¿La forma de salvar el planeta es tirando?

Reitero que el capitalismo no deja de asombrarme. Crear sorpresas es la especialidad de ese sistema tan en ocaso, que no sólo busca concentrar riqueza material, en pocas manos, sino también vergatarios desconciertos en muchísimas otras.

Me resulta hilarante, porque mientras nosotros nos devanamos los sesos aquí tratando de salvar el socialismo del siglo XXI forjando runas para la democracia, proyectos económicos productivos, técnicos y humanistas a los fines de su redención como fórmula incluso sana para la entera humanidad que se está alzando, donde el presidente está soltero por el acérrimo trabajo que cumple en todos los órdenes; donde muchos ministros están solteros también, salvo que su pareja sea revolucionaria de la misma manera y entienda por tanto el tan poco saludable alejamiento del uno con el otro, Noruega descubre que una forma eficiente de vivir bien, y además, de salvar el planeta [¡menuda y laudable causa, dios mío!] es tirando. No dejo de sorprenderme por el colosal volumen de trabajo intelectual que hubo de aplicarse para poder llegar a tan sorprendente desenlace irrefutable.

Notemos entonces en qué consisten las grandes iniciativas privadas para hacerse rico a costa de lo obvio. Por eso es que especular en el comercio (eufemismo por atracar a los consumidores) es otra iniciativa genial, pero en este sentido negativa, por lo que necesariamente tuvo que ocurrírsele a un godo emprendedor venezolano que, sólo una impunidad desquiciante, le concede el irritante privilegio de andar suelto por estas, y ahora por aquellas calles… Y para colmo, por estas calles, hasta el hombre de la etiqueta resultó estafado por algunos emprendedores inmobiliarios, no sé si ortodoxos.  

Pero ustedes mis queridos camarad@s me reprocharán, hasta airadamente, quizás, que diga tirar en lugar de “hacer el amor” o “practicar el sexo” o “hacer eso”… como dicen beatonamente los escuálidos. Pero mi revolucionaria lógica geriátrica me indica que, si tirar resulta vulgar, “hacer el amor”, o “practicar el sexo” o “hacer eso”, ¿no lo resulta también? ¿O es que “hacer el amor” o “practicar el sexo” no significa tirar? ¿Qué es lo que resulta vulgar por tanto, lo significante, o lo significado? No veo lógico entonces el presunto interés de satanizar el vocablo que, lo que significa  - incluso coloquialmente en castellano, de acuerdo con el DRAE - es poseer sexualmente a alguien… Además, es una expresión tan venezolana, y tan aceptada por todo el mundo, que no hay quien no  la profiera y, hasta la mayoría de los miembros de la Conferencia Episcopal, no sólo la utilizan, sino que la practican con celestial asiduidad, según algunos diáconos y feligreses que no entro a calificar. ¿Cuál es entonces el rollo posible en esto?

Pero prosigamos. Y resulta que la razón esencial para ello, es que salvar el planeta resulta sexy… ¿Y por qué no excitarse por una buena causa entonces? se preguntan in puribus Leona Johansson y Tommy Hol Ellingsen sólo con dos hojas que no parecían precisamente de parra. Desde su inicio, en tal altruista actividad ecológica, la parejita había parado la suma nada despreciable de US$. 345.000,00, luego de que internautas profundamente amantes de la ecología, pagaran para ver videos donde ellos tiraban al aire libre entre rosas mosquetas, magnolias y cundiamores…

Así es como el capitalismo promueve con sus medios la iniciativa privada “ingeniosa”. Así lo hizo por cierto la muy “seria” BBC de Londres en  Sexo para salvar el planeta   

 ¿Estará participando acaso en el negocito ecológico este?


canano141@yahoo.com.ar



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Raúl Betancourt López


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