En mis
divagaciones
trato de encontrar otro destino. Creo que EE.UU., como bien lo describe
el comandante Fidel, posee un contingente de armas no nucleares con
los que someter grandes países, pero a la vez estará marcando el fin
de la democracia y el fin del famoso y falso reino defendido por los
gringos de la libertad. Creo que la salida que visualiza Obama y su
pentágono es la dominación descarada y el sometimiento por la fuerza
del resto del planeta. La invasión mundial, para llamarlo de forma
alguna, la gran ocupación y la instauración del imperio del terrorismo
imperial: o trabajas y obedeces o mueres. Entonces, de ser así,
cambiarán
muchas cosas.
De suceder
como imagino, todos tendrán que someterse a un imperio de armas, a
ejércitos de robocop, que con armas inéditas podrán desintegrarnos
sino salimos a trabajar en su industria, ya no por un salario, se nos
pagará tan solo con la vida. O obedeces o mueres. De suceder este paso
en la historia, todos seremos esclavos sometidos por el terror a la
muerte y por el hambre. El dominio de las fuentes de energía estará
en sus manos y despiadadamente sometidos por los imperios militares,
el resto de la sociedad será esclava y se reducirá notablemente el
porcentaje de seres con privilegios, ya no existirá el libre mercado
ni la libre empresa o empresa privada. Ya no más vitrinas llenas de
ofertas, el grueso de la humanidad mendigará comida y salud. Un pequeño
grupo se instruirá para avanzar en las ciencias ya sometidas al servicio
del terror.
Ya no habrá
más conciertos ni autopistas, ni autos ni Black Berrys, la economía
del consumismo será superada por la del terror. Claro que los americanos
serán la especie privilegiada ante tanto drama, pero las resacas de
radiación infundirán un dominio similar al resto de los habitantes.
Se comenzará a desarrollar los ensambles de androides que sustituirán
a los marinees y los vuelos intripulados nos rozarán las cabezas
vigilando
cada palabra o acto que digamos o cometamos. Habrá llegado aquel
terrible
tiempo predecido por Orwell, los grandes mandos ya nunca serán escogidos
por los pueblos, ya no habrán países, ni uniones internacionales,
solo los tres poderes, los gringos, los rusos y los chinos: los blancos,
los rojos y los amarillos. Las armas climáticas resonarán en
Haarp, temblarán todos los terrenos, erupcionarán los volcanes, se
volcarán los océanos, las lluvias y las sequias serán controladas
por las centrales digitales de cada imperio.
Desde la mudez
del asombro, balbuceando la rabia más grande de esta historia, nos
arrastraremos llenos de quemaduras y enfermedades, susurraremos
nuevamente
que hay que hacer algo, comenzaremos, como siempre a conspirar y
organizarnos.
Esconderemos armas y haremos de nuevo planes, un día podremos secuestrar
aun sea un androide y colgarlo de la plaza..
Fidel, camarada
eterno: ojalá y no tengas razón en tus profecías, pero si fuese
que tu gran visión nos dice la verdad, te respondo que nada podrá
arrodillar a una nuestra especie, que del fondo de la pesadilla, más
temprano que tarde habrá respuesta, renacerá el espíritu de la revuelta
y alguien en un túnel, desempolvará algún librito con tus reflexiones
y allí se cantarán de nuevo los himnos de la revolución.
Cada día de
nuevo espero ansioso las noticias, cada día me aterra más la distracción
de todas y todos que no despiertan ante el alerta. Todo este gran pastel
que se hunde en esta crisis se puede transformar en cuestión de horas
en el imperio del terror americano. Cada día escribiré promesas de
luz y de esperanza, de gritos de avance, de humanidad unida y amante
de preservar el planeta y la vida de todos.
Venceremos.