Patiquines a la carga

Tal como estaba previsto, pues pasaron las vacaciones escolares programando la liberación de Venezuela, los creativos estudiantes de derecha liderados por Jon Goicochea, tomaron hoy las calles del centro de Caracas para hacer entrega de un documento en la AN, donde supuestamente exigen la suspensión del referendo sobre la reforma constitucional. Aunque esta vez no se les cayó la chuleta ya sabemos quien les escribe los guiones. Coincidencialmente, el mismo día ocurre un conato de paro de transporte en protesta por la inseguridad, algunas de esas entelequias llamadas “academias” se pronuncian con textos sospechosamente similares en la prensa escuálida, el inefable Pablo Medina publica un manifiesto donde pide “tumbar la reforma” (¿cuánto cuesta una página impar completa de UN? ¿Quién paga eso?), y como era de esperarse, Globovisión cubre con detalle pero con cámara cerrada, la marcha de los juveniles héroes que seguramente irán a celebrar su valiente acción en el C. C. San Ignacio.

Es evidente que como queda apenas poco más de un mes para que se vote la reforma, la oposición echará el resto usando a los patiquines como vanguardia, una vez que los santones de la Conferencia Episcopal han expresado su rechazo a la propuesta. De la caverna eclesiástica no se podía esperar otra cosa, porque una institución tan antidemocrática como la Iglesia Católica (sólo la ONU puede competir con ella), cuya jerarquía siempre ha estado al lado de los poderosos, no puede aceptar el progreso de los pobres, que dialécticamente restaría privilegios a los ricos, y menos aún que puedan ejercer poder desde las bases comunales. ¿Cuándo se ha visto, si para entrar al cielo hay que ser pobres?

El gobierno tiene que ser más eficaz y enérgico, porque al reto permanente de la inseguridad, la corrupción y la burocracia, que son los problemas reales por resolver, se sumarán varias marchas semanales de jóvenes del Este caraqueño, de muchachas de colegios de monjas, de gremios controlados por los adecos, de cofradías fascistas y de madres desgarradas por el temor de que el comunismo les quite sus hijos, que serán transmitidas en vivo y en directo por Globovisión, en la espera de la tan ansiada víctima que encienda los ánimos a través de los medios internacionales. Por supuesto que también son posibles otras acciones tan heroicas como la reciente destrucción nocturna del monumento conmemorativo al Che, sabotajes al metro e incluso auto-agresiones con tal de culpar al gobierno “Castro-Chavista”.

La derecha está en su derecho de manifestarse, y este país, que es mucho más democrático que el imperio, debe permitírselo, cuidándolos de ellos mismos. La gran mayoría de los venezolanos no está dispuesta a retroceder y por ello se expresará contundente y favorablemente el 2 de diciembre. Ojala los patiquines no se dejen manipular, aunque sea sólo por esta vez, y participen estampando su negación. Ésa es la democracia.

palmacam7@yahoo.es


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Camilo Palmares

Profesor universitario.

 camilopalmares@yahoo.com

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