El cardenal Urosa Sabino, y sus secuaces se han convertido en una mancha para la iglesia venezolana. Una mácula que no desaparece sino que se expande. La alta jerarquía de la iglesia venezolana, como organización cerrada, se ha convertido en un recinto donde delincuentes encuentran refugio (Nixon Moreno). Ambiente “moralista” para desviar la atención, conductas de “misericordia” y “amor humanista” para confundir; en la República Bolivariana de Venezuela este desenfreno de degenerados escondidos detrás de la sotana, bajo la sombra del crucifijo, con el rostro borroso por el humo de los cirios, ha causado un daño en el pueblo venezolano, ya que muchos católicos se han retirados de las homilía, por estos delincuentes.
Oigan esto camaradas, en Panamá un sacerdote de nombre Roberto González fue acusado de haber cometido delitos contra el pudor, la integridad y la libertad sexual en perjuicio de varios de sus alumnos del Instituto Jesús Nazareno de Atalaya. El delincuente sacerdote había laborado durante nueve años en este centro educativo y aprovechando su investidura y autoridad, abusó de sus estudiantes; quienes denunciaron la actitud desnaturalizada de su profesor y sacerdote cuando ya la carga moral se tornó insoportable. Las invitaciones a sus aposentos privados con la excusa de solicitarles masajes y compañía, pronto se convirtieron en una opresión para los denunciantes; recabadas las pruebas, las autoridades le sometieron a un proceso judicial donde resultó culpable. Los feligreses no creían nada de lo que había ocurrido y defendían a este hombre cuyo rostro, al salir del recinto judicial, mostraba un gesto impreciso entre la mordacidad, la burla y la soberbia.
Camaradas, si ustedes vieron las declaraciones dadas, en el circo que monto ayer el sátrapa Urosa Sabino, al salir de la asamblea nacional, comparan y, se podrán dar cuenta que paso lo mismo, con el delincuente sacerdote en Panamá, los feligreses aupando al sátrapa de Urosa Sabino, este sátrapa al salir de las estructura de la Asamblea Nacional, mostraba un gesto impreciso entre la mordacidad, la burla y la soberbia. La cúpula podrida de la iglesia venezolana no se ha pronunciado referente a las agresiones recibidas por parte de Colombia, sobre este caso, la iglesia ha puesto un manto de silencio, ni una sola palabra se desliza en los cultos ni en las conversaciones públicas; pareciera que quisieran mantener un bajo perfil, todo lo contrario de lo que ha hecho esta cúpula podrida en contra del gobierno nacional que lidera Hugo Rafael Chávez Frías; estos religioso delincuentes pareciera pavonearse y sentirse orgulloso de su conducta.
¿Por qué guarda silencio protector la iglesia ante tan cobardes agresiones por parte del gobierno de Colombia? ¿Por qué la cúpula podrida de la iglesia, pretende cubrir con el manto del silencio estas atroces conductas del gobierno de Uribe? Estos pervertidos sujetos gozan de impunidad, mientras existen venezolanos que son víctimas de estos delincuentes, y cuando denuncian son maltratados por sus aliados religiosos. Es necesario que la iglesia dejé de jugar el papel de desestabilizador y encubridor porque la confianza de la comunidad no resistiría un colapso moral.
Patria Socialista o Muerte Venceremos
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