Una visión a corto plazo y una ambición desmedida por defender los pocos espacios que le quedan, la oposición se adelantó a la campaña mediática hacia la Asamblea Nacional. Ahora les resultará difícil sostener las críticas a las medidas económicas asumidas por el gobierno nacional, en el momento adecuado. Sin duda alguna que el lineamiento político de los opositores y los eternos golpistas es: ESPECULAR. Este comportamiento suicida acelera el estrangulamiento del mercado capitalista, pues nadie simpatizará con el comerciante malandro que descaradamente te incrementa los precios. Incluso aquellos venezolanos alienados acostumbrados a comprar “marcas” deberán aterrizar sus bolsillos, pues la idiotez ya nos los justifica tanto. Es obvio que se dispararán los precios, porque prácticamente nuestra economía está plagada de venezolanos que compran barato y venden muy caro. La única manera de reventar ese esquema económico y cultural es que compren tan caro que tengan que vender a precios impagables, en pocas palabras, atacar la cultura de la importación y el consumo irracional.
Si el Gobierno Nacional logra más allá de producir, despertar una cultura ingeniosa de producción, la oposición necesitará una máquina del tiempo para entender el país. Por eso la única alternativa que les queda es sabotear, y la especulación su tarea más inmediata.
Quizás a Venezuela la falta de una experiencia traumática como una guerra o la ausencia de petróleo, la ha convertido en una nación incapaz de crear colectivamente, perezosa en lo intelectual e ineficiente en la producción. En este último aspecto, siempre se acusó al Gobierno Nacional de ser ineficiente, y se sobrevaloró al sector privado que nunca produjo nada, sino que compraba barato gracias el Estado y vendía carísimo explotando al venezolano. Ejemplo de ello, es la cantidad de incautos comprando camionetas lujosas cuyo costo era sobrevalorado. Recuerda aquellos vecinos defendiendo a un dueño de televisión, a quien le incautaron más de 30 camionetas lujosas y revendidas varias veces para estafar al comprador final. Insólitamente justificaban los argumentos inmorales del estafador. El drama de la oposición es que representa a esa masa alienada, minoritaria, que siempre busca convencer a las mayorías a que se dejen estafar.
La clase media venezolana tiene miedo a los cambios porque nunca aprendió a producir, no ha sido educada para el consumo racional y fue bombardeada por mensajes mediáticos que estuvieron a punto de consolidar una cultura de antivalores. Un ejemplo patético sucede en Colombia, donde el presidente negocia con los congresistas para mantenerse en el poder, que a su vez negocian con narcotraficantes para mantenerse en el poder, que a su vez matan y se ingenian hasta submarinos de plástico que transporte eficientemente droga, para a su vez tener inmensas riquezas y muchas amantes, que a su vez buscan operarse las tetas para sentirse felices. La oposición se equivoca al analizar quienes son los votantes en el país, de allí la frustración de sus derrotas. Y el Gobierno Nacional debe asumir en los próximos días una batalla crucial contra la Publicidad Negra, la nave madre del capitalismo venezolano.
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