Parece que ¡por fin! se va a realizar la elección para alcaldes y concejos municipales. Si el proyecto de la revolución bolivariana es el desarrollo de la Comuna ¿Para qué realizar la elección de alcaldes y concejos municipales? ¿Qué interpretación darle a la realización de las elecciones? ¿Cómo queda el proyecto de la Comuna? ¿Aplazado o descartado? Eso, de una parte, por cuanto de otra, la elección de alcaldes y consejos municipales nos trae a colación, consideraciones que desde hace tiempo no le encontramos respuesta.
La preocupación está referida al crecimiento urbanístico y el derecho de la MAYORÏA. Para concretar el tema, vamos a ubicarlo en el Valle del Mocotíes con tres municipios: Bailadores, Tovar y Santa Cruz. Y para puntualizar más aún, vamos a referirlo a Tovar, población en la cual vivo. Lo que aquí ocurre en cuanto a urbanismo, vale para el país.
Con la llamada revolución bolivariana, la anarquía urbanística en Tovar alcanza el clímax, por ejemplo, al invadir las coordenadas que limitan el Parque Natural La Galera, patrimonio nacional y mundial; además, las zonas protectoras en las vertientes de la cordillera, que dan nacimiento a fuentes de agua.
El crecimiento urbanístico trae una solución: vivienda; pero, genera problemas de todo tipo, por cuanto el urbanismo es fruto del crecimiento anárquico/individual, y no de la planificación municipal. Es fruto de la incuria de la autoridad municipal y de la ambición, usura, anarquía de las empresas constructoras. Los efectos están a la vista ¡Nos encontramos en el umbral de la guerra del agua! Ya hay expresiones y amenazas verbales en la radio y la TV locales, de un barrio contra otro, por el problema del agua.
Lo grave de estos planes urbanísticos, no planificados, producto de la incuria de la autoridad municipal o el engaño y avaricia de las empresas constructoras, es la violación flagrante, permanente del derecho de la MAYORÍA a disfrutar de las conquistas sociales obtenidas en años de aposentamiento, vulnerado por la permanente adherencia de la MINORÍA, sin que haya política capaz de salvaguardar ese derecho. Al contrario, la demagogia electoralista/populista, auspicia planes que, día a día, deterioran más y más, la prestación de servicios: agua, cloacas, vialidad, tráfico, aseo urbano, zonas recreacionales, transporte urbano, destrucción de las áreas protectoras de suelo y aguas, deforestación, realización de actividades agrícolas en los sitios donde están las nacientes que alimentan los acueductos. Los derechos de la MAYORÍA ya establecida (Tovar, 32.000 habitantes) son permanentemente vulnerados por la MINORÍA adherente.
Tovar tiene dos parroquias: Tovar y El Llano. Para 1990 la población de la Parroquia Tovar era de 16.696 habitantes. En el año 2000 llega a 17.029. En el 2010 baja a 16.392 y para el 2020 la proyección es de 14.040 habitantes. ¡Sin duda una buena noticia! ¡Control de la natalidad! “Huelga de vientres”, como la denominaba el doctor Juan Pablo Pérez Alfonso.
La construcción de nuevas viviendas (urbanismos), en la forma que está concebida, trae una solución: vivienda; pero, desencadena multitud de problemas. La autoridad municipal (anterior y actual), olvida la teoría elemental del cuero seco: si se pisa por un lado, se levanta del otro.
En toda ciudad o concentración urbana existe la población APOSENTADA que constituye la MAYORÍA, la cual tiene inversión en vivienda, en fuentes de trabajo (almacenes, talleres, etc.), y disfrutan de los servicios. En esa población ya APOSENTADA, además, hay inversiones nacionales y municipales en hospital, escuelas, recreación, vialidad y servicios de todo tipo. ¿Dónde queda el derecho de la MAYORÍA APOSENTADA a conservar el nivel de bienestar ya alcanzado y no desmejorarlo? ¡Ese es un derecho! Eso no es egoísmo como los demagogos de oficio pretenden calificarlo. La primera obligación de la autoridad municipal es salvaguardar las inversiones personales, municipales, nacionales, de la MAYORÏA APOSENTADA
La permanente anexión de la MINORÍA, por nuevos urbanismos, crea un proceso de creciente deterioro del bienestar de la MAYORÍA APOSENTADA. ¿Por qué ocurre ese deterioro?
