Henri Falcón no se atrevió a decir que le hicieron fraude. Como no lo hizo cuando perdió la gobernación de Lara. En aquella oportunidad admitió la derrota y se dispuso a lanzar su candidatura presidencial pese fue derrotado ampliamente en la entidad en la cual gobernaba.
Pero esta vez si halló motivos para mostrarse insatisfecho como por lo relacionado con los "Puntos Rojos", que fueron, según su opinión, colocados dentro del perímetro prohibido, según acuerdos previos entre los comandos de campaña y el CNE. Pero también hizo mención a una serie de actos que caracterizó como de ventajismo. Es cierto, muchas de las cosas señaladas y otras que no, se vienen practicando en las contiendas electorales, no sólo por parte del gobierno sino también por factores opositores. Cosas que se deberían corregir, como que los medios del Estado y también los privados no pueden convertirse en órganos al servicio exclusivo del o de los candidatos de su preferencia. Falcón algo tenía que decir, incluso eso de reclamar nuevas elecciones.
Pero lo primero a considerar fue el acto de audacia, digno de elogio, de Falcón de romper con la actitud abstencionista opositora, fundamentado en muchas cosas que posiblemente él seguirá dándole el valor que tienen. Es a todas luces insustentable e injustificable la táctica abstencionista. Pues el medio electoral, según la constitución vigente y la civilidad misma, es el único para deshacerse de un gobierno elegido por el voto popular, sobre todo cuando ella da oportunidades, hasta como el referendo revocatorio previsto para la mitad del período. Pensar que Falcón pudiera romper ahora la postura abstencionista de mucha gente, cuando además habían otras candidaturas opositoras que de hecho abrían la posibilidad de división, fue una ilusión. La oposición, la encabezada por la MUD, de la cual Falcón formó parte, lleva años promoviendo casi de manera unitaria aquella opción, que al acompañarla con la violencia creo expectativas más inmediatas y hasta de llegar a destruir al enemigo. Si se habla, con mucha razón, de un voto duro Chavista, también es pertinente hacerlo de uno que sigue duro en la abstención y violencia por tanta práctica, insistencia y odio. Cambiar ese estado de ánimo de un día para otro, o mejor en pocos días de campaña y sin suficiente cobertura y recursos materiales, organizativos y discursivos, era y es una tarea sumamente complicada y difícil. Falcón debía y debe saberlo. Su más sólida barrera, no fue el ventajismo oficial, que si lo ha habido, menos eso como infantil de los "Puntos Rojos", sino la predica de la abstención y violencia por años que aquí se aplicado como forma de oponerse y hasta intentar sustituir al gobierno. Su votación sin ser muy cuantiosa, posiblemente es ahorita mayor que cualquiera de alguno de los grupos o partidos opositores que no le acompañaron por mantenerse en la posición abstencionista. Una reciente encuesta de Datanálisis, que para él debe tener mucha credibilidad, informa del desmesurado rechazo de los votantes del cual son objeto ahora mismo Capriles y Leopoldo López. La campaña electoral esta, produjo un enorme cisma en AD. Todo convierte a Falcón, en por lo menos, una importante referencia. Buscar el reenganche con el núcleo dirigente de la oposición abstencionista sería para él su muerte política. No le van a recibir y si lo hacen por lo que ahora representa no le van a reconocer su fuerza y sus valores. Porque chivo que se devuelve se desnuca.
Su futuro político está en organizarse e iniciar la tarea meticulosa, paciente de convencer que la posición del grupo abstencionista, por serlo, pues no admite el uso de los medios legales, supone la violencia y la arbitrariedad. Que la salida es pacífica y hay que construirla con paciencia. Por ahora debe pensar mucho, no desesperarse, contradecirse y partir de la idea que el pueblo todo, por razones de historia, costumbres y hábitos es pacífico. Y este estado de ánimo es posible rescatarlo. No es verdad que esa alta cifra de abstencionistas se deba al mensaje de la oposición que no quiere elecciones ahorita ni mañana. Un buen número de esas personas se siente dejada a la desbandada por su dirigencia, pues es de todos conocido como la mayoría de ella está desde meses atrás viviendo en el exterior, escudándose o protegiéndose de lo que aquí pueda suceder y no hace política, sino espera que la hagan por ella. Otro, no sintió con la suficiente fuerza el llamado de falcón, lo que este mismo y los suyos deben precisar. Y finalmente, un buen número lo forman gente que está disgustada con el gobierno que antes votaron por éste y podrían ser incorporados por Falcón según las circunstancias que caracterice el proceso político de los próximos días y meses.