En una reciente entrevista concedida al periodista Roger Santodomingo y publicado la página Web del Noticiero Digital, el oposicionista Teodoro Petkoff reconocía como una hazaña que, tanto él como Rosalito, le mintieron al país ya que el candidato de George Bush nunca tuvo opción ni posibilidades de ganar las elecciones presidenciales del pasado 3 de diciembre.
En la citada entrevista (“Nunca creímos en pajaritos preñados”) Petkoff señala que “la tendencia estuvo clara desde el primer momento. Bueno chico, ya que pasó todo, puedo decir con franqueza que, por lo que a mi respecta, que creo conocer el país, que no estoy distanciado de la realidad popular venezolana, para mí no había ninguna duda del resultado”.
“A confesión de parte, relevo de prueba”, reza un antiguo aforismo jurídico que viene como anillo al dedo a este dúo de mentirosos convictos y confesos. Pues, este parcito de neodemócratas, es el mismo que creyó y apoyó el 11 de abril de 2002 al breve gobierno dictatorial de Pedro Carmona Estanga.
“A confesión de parte, relevo de prueba”. El 12 de abril del año del golpe de Estado al presidente Chávez, el manager de turno de Rosalito escribió en TalCual un editorial (“Chao Hugo”) que demostró el concepto que tiene de la democracia: “Aquí no hay manera de resolver institucionalmente el cambio político habido. Vicepresidente, presidente de la Asamblea, presidente del Tribunal Supremo no sobreviven al colapso del chavezato. Esa línea de mando institucional murió con el régimen. Ya se verá como se resuelve el problema de las formas…”.
Y es mismo día Rosalito, como si se hubiese puesto de acuerdo con su actual director y gerente político, refrendó el decreto de Carmona que destituyó “de sus cargos ilegítimamente ocupados al presidente y demás magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, así como al Fiscal General de la República, al Contralor General de la República, al Defensor del Pueblo y a los miembros del Consejo Nacional Electoral.
El Presidente de la República en Consejo de Ministros previa consulta con el Consejo Consultivo designará a la brevedad posible a los ciudadanos que ejercerán transitoriamente esos poderes públicos”.
DOS COBEROS DE POSTÍN
Así como Petkoff, el que mientan Rosalito es también un mentiroso inveterado. Recordamos que durante la recién finalizada campaña electoral, a Rosalito -en un encuentro con los corresponsales extranjeros- le preguntaron por qué había firmado el decreto Carmona. Ni corto ni perezoso, Rosalito -con la misma frescura de quien se va vestido en short y franela por las tardes a respirar la brisa lacustre en la Vereda del Lago de Maracaibo-, respondió: “Asistí a un evento (la autoproclamación de Carmona como presidente) y firmé mi asistencia”. Es decir, Rosalito pretendió hacerle entender a los periodistas que él se apareció en el Salón Ayacucho de Miraflores y estampó su rúbrica aprobando el Decreto Carmona, creyendo que era la lista de asistencia al convite que encabezaba Carmonita. ¡Y le creímos esa mentira!
Igualmente recordamos que Petkoff elogió el golpe de Estado del 11-A en su citado editorial al resaltar lo siguiente: “Culminaron así tres años francamente desastrosos, durante los cuales un demagogo incompetente, sin visión alguna de país, embaucó a los más pobres y humildes de nuestros compatriotas, jugando con su justificadísima ansia de justicia, manipulándola para construir un poder personal y personalista”.
Cuatro años después del 11-A, luego que el presidente Chávez derrotara al pupilo de Bush, el oposicionista Petkoff declara que él sabía de antemano que ese supuesto “demagogo incompetente, sin visión alguna de país” sería el candidato vencedor en la elección presidencial del 3D con una votación aplastante del 63,38 por ciento.
“Siempre partí, puertas adentro, de que a nosotros lo que nos iba a tocar enfrentar era justamente un resultado desfavorable. Y eso pasaba por actuar del modo como se hizo para impedir que la natural decepción que mencionas se transformara en una desbandada. Y creo que lo logramos”, argumenta Petkoff para justificar sus mentiras.
Y agrega: “La tendencia estuvo clara desde el primer momento. Bueno chico, ya que pasó todo, puedo decir con franqueza que, por lo que a mi respecta, que creo conocer el país, que no estoy distanciado de la realidad popular venezolana, para mí no había ninguna duda del resultado”.
Petkoff declara también como él y Rosalito se burlaron de los seguidores del oposicionismo, cuando desde el Comando de Campaña del sector opositor se inflaron encuestas y se crearon falsas expectativas que, luego de la aplastante derrota, ha sumido en una especie de depresión a quienes creyeron en el candidato de George Bush.
“Naturalmente, tiene que hacer el juego de estimular a sus propios partidarios diciendo esas, vamos a llamarlas, mentiras blancas”. “Pues obviamente, había que dar una respuesta también que permitiera que la gente no se desanimara antes de tiempo”, alega Petkoff.
“MENTIRAS BLANCAS”
Tal como lo arguye Petkoff, la dirigencia opositora ha ido engañando con ese eufemismo que ahora llaman “mentiras blancas” a sus incautos seguidores. Desde el “¡Chávez vete ya!”, pasando por el sabotaje petrolero, los militares golpistas de Plaza Altamira, las guarimbas, los paramilitares de la hacienda Daktari, el invento de los topes y del Cisne Negro para no reconocer la derrota en el referendo revocatorio, la existencia de satélites rusos y árabes que alteraron los resultados electorales de 2004 y 2006, el demagógico y populista invento de la tarjeta de débito Mi Negra hasta llegar a la precaria candidatura de Rosalito, son algunas de las “mentiras blancas” con que la dirigencia del sector opositor ha ido llenando el morral de fe de sus partidarios.
Jactándose de haber mentido a conciencia, Petkoff revela: “Ninguno de nosotros creyó en pajaritos preñados porque teníamos, especialmente él (Rosalito), el cuadro claro”. Así queda al desnudo la lengua y la mente del dúo mentiroso que hoy pretende dirigir al oposicionismo.
Como en el oposicionismo mentir es parte de la táctica y la estrategia política, queda pendiente la respuesta a la pregunta siguiente: ¿Qué otras mentiras se traerá entre manos el dúo cobero de Petkoff y Rosalito? ¡Miente que algo queda!, es la orden llegada desde la Casa Blanca.
Ya me lo decía un amigo en la redoma de Petare: “Petkoff y Rosalito son más falsos que una escalera de anime”.
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