Monseñor Basabe y su llamado al infierno

Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que el obispo de la Diócesis de San Felipe, Víctor Hugo Basabe, encarna al mismo diablo o aquellos sacerdotes que le hicieron la vida imposible al libertador Simón Bolívar, cuando junto a un puñado de valerosos neogranadinos y venezolanos, de temple y coraje, emprendió la campaña admirable para darle la libertad a Venezuela.

Con solo repasar algunos textos históricos, como las Memorias del General O´Oleary, nos daremos cuenta como sacerdotes de aquella época, firmemente comprometidos con la corona española, en manos de Fernando VII, utilizaron incluso el terrible terremoto de 1812, que destruyó a Caracas, San Felipe y buena parte de Valencia y Barquisimeto, como campaña mediática para hacerle creer a la población agobiada ante el sismo, que todo era producto de un castigo divino o de la providencia, por cuanto el pueblo venía apoyando el proceso emancipador.

De monseñor Basabe es poco lo que sabemos, sin embargo sus credenciales dan fe que es nativo de Bobures, esa población hermosa de afro-descendientes del Zulia, que lo vio ordenarse como sacerdote en Caja Seca, en el año 2000.

Después recibió en Roma de manos de Monseñor Roberto Lücker, cuestionado también por su conducta indecorosa, la orden episcopal, en el año 2016.

Incluso, sabemos también que ostenta el título de abogado de la República, lo cual, a nuestro entender, deja mucho que desear, si hablamos como interpreta la Constitución, el estado de Derecho y otros preceptos legales.

De verdad desconocemos por igual el por qué Basabe se apartó de ese pueblo maravilloso que cohabita a las orillas del lago de Maracaibo, pues no quisiéramos pensar que sus hermanos, las personas de color que allí habitan, le dan grima o alergia, y espero que nuestras palabras no lo ofenda.

Basabe se apareció en Yaracuy como un satélite caído del espacio. Ningún vínculo -hasta donde conocemos- se le conoce con este pueblo. Lo que si podemos decir es que a escasos días de su llegada a San Felipe dio claras demostraciones que pertenecía a esa cofradía de sacerdotes golpistas, que han venido operando desde la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

Tal parece que Basabe en nada se diferencia a monseñor Ovidio Pérez Morales, o al más acérrimo enemigo del proceso revolucionario, como lo es Baltazar Porras o al cardenal Urosa Sabino.

Desde luego está claro que este cura conspirador, y me dispensa la sinceridad, viene de la misma escuela del padre José Palmar, quien ha pedido grotescamente infinidades de veces, por su twitter, que los gringos nos caigan a plomo para derrocar al régimen.

Desde luego es evidente que Palmar, además de un exorcismo, requiere atención psiquiátrica. Quizás ahora que vive en el imperio y que tiene las herramientas para ello no sería de extrañar que se auto-explotase, para darle satisfacción a tanto odio que lleva en su alma.

¿Por qué es necesario cuestionar Basabe?. No por el hecho que sea infinitamente opositor, nada de eso, ni porque así lo haya expresado. La conducta repudiable que se merece este falso representante de la Iglesia Católica se hace merecedora porque violenta el precepto de la paz, el amor y la hermandad entre los yaracuyanos.

Ya antes Basabe había utilizado desde Barquisimeto a la inmensa feligresía que acude todos los años a rendirle culto a la santísima virgen La Divina Pastora, para promover un discurso cargado de odio, de revanchismo y golpista, en desmedro de lo que debe ser realmente un vocero de la iglesia Católica

No hay duda que Basabe, que se ampara en una sotana de obispo, induce a los venezolanos a promover conductas cuestionadas en cualquier sociedad, cuando se violentan las leyes.

Esa figura de sacerdote inmaculado, que todo lo puede, la utilizó también Basabe para promover un vídeo, por intermedio de las redes sociales, con la idea de hacer creer que varios adolescentes que aparecían desnudos estaban siendo golpeados por funcionarios policiales de Yaracuy, cosa que aquí en esta entidad no se llevó a cabo.

Si bien las imágenes hay que repudiarlas, vengan de donde vengan, el cura mentiroso las utilizó con el fin de desprestigiar la figura y gestión del gobernador Julio León, solo por el deseo de hacer daño a quien ha venido trabajando denodadamente en favor de mantener la paz y el buen vivir entre los yaracuyanos.

Aquí nadie niega que el país está viviendo una crisis sin precedente, pero lo inconcebible es que no se admita, como lo ha venido reiterando la CEV, por intermedio de sus lacayos sacerdotes, que el imperio no es el culpable de las penurias que nos agobian, a pesar que descaradamente impulsa y promueve sanciones continuas a la República.

Hemos visto, en su último comunicado, que la CEV llama a que se permita la ayuda internacional, pero nada dice en favor de contrarrestar las sanciones que el imperio nos viene imponiendo descaradamente.

Un verdadero obispo, tomando en consideración la situación que vive la nación, está llamado a promover la paz por sobre todas las cosas, pero también el diálogo, el entendimiento y la reconciliación, y no estar de manera soterrada, de bajo de una sotana, incitando al odio y a la división entre los venezolanos.

Rueda el comentario que ahora Basabe dice que él no habló ni publicó nada en nombre de la Iglesia, sino que lo hizo a título personal. A vece visto tremenda irresponsabilidad. Es decir, si Trump ordena un ataque a Venezuela no lo hizo el presidente del imperio, sino el loco que trae Trump en la cabeza.

Que grave daño, y así lo percibimos, por cuanto nos sentimos creyentes y respetuosos de las palabras del papa Francisco, se le hace a la Iglesia Católica con sacerdotes como Basabe, que solo contribuye, junto a la CEV, a alejar cada días más a la feligresía de las iglesias venezolanas y a prestarle un flaco servicio a la hermandad que debe existir entre el pueblo venezolano.



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Italo Urdaneta

Periodista, historiador y profesor universitario

 italourdaneta@gmail.com

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