La economía digital es un eslabón estratégico de los países denominados comunistas para contar una identidad digital. Esto, quiere decir que vamos hacia un gobierno electrónico que nos proporciona servicio y que la base de datos esta controlada por el Consejo Nacional Electoral- CNE- y esto, es un salto cuántico de la nueva tecnología china llevada al comercio y, de manera personal. Nuestro país, durante estos últimos años, ha acelerado este programa, pero, el presidente Hugo Chávez Frías tuvo la delicadeza de no violentar la privacidad de cada venezolano. Aunado a esto, vino la creación de dinero inorgánico, el carnet de la patria, bonos, bolsas CLAPS, control vehicular y de gasolina.
En esta era digital, los DNIs de papel, sirven de menos cada vez y cualquier persona extraña al programa y que esta detrás de las computadoras puede identificarnos y mostrarnos a través de una identidad digital y una red electrónica que somos y que decimos ser, hasta el capital que cada uno de nosotros tiene en una entidad bancaria. Empresas como Google o Facebook ofrecen desde hace un tiempo servicios de "autenticación" para validar la identificación de individuos. Así, dependiendo de la complejidad del sistema, se puede validar la identidad a través de un password, un código aleatorio generado por un "token", huellas digitales, reconocimiento facial, reconocimiento de voz, etc.
Todos se benefician de un sistema de identidad digital: los gobiernos, pueden gestionar mejor los recursos y la prestación de servicios; los ciudadanos pueden realizar transacciones más seguras desde cualquier computadora; y las empresas pueden ofrecer servicios más sofisticados basados en la nueva economía digital.
Aunque el mecanismo de autenticación es para evitar falsicaciones y suplantaciones de identidad y refleja un elemento válido ante el robo de documentación y facilitación de datos, el peligro esta en quienes son los programadores y manejadores de robots que alimentan esta información al cerebro instalado en cada Región y por ende en la ciudad capital de cada provincia, parroquia, condado o Estado
En el mundo digital, una vez manifestada la identidad a través de un nombre, un nombre de usuario, o un correo electrónico, se debe autenticar la misma. Surgen así los famosos factores de autenticación (algo que sé, algo que tengo, algo que soy) que ayudan a verificar que al otro lado de la máquina hay una persona y que esa persona es quien dice ser. No hay que descuidar ninguna de estas dos partes del proceso de identificación.
Cualquier documento civil, puede ser rastreado y copiado, desde el derecho de una propiedad hasta una partida de nacimiento, pero, el gran problema y acertijo se triangula en las finanzas de cada ciudadano y las máquinas no se alimentan solas. En América Latina, el programa apenas se implementa y la población esta expuesta a cualquier peligro de extorsión y, en consecuencia, sus cuentas bancarias en peligro de ser usurpadas. Sin duda, los esquemas de trabajo y diseño de hojas para encuestar se encuentran mal diseñadas y el gobierno bolivariano de Venezuela nombra a personas no facultadas y preparadas para levantar estos datos estadísticos o no hay en el sistema de muestreo correlario, una persona identificada que pueda coordinar y no dar tiempo que lo dado, no quede en manos de los ciudadanos que ejecutan tal labor. La mayoría de las personas que se dedican a levantar encuestas permanecen al margen de la economía formal o no se reúne con un equipo contable y estadístico, fomentado para tal fin.
La ciberseguridad es, posiblemente, el aspecto más sensible de cualquier sistema de identidad digital. Los marcos legales y regulatorios tienen que cuidar de la información personal y a la vez permitir un intercambio eficiente y seguro de la misma. Para limitar el uso inapropiado de datos privados y sensibles, muchos gobiernos han implementado marcos legales y regulatorios que limitan el número de funcionarios públicos y organizaciones que tienen acceso a la información. Por otro lado, algunos esquemas de identidad digital requieren que varias entidades "compartan" información para evitar alteraciones maliciosas. En algunos países se informa al usuario que su información va a ser compartida, pero incluso en estos casos, la implementación de estas políticas puede ser muy problemática, sin una buena estrategia de información y comunicación a la ciudadanía.
Dos ejemplos simples.
En una oportunidad, di repuesta a un planteamiento en una red social y, a los tres minutos recibí una repuesta muy ofensiva, me incomodé y de inmediato aplique, lo correcto. A través de un sistema de computación con una buena cámara pude detectar, el rostro del señor, su vivienda, lo que se encontraba en su patio, hasta logré decirle donde estaban sus nietos, jugando carritos y muñecas. Le llame a su computador y le envíe una foto digitalizada de su rostro, indicándole que se cuidase y no se metiera en problemas con otras personas. Y le envíe mi foto al lado suyo, se sorprendió, aunque la mía aparece por las webs por mi trabajo a páginas internacionales de informática y redes públicas. No oculto nada, publico todo. Pero, reside a 1.08 kilómetros de la Represa de Guri, en el Estado Bolívar de Venezuela.
Con los registros de las bolsas CLAPS pasa igual o es peor, nuestras informaciones personales van de un lugar a otro. Hasta es un punto delicado para las personas que nos dan sus cuentas personales para depositar, cualquier cibernauta traspasa los cerebros automáticos y logran la información, lo más claro es el Banco de Venezuela, la entidad bancaria más segura es Mercantil, sus cerebros están actualizados y con dos operaciones ya te envían un aviso de alerta, que puede ocasionar el bloque de nuestra tarjeta personal.
Expreso esto, porque me preocupa y la mecanización de nuestra voluntad y mente hacia propósitos no claros para algunos, es una campaña mediática de cuarta generación a nuestra conciencia.
La identidad digital es una pieza fundamental para aprovechar al máximo la economía digital. Incluso en países que han desarrollado esquemas desde el sector privado, el Gobierno debe proveer elementos básicos que incluyen un buen sistema "base" de registro civil y regulación adecuada. También se requiere de un enfoque integral para sacar el máximo provecho a los servicios de gobierno digital, pero sin olvidar que no todos los ciudadanos son nativos digitales. Incluso en países como Estonia, con una penetración casi total de banda ancha y donde casi todos los trámites se pueden hacer por Internet, se mantienen procesos presenciales "análogos" para atender a un segmento de la población que por ahora sigue prefiriendo hacer transacciones en persona. La identidad digital definitivamente ha llegado para quedarse, pero su implementación debe ser progresiva y evitar convertirse en "excluyente por diseño".
La digitalización ha permeado más el robo de teléfonos y las financias de cualquier ciudadano que no le cae bien, por ejemplo, a un jefe o un vecino por un simple roce social, de allí el aumento, incluso de vehículos que son robados a sus dueños
Es importante que un sistema de identidad digital ofrezca una experiencia simple, rápida y efectiva al ciudadano. La confianza en la tecnología, que viene dada por una experiencia sencilla por parte del ciudadano sin sacrificar seguridad, es clave en la masificación del uso de la identidad digital. Si para tener que hacer un trámite digital tenemos que descargar e instalar programas en nuestras computadoras y conectar lectores de tarjetas y/o huellas, probablemente una buena porción de la ciudadanía se sentirá confundido y desistirá. En la actualidad, solo un 8% de los ciudadanos de América Latina usan los servicios de trámites digitales. Detrás de esto se esconden dos realidades: la falta de acceso a Internet fiable y la falta de confianza en la transacción que exige identidad digital