Como era de esperarse, el oposicionismo disociado, al que Henry Ramos Allup ha calificado como “la ultraderecha recalcitrante, ultramontana y repugnante”, comenzó a montar sus reality show para tratar de desacreditar al parlamentarismo de calle que se lleva a cabo para discutir el proyecto de la Reforma Constitucional propuesta por el presidente Hugo Chávez.

El primero en salir a la palestra pública del sabotaje mediático contra la Reforma Constitucional fue William Ojeda, directivo del partido Un Nuevo Tiempo, franquicia política de Manuel Rosales que es sufragada por la Gobernación del Zulia y la Alcaldía de Chacao.

Como es sabido, el payaso-comediante protagonizó su reality show en un debate organizado por la Asamblea Nacional, efectuado el pasado 20 de agosto en la sala Ríos Reina del Teatro Teresa Carreño.

Por su parte, los actores y figuras estelares del estropicio opositor puesto en pantalla éste martes 4 de septiembre fueron Carlos Ocariz y Christian Chirinos, de las organizaciones Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, respectivamente.

Ambos figurantes trataron de sabotear el debate sobre el proyecto de la Reforma Constitucional que se realizó en la sede de Cadafe en El Márquez, liderado por el alcalde de Sucre, José Vicente Rangel Avalos. El acto también contó con la participación del Defensor del Pueblo, Germán Mundaraín.

El hecho de que la intervención de los oposicionistas Carlos Ocariz y Christian Chirinos tenía por finalidad única y exclusiva sabotear el debate público que se hacia sobre el proyecto de Reforma Constitucional, se puso en evidencia cuando el diario El Nacional en su edición del día miércoles 5 de septiembre hizo la siguiente reseña de los hechos ocurridos en la sede de Cadafe en El Márquez: “Los opositores tomaron la tarima para dar a conocer su propuesta a los medios de comunicación que estaban presentes”. Y la declaración del Defensor del Pueblo aclara aun más hechos: “La intención de debatir de los representantes de UNT y PJ era falsa, pues se marcharon sin consignar la carpeta que contenía la propuesta a exponer”.

Es decir, una vez cumplido el guión preparado por los jerarcas de los medios de difusión, los intérpretes del reality show anti Reforma Constitucional optaron por retirarse tranquilos y sin nervios, paladeando por dentro su “misión mediática cumplida”.


Así se demuestra que los oposicionistas no asisten a estos debates a presentar proposiciones concretas sobre la Reforma Constitucional, sino a hablarles a las cámaras de los poderes fácticos de los grandes consorcios televisivos que, paseándose en el carruaje de la manipulación, viven y se alimentan de la espectacularización de las noticias. Pero cuando se apagan las cámaras del globoperiodismo, la realidad para la oposición es realmente otra: se queda sin audiencia y sin pueblo. Porque lo mediático es su único agente de marketing político.

Entendemos que todos estos estropicios cometidos por un oposicionismo carente de autenticidad democrática, forman parte de la agenda del sabotaje mediático que en el transcurso de los próximos meses también le tocará cumplir a los estudiantes de las universidades privadas que se oponen a la Reforma Constitucional.

Muy pronto, en vivo y directo, con las manos pintadas de blanco y gritando: “Somos estudiantes, no somos golpistas”, los educandos oposicionistas que son financiados y dolarizados por la embajada de Estados Unidos en Venezuela, el National Endowment for Democracy, Freedom House y el Departamento de Estado, se dedicarán también a sabotear mediáticamente todos los debates públicos que se hagan para discutir el proyecto de reforma de 33 artículos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Stalin González y Yon Goicoechea, entre otros actores universitarios, ya están anotados en el rodaje del reality show El Hijo Ars Publicidad de Oro, gala televisiva que en prime time próximamente pondrá en pantalla el globoperiodismo, en un intento absurdo por captar la escasa audiencia que le queda a la oposición.

Al lado de estos jóvenes comediantes, igualmente santificarán los prelados más fundamentalistas de la Conferencia Episcopal Venezolana, quienes desde los estudios de los canales de televisión tratarán de evangelizar a los venezolanos incautos calificando a la Reforma Constitucional de “perverso dogma asociado con la luz de las tinieblas”.

Estos protagonistas del show de la liturgia sacerdotal dirán, tal vez, que “la pecaminosa reforma atenta contra las virtudes de la castidad y de la fidelidad conyugal que debe imperar entre el capitalismo salvaje y los altos prelados de la Iglesia Católica”. O sea, harán un maratón mediático para repetir más de lo mismo.

El objetivo de todos estos reality show es retroalimentar la atención de la parrilla del nicho del oposicionismo disociado del mercado televisivo privado durante la temporada que cubre los meses de agosto, septiembre, noviembre y la primera semana de diciembre, cuando debe realizarse el referendo aprobatorio de la Reforma Constitucional.

En medio del matonismo de baja calidad y la bazofia de insultos, el oposicionismo irá descubriendo cuál es su táctica y estrategia anti Reforma Constitucional. De tal manera, el sector opositor –bajo el constante monitoreo y la asesoría estadounidense- evaluará y medirá la capacidad de respuesta del pueblo que apoya la Reforma Constitucional.

Aunque los reality show oposicionistas van perdiendo audiencia escalonadamente, no hay que dejarse sorprender ni caer en el juego de las hienas mediáticas. Pues, según el formato de la ceremonia política del sector opositor, ha quedado comprobado que cada vez que los canales de televisión privados instalan sus cámaras y equipos de transmisión donde se debate la Reforma Constitucional, es porque tienen preparado un nuevo reality, o más bien un docureality show, cuyo protagonista es alguien que, como en los casos de Cabeza e’ Motor, Antonio Ledezma, William Ojeda, Carlos Ocariz, Christian Chirinos, Stalin González, Yon Goicoechea y los directivos de la CEV, entre otros, le rinde pleitesía y come en la mano de los jerarcas de los medios y del Imperio.

¡Rueda video tape!

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