La oposición arremete pero se rebela ante el contra ataque

Las posturas de la oposición venezolana, sobre todo la extremista, va más allá de los límites y del asombro. Durante estos veinte años que llevamos de revolución se ha dedicado todo el tiempo ideando planes conspirativos, triquiñuelas, y un sinfín de acciones fuera del marco legal, pero en ningún momento presenta un proyecto viable que pueda entusiasmar al país para que se incline ante sus ofertas electorales.

Decimos esto porque el cinismo, de quienes quieren llegar al poder a la fuerza, por la vía de los callejones, pretende que el gobierno, tras venir soportando a lo largo del tiempo las arremetidas de una oposición incontrolable, se enoja, se rebela, cuando siente el contra ataque.

Es decir, esa oposición que pide sanciones, bloqueo y que se nos invada, desea que el gobierno, en este caso, permanezca de brazos cruzados, a la espera de una "muerte" casi segura, de ser así.

Es innegable que el país se debate en una guerra y esto al parecer sigue siendo ignorado por muchos venezolanos, simplemente porque aún los tiros no se han dejado escuchar.

La guerra es tácita, elocuente, por demás evidente, por cuanto el gobierno de Estados Unidos así lo ha declarado, con sus acciones coercitivas en contra del país.

Ahora bien, retomando el llanto que mantiene la oposición, cada vez que el gobierno acciona sus baterías de defensa, lo último que hemos podido notar es que estos opositores extremistas le salieron al paso al decreto que acaba de firmar el gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, que busca evitar las concentraciones para que no continúe la propagación del Covid-19.

Yo diría además que ese decreto, al mismo tiempo, aún cuando no fue esa la intención de crearlo, evitaría también que los alimentos sean acaparados por algunos vivos, entendiendo lo difícil que está siendo abastecer al país motivado a las sanciones impuestas desde el imperio.

Así pues que a la oposición extremista no se le haya orilla, pues lo de ellos es seguir con los planes desestabilizadores, pero al mismo tiempo chillan, como cerdos hambrientos, cuando notan que el gobierno asume posturas de defensa ante los problemas que afectan al país, que no surgen muchas veces, de manera espontánea, como una inmensa mayoría lo sabe y los siente.



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Italo Urdaneta

Periodista, historiador y profesor universitario

 italourdaneta@gmail.com

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