Las diez mentiras y falacias más comunes del antichavismo

El subtítulo de lo que dice allá arriba iba a ser: “Cómo pulverizarlas”. Es bueno copiar de vez en cuando el tonito de la autoayuda; hay un Chopra que vende más por los títulos que por la tripa. Sólo que la lectura de esto es gratis, y además, si lo vemos con detenimiento, es fácil concluir que no hay nada más fácil de reventar que todas las mentiras y algunas falacias. Algunas, sí; no olvidar que una falacia no necesariamente es una mentira, sólo que en labios de estos “sabios” ciertos análisis que podrían merecer respeto, como por ejemplo el tema violencia criminal (ellos lo llaman “inseguridad”, porque así les ordenan los medios identificarlo) quedan desnaturalizados.

El caso es que el Globovisionario promedio se ha aprendido un discurso hecho de códigos automáticos, frases hechas y eslogans, estructura y discurso válidos si quien los blande es una señora indefensa que jamás sale a la calle ni dialoga con gente de carne y hueso, sino que está expuesta a lo que la propaganda antichávez la empuja a pensar, pero que resultan inaceptables en boca de esos ejemplares que se autodenominan “clase pensante”.

Advertencia previa, que ameritará otros abordajes: en conjunto y en sus detalles, estas fantasías pudieran causarle gracia a la gente que sí vive el país. Digo “vivir el país”, porque hay personas que viven “en” el país, físicamente, pero que está desconectada de las verdades más íntimas, esas que sólo se perciben pateando la calle, discutiendo alegrías y amarguras con el pueblo profundo. A quienes les causen gracia los siguientes esquemas mentales, y aquí el sentido de la advertencia, es preciso que recuerden que la consolidación de los mismos en el cerebro de una importante masa de la población es una bomba de tiempo diseñada y activada metódicamente, con unos fines u objetivos específicos. Las rabias acumuladas suelen estallar de manera espantosa cuando no se drenan debidamente. El detonante del drama de abril 2002 fue una cosa tan pueril como la expulsión de unos patiquines y señorones de Pdvsa; si la masa antichavista sigue acumulando rabias y frustraciones, un día volverá a estallar porque Bernal le metió una patada a un perro, porque Carreño dijo que el comunismo es chévere o porque Jorge Rodríguez opinó que Gaby Espino está buena. Eso, la acumulación de odio, es un proceso bien planificado. Así que el recuento de los envases acumuladores de rabias debe ser visto a la luz de esta verdad, y no sólo como el chiste que parece ser.

Van las mentiras y falacias:

1 - Chávez les regala los reales y el petróleo a otros países.

Que se sepa, las relaciones entre países están regidas por el capitalismo, y a esta dinámica no escapa ningún país del mundo. Ninguno. En lo particular esa realidad me parece despreciable y es lo que estamos luchando por cambiar, pero una vez enterados de que la raza humana en su aplastante mayoría anda esa onda, hay que decirlo: Chávez no entrega dinero ni petróleo a cambio de nada. Todos los países que han recibido petróleo venezolano o ayuda venezolana están entregando algo a cambio, no a Chávez sino a este país. Quien se pregunte “¿y dónde está eso que hemos recibido?” es porque no conoce el país o no se fija en las noticias importantes sino en las insultantes. Al sifrino promedio le asquea particularmente “el regalo de petróleo a Cuba”. Habría que decirles, si quisieran escucharlo y entenderlo, que todo el petróleo del mundo no alcanza para pagar una sola de las vidas que los médicos de Barrio Adentro salvaron en los barrios caraqueños. Pero no vale la pena intentarlo.

Por lo demás, valdría la pena averiguar por qué los gloriosos políticos y analistas venezolanos no defendieron los recursos venezolanos con el mismo furor, cuando los meritócratas de la vieja Pdvsa se lo regalaban todo a los gobiernos norteamericanos, a cambio de la figuración en las listas de Forbes como “una de las empresas más productivas del mundo”. Lo que se compró con todo ese petróleo fue el título de “buenos gerentes” para Giusti y dos docenas más de señorones intocables.

2 – Vamos rumbo al comunismo.

Va una respuesta despechada: los mayores esfuerzos, las políticas más agresivas de este Gobierno, apuntan más bien hacia la consolidación del capitalismo (MERCOSUR, OPEP fuerte, industrialización acelerada, orgullo patrio por la proliferación de autos en las calles, etc.). Lo gracioso del análisis es que los mismos sujetos que elevan sus gritos de pavor por la llegada del comunismo, a los pocos minutos se desvelan por demostrar que las políticas del Gobierno son malas... por neoliberales.

3 – La inseguridad es producto del discurso violento del presidente.

Alguien debió explicarles a los nuevos “expertos” en criminalidad que el problema no es la inseguridad sino la violencia criminal. Pero en fin, nuevamente sugieren que a estas policías corruptas las parió Chávez. Que antes del 98 vivíamos en un paraíso. Que el crimen violento tiene que ver con el discurso gubernamental “que incita al odio”, como si en 1994, año en el cual gobernaron en el país par de güevonotes (Ramón J. y Caldera) no se hubiesen alcanzado cifras récord de asesinatos y terrorismo (remember los carros y sobres-bomba), a pesar del discurso en apariencia bonachón de los fulanos esos.

