Después de la segunda guerra mundial, y derrotado el fascismo por una alianza compuesta por Clases Europeas, Estados Burgueses, la Unión Soviética, y las guerrillas y partisanos obreros, se pudo restaurar una Europa más social.
La Unión Europea bajo la batuta de los bancos alemanes, franceses y de la City de Londres, después del auge económico ficticio neoliberal, se apresta a imponer los planes de ajuste macroeconómico del Fondo Monetario Internacional en todos sus países. La deuda pública es la nueva fuente de ingresos de la banca internacional.
Los pueblos europeos deben defender sus bienes y servicios públicos, sus derechos sociales, su justicia fiscal y la democracia. La crisis de los bancos no se debería pagar con sus sueldos, con sus pensiones, con su desempleo, con su educación y sanidad. Si el G20 quiere hacer algo para solucionar la crisis financiera, que suspenda los paraísos fiscales, que aumente los impuestos a los ricos y reduzca los gastos militares.
El déficit de Grecia no es la causa principal de la crisis del euro. Lo que sucede es que los principales acreedores de Grecia, son la banca privada alemana y francesa. La verdad es que la mayoría de los países de Europa no han respetado las normas convenidas sobre endeudamiento. De los 27 países que conforman la Unión Europea, 25 han superado la barrera de los límites del déficit en relación con su PIB. Solo Alemania y Francia están dentro del límite de su endeudamiento. Todos los demás países europeos están en quiebra. El peligro actual es que los auxilios a Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia pueden llevar al colapso financiero total.
Por supuesto, debemos señalar que Estados Unidos es el pais más endeudado del mundo y dirige el Fondo Monetario Internacional. Su dólar devaluado sigue siendo la moneda de intercambio comercial. Grecia, Irlanda, Portugal y España se han convertido en conejillos de india para saber si las economías pueden ser sacrificadas en aras de pagar deudas que son impagables. La banca internacional no puede estar por encima de la soberanía de los Estados y sacrificar a más personas a morir de hambre.
Lo que se vislumbra en el horizonte económico mundial es el fracaso del sistema capitalista, el camino hacia la quiebra y la austeridad permanente traerá consigo el creciente despojo de tierras y empresas substraídas al dominio público. Todo esto conducirá al aumento de los pobres del mundo, y estaremos en el año 2020, con más de 4 mil millones de personas en pobreza.
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