Ocurre, porque la anexión urbanística se realiza sin planificación. Simple capricho demagógico y populista, al no tomar en consideración los límites del crecimiento: territorio, agua, aseo, cloacas, electricidad, vialidad, recreación, hospitales, escuelas, parques ¿De que bienestar estamos hablando? ¿Qué bienestar trae el crecimiento urbanístico, si daña a la mayoría APOSENTADA?
El caso, por ejemplo, de la sobresaturación de pacientes en el Hospital Universitario de Mérida, que se planifico hace cincuenta años para brindar servicio a la ciudad y poblaciones vecinas. Dicho hospital, recibe el gran crecimiento poblacional de la zona Sur del lago (Agua Viva/La Fría) pero también recibe pacientes remitidos de hospitales de Táchira, Trujillo y Barinas.
La población de El Vigía en cincuenta años pasó de 9.000 habitantes (1960) a 150.000 habitantes. Los pacientes graves de El Vigía y poblaciones del Sur del Lago, se los endosan al hospital universitario de Mérida. La carga es de sobresaturación. En los últimos sesenta años ¿Dónde estaban las autoridades encargadas de planificar la solución con la debida antelación? Se planificó un gran hospital para El Vigía y cuando estaba ya casi terminada su construcción, fue abandonada la obra, por estar en terrenos no aptos, al final de la pista del aeropuerto Juan Pablo Pérez Alfonso. Inventamos y erramos.
La obligación del gobernante es prever, con la debida antelación, la solución de los problemas que va a ocasionar el crecimiento poblacional y urbanístico. Pero, no hay la prevención debida, por lo contrario, los problemas se acrecientan sin solución. ¿Será que Malhtus tiene razón?
Si se va a planificar un nuevo urbanismo, lo primero es construir el acueducto que aporte mayor cantidad de agua al caudal ya instalado, en caso que haya fuentes de donde obtener más agua. Pero, si no las hay ¿Por qué planificar nuevos urbanismos? A los acueductos ya abrumados de utilitarismo, se les hacen nuevas aducciones para los nuevos urbanismos. Y la población APOSENTADA que antes recibía agua 24 horas al día, comienza a recibirla, dos o tres horas cada dos o tres días. No sólo se daña el bienestar de la población APOSENTADA: la mayoría; sino, que la minoría agregada, va a padece también de escasez. ¿De qué bienestar estamos hablando?
Así actúa la tecnocracia/gobernante que planifica el crecimiento urbanístico de ciudades y pueblos. Cada día, las poblaciones tienen menos agua, menos espacio ambiental, menos fuentes de trabajo; pero aumenta la basura, los apagones, el tránsito, la inseguridad, el mal vivir en lugar del buen vivir del que tanto se habla.
¿De que sirve tener vivienda si como cuestión elemental no hay agua? O ¿Tener vivienda y no tener trabajo?
La creciente concentración de habitantes en zonas urbanas, no trae soluciones, crea nuevos e insolubles problemas ¡El agua!
En Tovar, por ejemplo, el servicio era de 24 horas al día. Ahora ese servicio es de tres a cuatro horas, cada dos o tres días. Eso, en época de lluvias normales, por cuanto en verano el agua si acaso moja las tuberías y, si hay torrenciales aguaceros, entonces las tuberías se llenan de sedimentos. En verano o con torrenciales aguaceros ¡no hay agua! Esa falta de planificación o de administración o de gerencia ¿Cómo llamarla?.
¿Qué clase de mejoramiento social es deteriorar los servicios y perjudicar el bienestar de la mayoría ya APOSENTADA? La primera obligación de las autoridades municipales es salvaguardar las inversiones de la población ya APOSENTADA. Salvaguardar el derecho de la MAYORÍA.
Los 916.445 kilómetros cuadrados del área terrestre, más los 600.000 kilómetros cuadrados del área marítima ¿No son suficientes para crear nuevas fuentes de trabajo, nuevos urbanismos que libere a las ciudades de la creciente carga poblacional? Se hace lo contrario. En lugar de aliviar la carga poblacional en las ciudades - sin condiciones físicas - se crean más urbanismos.
Los límites del crecimiento no son una utopía. Son una realidad que tenemos frente a los ojo, como la nariz ¡y no la vemos!
¡Libertad para Julián Conrado!