4 – Está en peligro la libertad de expresión.

Lo dicen unas cien veces al día. No me dejan hablar, No me dejan hablar, No me dejan hablar, No me dejan hablar. Claman por un carcelazo, una persecución, aunque sea una visita domiciliaria. Y nada que el gobierno los convierte en mártires.

5 – Corrupción.

No es mentira pero en su hocico es una falacia: quienes patentaron la suciedad se lamentan porque tienen continuadores. Quieren hacer ver que la corrupción sólo la perpetran los entes públicos, pero se indignan cuando le dan un parao a las clínicas matagente, a los seudoproductores y acaparadores. ¿Vender mentiras como si fueran noticias no es una forma de corrupción?

6 – Quieren convertir la educación en adoctrinamiento.

Falacia fundamental que los antichavistas se dejaron zampar como un gol entre las piernas: el mejor sinónimo de Educación es Adoctrinamiento. Todos los Estados del mundo han creado estructuras educativas cuyo objeto es adoctrinar a sus ciudadanos. No, no hagan esfuerzos de memoria: todos lo hacen, todos lo han hecho. Esa mierda que quieren vender por ahí como “edudación privada” no es sino el intento por defender la doctrina del Estado burgués: la formación de ciudadanos “competitivos” en lugar de solidarios.

7 – El Gobierno excluye a través de la Lista Tascón.

Esto también hay que informárselo, pero tampoco lo querrán escuchar: 80% de la nómina de los ministerios y entes públicos está integrado por gente que ya trabajaba allí antes de 1998. Proliferan en esos antros funcionarios que defienden la estructura y la legislación adeca que todavía sobrevive en el Estado venezolano. Sujetos que paralizan, entorpecen y sabotean los procesos administrativos. Y es una nómina intocable, porque si esto fuera una Revolución ya a esos parásitos les hubiesen metido su patada por el culo y tendríamos nuevas leyes. El antichavismo tiene el control del Estado pero los antichavistas se sienten ofendidos y “amenazados” porque no les permiten meter más gente a sabotear, y porque Ramírez dice que Pdvsa es roja rojita a pesar del coñazo de sifrinos y saboteadores que pergeñan en esa institución.

8 – El Gobierno emboscó una marcha pacífica el 11-04-2002.

Suficientemente desbaratada quedó la manipulación de los hechos en el puente Llaguno y sus alrededores, pero ellos todavía se lo creen: ellos iban a Miraflores a hacer una bailoterapia y a lanzar pétalos de rosas al aire, y entonces vino Chávez y les mandó los tanques del ejército y asesinó a un gentío. Muchos de ellos incluso no creen cuando les dicen que hubo más de 100 muertos chavistas. Esa verdad les resbala, no les interesa, nunca la darán por verdad comprobada y comprobable.

9 – El caos de los municipios gobernados por chavistas demuestra que son “malos gerentes”.

Por una parte, unos vergajos que se dicen demócratas y que aman la libertad todavía creen que el gran problema que son las ciudades lo resuelve un “buen gerente”. Ellos, que dicen odiar las tiranías personales y creen darles su justo valor a los ciudadanos, claman desgarrados por un jefe (gerente) que les resuelva los problemas. Por otra parte, creen y fomentan la creencia de que en Chacao se vive mejor que en el municipio Libertador porque Leopoldo es buen gerente y Bernal es un desastre. Creen y quieren hacernos creer que si Leopoldo gobernara en Nueva Tacagua al mes los habitantes de allí vivirían como en La Castellana. Una estúpida trampa en la cual caen quienes no conocen el origen ni la composición social de los habitantes de Chacao y los del oeste caraqueño.

10 – El gobierno es producto de fraudes electorales.

Jamás se me olvidará la incitación que soltó Nelson Bocaranda el día 11 de abril de 2002 a través de una emisora caraqueña. El tipo estaba empeñado en decirle a la gente que había que linchar a los funcionarios del Gobierno que se dejaran ver; un locutor joven que lo acompañaba (no recuerdo quién era exactamente) osó decirle: “Bueno, pero hay que tener cuidado con la violencia y conservar la calma, sobre todo allá en las regiones…”, cosa que enfureció al Bocaranda hasta el extremo de interrumpir al muchacho para decirle: “No señor, hay que sacar a todos los alcaldes y gobernadores, todos fueron elegidos mediante una trampa con las máquinas de la empresa Indra”. No fue un episodio aislado, es una matriz que mantienen viva: a cada rato sueltan el mojón del fraude en el referendo de 2004 y en las elecciones de 2006, y se cuentan por muchos miles quienes se lo creen. Esos “creyentes” serán su carne de cañón, su escudo humano, sus tontos útiles: cuando convoquen a la próxima coñacera en las calles los cientos de Bocarandas que pululan en los medios (que nadie silencia) verán por televisión cómo los “creyentes” saldrán a matar y a dejarse matar en nombre del ideal artificial y del anteproyecto de país que les han creado.

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José Roberto Duque


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