestidigitación de Mandrake El Mago, en un intento de encantamiento para intentar enamorar bribonamente a algunos venezolanos incautos.
Esta trampa electoral, teniendo como locutores oficiales a William Ojeda y Pedro Pablo Alcántara, ofrecía a todo gargüero una oferta engañosa: “Atrévete. Con sólo presentar su cédula de identidad, usted se hará acreedor de 600 mil a un millón de bolívares sin hacer nada. No pele ese boche. Venga ya, y métale la mano a la quinta parte de la renta petrolera, que la tarjeta Mi Negra sirve para eso y mucho más”.
Pero esta farsa, este burdo sainete de la tarjeta “My Black” no podía durar mucho tiempo. Por eso, días después, en un recorrido por el barrio El Manzanillo, municipio San Francisco, del estado Zulia, el candidato de la CIA afirmó que “la tarjeta de débito “Mi Negra” se le entregará a los desempleados con una asignación mensual entre 550 mil y 1 millón de bolívares” (Panorama, 11-09-2006).
¿Cómo es la cosa? ¿Son 600 o 550 mil bolívares? ¿Qué pasó con esos 50 mil bolívares faltantes? ¿Quién de la Coordinadora II se quedará con esa comisión que representa más de un billón de bolívares?
Al rebajar su oferta inicial, Rosalito comenzaba a reconocer públicamente que los números no le cuadraban para poder concretar el pago de “My Black”, en el supuesto negado de que ganara las elecciones presidenciales. Es decir, los guarismos de Rosalito comenzaban a vérselas negras ante la imposibilidad de “pedirle peras al horno”.
El timador había sido timado por sus sesudos asesores. ¿Formarán parte de este grupo de consejeros Teodoro “Agenda Venezuela” Petkoff y Julio “Manolito” Borges? Recordemos que ambos, en su precampaña electoral, ofrecieron la cesta ticket petrolera que sería cancelada utilizando un determinado porcentaje de los ingresos provenientes del petróleo.
De tal manera, el desesperado mensaje subliminal que Rosalito proyectó desde un barrio marabin, fue develado tres días después por el ganadero zuliano Ángel Emiro Vera, integrante de la comandita bushista.
En tal sentido, Vera -en un conato de aborto que anunciaba la muerte prematura de “My Black”-, sin mayor retórica echó a un lado la propuesta primigenia de financiar a la demagógica oferta con los recursos de Pdvsa, para de raspar la olla, de meterle mano a las finanzas del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden).
En clara evidencia de que el ofrecimiento electoral tiene un trasfondo privatizador de la renta petrolera, el vocero de Rosalito desnudó la propuesta oposicionista al anunciar que incluye la participación del sector financiero. Es decir, que los banqueros -en el más crudo liberalismo salvaje- antes que los pobres están dispuestos a caerle a palos a la piñata de los 30 billones de bolívares que costaría la inversión inicial de “My Black”. (El Universal, 13-09-2006, página 1-5). O sea, que los sectores económicos terminarán siendo los verdaderos beneficiados en caso de aplicarse la card debts “My Black”,
Además de reconocer que los cálculos de Rosalito y los de sus sesudos analistas estaban errados, la Coordinadora Democrática II cometió un grave desliz táctico al escoger al ganadero Ángel Emiro Vera como su portavoz para anunciar el nuevo mecanismo que se utilizaría, en su supuesto negado, para financiar a “My Black”.
El error estuvo en que Vera, ex diputado de un Nuevo Tiempo en la AN, se había opuesto en el parlamento a que se tomaran recursos de las reservas internacionales como base para la creación del Fonden: “Yo pienso que es un error, pienso que es inadecuado, pienso que no es serio y que pudiéramos en el corto y mediano plazo, estar pagando las consecuencias de hacer una decisión de esta naturaleza, que pueda poner en peligro el futuro y la estabilidad económica y fiscal del país”. (Diario de Debates de la Asamblea Nacional, sesión ordinaria de 19/07/2005).
O sea, el exitoso organismo financiero al que se le hizo burla por considerarlo como una “ficción presidencial” y que fue calificado por la bancada de Rosalito en la AN como “un error”, como “inadecuado” por “poner en peligro el futuro y la estabilidad económica y fiscal del país”, hoy podía servir para aportar los recursos necesarios para financiar los demagógicos antojitos del candidato de Bush.
Igual que fracasaron en el golpe de Estado del 11A de 2002, que se quedaron en la estacada en el sabotaje petrolero a Pdvsa, que les salieron mal las guarimbas terroristas, los cerebrados dirigentes de la Coordinadora Democrática II, al quedar al descubiertos, tuvieron que reacomodar su discurso demagógico para intentar reflotar la ya mohosa y envejecida oferta electoral de “My Black”.
Pero a la comandita oposicionista agrupada en la Coordinadora Democrática II no sólo no le cuadran los números para capitalizar a “My Black”, sino que tampoco encajan los guarismos del financiamiento de la campaña electoral de Rosalito.
De tal modo, el comando de Rosalito, mostró ante el CNE un monto de cero bolívares registrados durante el primer mes de promoción como aspirante a la Presidencia de la República, lo cual podría ser catalogado como un récord Guiness.
Si Rosalito no ha invertido ni un céntimo para realizar su campaña, ¿cómo puede explicar la evidentemente desproporción entre lo que se observa en su publicidad y propaganda electoral y lo que dicen sus libros contables presentados ante el CNE? Si Rosalito no ha gastado nada para vender su imagen, ¿de dónde surge su propaganda electoral y quién la paga? ¿Acaso cae del cielo o más bien proviene del exterior? ¿Por qué Rosalito trata de esconder los nombres de sus financistas? ¿A quién encubre? ¿Por qué no le rinde cuentas claras al CNE y al país?
Lo indiscutible, “por sus frutos los conoceréis”, es que nadie puede esperar nada bueno de la Coordinadora Democrática II. Ante sus constantes falsedades y manipulaciones, Rosalito debiera cambiar su devaluado eslogan electoral por el de “Mi mensaje es mi mentira”.