¡La frontera en elecciones!

Advertencia, lo que acá se expresa solo muestra el rostro negativo de la problemática compleja que viven las comunidades de la frontera, constituida en retos inmensos para los gobernadores Vielma Mora y Arias Cárdenas. Por falta de espacio, no se tratan en este artículo las facetas positivas de las titánicas luchas que los gobernadores han emprendido contra terribles flagelos ni la obra inmensa en la laboriosidad de los campesinos, obreros, profesores, científicos y artistas de estas tierras, ni las bondades y bellezas del pueblo colombiano, por lo que su contenido pudiera afectar la sensibilidad de algunos lectores. Acá no hay otro propósito sino el del alertar sobre una problemática que atañe a todos los venezolanos.

Una bestia similar a Hidra, la serpiente de múltiples cabezas, ha buscado residencia en la frontera colombo venezolana. Este engendro vive del contrabando y a la corrupción, causando a una sociedad tradicionalmente sana y laboriosa, un daño político, ético y cultural de incalculable cuantía. Combatir a este adefesio demanda descubrir su madriguera y conocerle sus entrañas. La pérdida de las alcaldías de Maracaibo y San Cristóbal nos puede dar la clave.

Una inmensa masa de desplazados colombianos ha buscado salvar sus vidas en nuestro país (se habla de millones), algo similar a lo que sucedía, seguramente en mucha menor cuantía, cuando los venezolanos buscaban protección en Colombia en años de dictaduras. Pues bien, en estas migraciones se mezclan el dolor de la familia perseguida con las ambiciones de pícaros y delincuentes de la más variada catadura. Muchos de los que se asientan en las grandes ciudades venezolanas, campesinos humildes y dignos, traen consigo las más dolorosas experiencias en materia de derechos humanos. Acá les esperan las bondades de la revolución pero igual, les aguardan politiqueros inescrupulosos, que no saben de patria, los mismos que buscan revivir la sociedad de la IV República venezolana, por cierto, del mismo signo del uribismo que acaban de abandonar.

De este desajuste derivan los explotados o esclavos y los explotadores de siempre; los contrabandistas, bachacos y mulas, y arriba de ellos, un número importante de empresarios, banqueros y comerciantes usureros. En lo único que definitivamente todos ellos coinciden es en su obsesión por el único valor que conocen: el dinero; los unos para sobrevivir, los otros para continuar enriqueciéndose y de paso invertir millonarias sumas para detener al temido comunismo. De ello no se han salvado gruesas capas de la clase media, profesionales de todos los campos y hasta algunos miembros de la Guardia Nacional. Fue así como toda la frontera venezolana terminó penetrada por guerrillas, y sus enemigos más temidos, los paramilitares; surge entonces el sicariato y diversas modalidades de secuestros que los venezolanos desconocíamos y que se termina expandiéndose por todo el país. Este drama tomó un impresionante auge durante los gobiernos opositores de Táchira y Zulia que buscaban crear las autodefensas para los suyos. Al final, muchos hacendados que se creían protegidos por paramilitares terminaron siendo desplazados y ese es ahora territorio liberado de la narcoguerrilla, la que aplica sus nuevos códigos. De esto se habla poco o en voz baja… hay que cuidar la vida.

En todo caso, mucho más allá de ganar o perder unas elecciones lo que verdaderamente debe preocuparnos es que gruesas capas de las comunidades mezcladas de ambos países están asumiendo como cosa natural actos que a todas luces representan una deformación de la conducta ciudadana, dígase contrabando de gasolina, mercadeo de bienes de consumo subvencionados, raspado de tarjetas, remesas fraudulentas, transformación de dólares CADIVI que vienen de venezolanos que viven en otros países, en pesos colombianos y luego a bolívares, lavado de dinero, el cambiazo, etc., por supuesto, aquí hay otra explicación al tema electoral; cada una de estas personas vota sin lugar a dudas en contra de todo aquello que amenace su forma de vida delincuencial.

Llegó la hora de establecer desde las comunas hasta el alto gobierno las estrategias que sean necesarias para detener a esta bestia de Hidra en una acción que no puede esperar, es urgente y en ello nos jugamos la Patria.



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Rubén Rivas

Merideño, Profesor de Música, con estudios en la Escuela de Música de la ULA. Egresado de la U. de Chile. Magister de la U. de Cincinnati. Autor de los proyectos de Carrera de Licenciatura en Música de la Universidad del Zulia y Universidad del Táchira.

 alcidesrivas@gmail.com      @alcidesrivas0

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