En estos días, a pesar del “policía acostado” que me puso la vida, en el mejor sentido de la palabra, tengo que dar gracias a Dios por que este inconveniente, pasajero, con la salud de mi esposo, me ha enseñado y mostrado muchas cosas, entre ellas, el rostro de amor y de humanidad que existe en los médicos venezolanos y cubanos, trabajadoras sociales, enfermeras y todo el personal que está resteado con esta revolución, aunque existe uno que otro médico que sin ser chavista, su trato profesional, ha estado a la altura.
Mi esposo ya está en tratamiento de “Inhibición androgénico” y luego vendrá la quimio. No hemos perdido la fe y la esperanza, a nuestro paso siempre conseguimos testimonios de personas que vencieron al enemigo y nos cuentan sus hazañas en su peregrinar y nos dan sus tips de lo que tomaron o hicieron para ayudar al tratamiento establecido, sobre todo nos dicen que debemos de ser optimistas todo el tiempo y sonreírle a la vida.
Hoy, viniendo de uno de esos días de visitas en hospitales, donde se ve a la gente aferrarse a cualquier cosa para seguir luchando por sus vidas, me conseguí a una señora en el autobús, quien ocupaba los dos puestos, uno de ellos con su bolso o cartera. Le pedí permiso para sentarme y el gesto fue de incomodidad, arrastró poco a poco su bolso en un dejo de fastidio.
Ahora me doy cuenta, que sin proponérmelo observo mas lo que está al otro lado de las ventanas del bus, me percato del ir y venir de las personas en su afán por llegar temprano a quién sabe dónde, con un rictus de angustia en sus rostros, me parece una película de los años del cine mudo.
Estando en esas cavilaciones, la señora comienza hablar y no me pregunten en qué momento pasó, pero ya conversábamos de la Reforma Constitucional. Ella me decía que estaba arreglándole los papeles a una de sus hijas (partida de nacimiento, donde le habían obviado una parte de la dirección Norte de Santander), por que se tenía que ir del país, ya que ese señor (Chávez), había prohibido el idioma Inglés en nuestro país y como la chica estudiaba idiomas, aquí no se podría trabajar dando clases, por lo que prefería mandarla fuera para que pudiera practicar el Inglés.
Me sacó de ese remanso de paz en la que estaba sumergida de un solo golpe. Me volteo y le pregunto – Señora, a dónde leyó usted eso, me respondió – Está en la Constitución, no lo dice exactamente, pero esa es la interpretación. Mis ojos se salían de sus órbitas en una caída vertiginosa, tratando de colocarlos de nuevo en su sitio, continuó diciendo, que eso y otras cosas más es lo que se dice en Valencia, en los Institutos de ese estado, que tienen que prepararse por que, con la bendita “Reforma Constitucional” Chávez será el dueño de nuestros hijos y de todo lo que poseemos.
Traté de hacerla entrar en razón, esgrimiendo de lo que se trataba la Reforma de algunos artículos, pero fue imposible, solo me dijo, “esto se lo lleva el diablo” por lo tanto voy a vender uno de mis dos carros y la casa que tengo en Valencia, en una zona privilegiada, la venderé y así estaré preparada para que no nos agarren desprevenidos, tenemos que estar mosca, por que Chávez en sus discurso dice que nos quitará todo.
Y le pregunto –Señora, ¿usted es venezolana? Volteó y la tensión que se creó, la podríamos cortar con una hojilla, al fin contestó. “claro que soy venezolana, ya tengo algunos años por aquí. . ¿?????
Solo antes de bajarme le aconsejé que leyera la Constitución y los artículos que se propone reformar, que no aceptara lo que cualquier hijo de familia le dijera, para que así tuviera la verdad de primera mano. Le desee lo mejor para ella y su familia, no antes de decirle, -se acordará de una mujer que le quiso explicar que esta revolución no tiene marcha atrás, volteó sus ojos y siguió en esa ignorancia sicótica.
Toda esa gente, que apuesta a la debacle de este país, que menos mal no son muchos, tendrán que irse inscribiendo en cursos de rehabilitación psicológica y espiritual, para poder llegar a los niveles de amor que este pueblo ha alcanzado y vibrar en una misma sintonía revolucionaria.
No había tenido la oportunidad de ver la disociación psicótica tan de cerca, como hoy en ese autobús, ahí pude observar, el efecto devastador que han ocasionado los medio comunicacionales a la mente de quienes los siguen y creen ciegamente, son a ellos a quienes se les pedirá cuenta, si estas personas llegasen actuar equivocadamente contra su país, pero esto que digo, no deja sin responsabilidad a los que se dejan manipular ya que somos un pueblo de libre albedrío y cada uno de nosotros escogemos cómo vivir.
No se dan cuenta, que estamos en días de cambios, días de revolución para la construcción de un mejor porvenir.
¡PATRIA SOCIALISMO O MUERTE!
¡¡VENCEREMOS!!
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