Pero se observan desplazamientos en los comandos, de manera que las jurisdicciones de los puentes Sarare y La Chacra han cambiado de mandos, y parece que debilitarán el control del contrabando y la eventual acción contra los GN que pudiesen estar involucrados. "¿Qué nos quieren decir con esos cambios?", me escriben desde un CC de El Nula que ha propuesto la permanente renovación de esos puestos militares.
Arturo Valenzuela, el subsecretario para las relaciones con América Latina, declaró en Bogotá que el presidente Chávez ha cambiado mucho frente a Colombia, que su discurso es muy distinto, y elogió tales cambios. ¿Por qué será que ese señor ve las cosas de un solo lado? ¿Es que no se da cuenta de los cambios en el presidente Santos? ¿O es que haber desechado el plan de instalar bases militares de EEUU en su país es poca cosa? ¿No ve que tales cambios en Bogotá han provocado los que él ve en Caracas?
Me sorprendió leer a mi regreso una declaración del Psuv criticando la posición asumida por la oposición en la oportunidad de la repentina intervención quirúrgica al presidente Chávez, pues pensé que en la MUD reaccionarían humanamente, y como cristianos que son en su mayoría.
Con el propósito de examinar el papel de los medios en las relaciones trilaterales de Venezuela, Colombia y Estados Unidos, nos reunimos periodistas y académicos de los tres países en las instalaciones del Centro Carter, en Atlanta, invitados por el Centro e Idea, de Estocolmo. Correspondió a los profesores universitarios Socorro Ramírez y Carlos Romero las exposiciones de apertura. En mi turno traté de complementar esas ponencias con políticas y acciones del orden militar desde Estados Unidos, que han tenido claras incidencias en las relaciones bilaterales. No se puede ver esa triangulación sin valorar el hecho militar.
Como escribió el ex embajador en Bogotá Pável Rondón, "el vértice Colombia-EEUU tenía un acercamiento político-militar-económico, mientras entre EEUU y Venezuela encontramos distanciamiento por el rechazo y la agresión política de la administración norteamericana a la República Bolivariana de Venezuela".
Veamos esos hechos de la política militar de Washington de indiscutible influencia en el deterioro de las relaciones colombo-venezolanas, característica de esa triangulación: 1) Plan Colombia, que convirtió a ese país en el tercero del mundo (después de Israel y Egipto) en recibir asistencia militar de EEUU, estimados en unos 4.000 millones de dólares; 2) presencia de tropas de EEUU en varios lugares de Colombia, casi todos fronterizos; 3) reactivación de la IV Flota en el Caribe, después de unos 50 años inoperativa; 4) frecuentes declaraciones del jefe del Comando Sur de las FA de EEUU contra Venezuela y su gobierno; 5) embargo de armamentos a Venezuela, que no puede ni adquirir repuestos a su sistema aéreo F-16, ni comprar en terceros países si tales equipos tienen tecnología estadounidense, pese a los contratos existentes; 6) concesión para uso de unidades estadounidenses de siete bases militares, entre las cuales Palanquero tenía capacidad de dominio hasta el extremo sur del continente, según informe de la Air Force al Senado de EEUU (a las que se añaden tres bases en Panamá y una en Curazao).
Como pueden ver, desde ese tercer ángulo ha existido una política, con muy concretas expresiones militares, dirigidas a fortalecer las relaciones con Colombia, deteriorar las de Venezuela, convertir al vecino en una amenaza real, y en escenarios diplomáticos los mostraba en la región como "polos políticos contrastantes". En ese campo también Venezuela desarrolló políticas que incomodaban a Washington, como fue el enfrentamiento al Alca, las iniciativas para crear Unasur y -más recientemente- la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que no casualmente se instala en algunas semanas aquí en Caracas con delegaciones de 23 países.
Frente a ese panorama, ¿cuál ha sido la posición de los medios de comunicación? Sin ninguna duda, los de EEUU han sido de identificación y apoyo a esas políticas; basta ver los editoriales de los más importantes, como The New York Times y The Washington Post, así como la selección diaria de noticias que sobre Venezuela publican, o las que difunde CNN. La Embajada de Venezuela tiene un estudio demostrativo de esa parcialización.
En cuanto a Colombia, aunque muchos medios conservaron su capacidad crítica frente al gobierno de Álvaro Uribe, estuvieron a su lado en los altos y bajos de las relaciones con Venezuela. ¿Y qué decirles de los medios venezolanos?
La mayoría estuvo coincidiendo con las políticas y declaraciones de Uribe y los suyos, de cuantas acusaciones hacían contra Venezuela, pero de pronto cambiaron cuando Juan Manuel Santos llega a la Presidencia. Una investigación colombiana reveló cómo los medios venezolanos, en períodos comparables, destacaron mucho más al presidente Uribe que a Santos, y las informaciones procedentes de EEUU contra Chávez son destacadas aquí de tal manera que se convierten en un factor en esa triangulación.
No creo que el debate influyera en algo en la visión de los periodistas estadounidenses sobre las relaciones colombo-venezolanas y la influencia ejercida por Washington.