Nomás empezar a leer El País de España me enterraron un puñal de mala noticia que para ellos como buenos serviles será lo contrario y, aún sin desayunar me entró una tristeza de rabia infinita que todavía me embarga de tanto disparate de distracción que ha cometido la Academia sueca y, en particular el de darle el premio Nobel de Literatura a este vil sujeto que ha vilipendiado la conciencia de todo ser humano y, si una vez hubo algo que lo marcara como ciudadano ejemplar se lo tragó la historia de sus desdichas que hace tiempo que le vendió el alma de su prestigio al diablo imperial y, en esa suerte de vaivenes se hizo caballero real de España, pero apenas pudo entrar en la hermandad gallega de sus bajos instintos y sin preámbulo alguno se acogió como un Sancho Panza de triste figura adormecida a cumplir órdenes.
Hace tiempo que Vargas Llosa revertió la literatura mundial en una suerte de trampolín ideológico de usura mediática, trasponiendo a su personalidad las incongruencias más oprobiosas y con un fin premeditado se alió al capitalismo mundial entregando lo que una vez fue para él lo real maravilloso en sus novelas lo convirtió en un asqueroso compromiso de serle fiel a las mentiras más injustas que conmueven al mundo y, compararlo con alguien de valor dentro de circunstancias agotadoras de paciencia sería una tarea denigrante a sus personajes que amotinados en el desorden de inagotables realidades deben morir de miedo, porque algún día –no muy lejos- serán enterradas definitivamente con su mortaja sepulcral bien abrigados con la frase: Aquí yace un cadáver que se engendró en Latinoamérica.
Prefiero mil veces la literatura y el pensamiento de Jorge Luis Borges en el embrollo de su problemática como siervo de la burguesía que al lapidario Vargas Llosa forrado en su premio Nobel de lástima que lo ha de cubrir hasta que todos los espíritus que han merecido el premio Nobel de literatura se revelen de valentía y los devuelvan intactos en protesta a la odiosa decisión de enterrar pergaminos de años de evolución literaria de nobeles incorruptibles que sembraron el panorama mundial de vida con sus ideas y conformaron odiseas que aún vagan en el presente llenos de futuro de su ingenio e imagino a José Saramago dando carreras con su manuscrito de pureza intrínseca entre dignos caballeros del ayer en la opulencia imaginaria que nos dejaron como clásicos hoy, para que firmen la renuncia de sus virtudes creadoras por este infausto trovador de malicias de la extrema derecha que es Vargas Llosa y que ha perturbado el sueño de los inmortales que con su desparpajo de intrigante ha fomentado el caos de las letras, para enlutar de desgracias inquisidoras a nuestro mundo y, la revuelta será tal magnitud que todos lloran sin piedad y un poeta bien conocido por su canto dejará caer en esta hora gris para la humanidad su pesar así: “Un hueco negro donde el viento se precipita. Todo gira en redondo. La ventana se aleja del espejo del fondo. –El vino nada tiene que ver con esto-. Es un paisaje sin marco”, para después agregar: “Las palabras que dicen detrás del postigo son una amenaza”, “se oye venir a alguien que no se muestra”. “Se oye reír y se oye llorar”. “Una sombra pasa”.
Después de la infausta noticia mundial, decidí hacer una razia de limpieza en mi biblioteca y he enviado al paredón del olvido a los que alguna vez fueron quizás buenos amigos en mi soledad y, ahora se han convertido en espías de la barbarie intelectual presente con su carga de rencor por el autor y los he lanzado al encierro eterno sin compasión ni dignidad que acusen mi perdón ni “El Hablador”, ni “La Guerra del fin del Mundo”, ni “La casa Verde”, ni “La ciudad y los perros”, ni “Conversación en la Catedral”, ni “El pez en el agua”, ni “Historia de Mayta”, ni “Pantaleón y las Visitadoras”, ni “Los Cachorros” y ando a la caza de. “La tía Julia y el escribidor” que los perdí de vista en mi desorden librero, pero está condenado como su autor sin mi amistad ni admiración por lo injusto que lo ilustra.
El año pasado le dieron el premio Nobel de la Paz a Barack Obama que no ha podido salir de las tinieblas de su suerte y este siete de octubre en curso nos maltratan nuevamente con tan bochornoso premio a la deshonra del ser humano en todas sus pretensiones para sacudir el 2010 y elogiar a una figura que no merece el premio Nobel de Literatura, aunque los españoles tengan las manos metidas en tal decisión.
¡Réquiem por el premio Nobel de Literatura mal asignado a Mario Vargas Llosa!
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