En una de esa películas tontas del género Sit comedy preponderante en la industria cinematográfica estadounidense que uno de vez en cuando suele ver, sobre todo para escapar un rato de la realidad riendo a carcajadas de situaciones inverosímiles bien presentadas, recuerdo un diálogo de una pareja en la cual, situada en el baño del apartamento de uno de los enamorados, el buen hombre le pregunta a la mujer: “¿estás lista para el siguiente paso en nuestra relación?” la mujer gratamente sorprendida y a la expectativa de que su consorte le pidiera mudarse juntos le contesta: “¡Sí!” y el hombre procede a levantar la tapa del inodoro y a mear delante de la doncella. No me pregunten el nombre de la película o serie, pues de esas tonterías uno se ríe y luego ni se acuerda de los actores.
Lo cierto es que como la mujer, uno a veces suele equivocarse a la hora de interpretar una situación determinada, en este caso porque se usan las palabras equivocadas y en otros porque simplemente no se tiene la capacidad de comprender el entorno, o por dogmatismo puro, whatever. Eso pasa en la vida y en la política también.
Así como la chica que pensó, qué carajos tiene que ver mear delante del otro, con subir el nivel de la relación, hay quienes nos preguntamos, a quién carajos se le ocurre a estas alturas del partido, seguir proponiendo la tesis neoliberal como vía para el país.
Y uno no puede más que seguir preguntándose cómo es que estos carajos, José Guerra especialmente, siguen diciéndole al país ciertas cosas. Que si el control de precios incide negativamente en la economía, pues tu sabes, no hay libertad de espuelear a la gente con la especulación y otras tantas artimañas del noble y siempre luchador empresario privado, porque al final si el rico gana plata, más plata habrá pal pobre ¿sí? ¿no? Es que no me entiendes. Error de interpretación.
Pero precisamente ha sido entre otras cosas el control de precios el que ha permitido controlar la inflación. Cosa reconocida hasta en el informe del BBVA en su sección para Venezuela, en la que prevé un crecimiento no menor al 4.5% del PIB y una reducción del nivel inflacionario gracias “a la aplicación de medidas como la ley de costos y precios justos”. Es que el Provincial se metió a Chavista. Error de interpretación.
En la carencia de seriedad y racionalidad en la que está inmersa la oposición, surgen dos tipos de discursos, uno, el que se dice para captar el voto y dos, el que realmente se desea aplicar. Lo cual desde el punto de vista pragmático de la política, o de la realpolitik, suele ser común, no se dice todo lo que realmente se va a hacer y otras cosas se edulcoran, pues total, a veces hay que darle con vaselina compadre. Lo realmente preocupante, es que lo que se piensa hacer, es radicalmente opuesto a lo que se dice, y eso ya es descaro, desfachatez y la forma más vil de hacer política. Pensar como Guerra, y desde luego el candidato burgués, que se puede pasar la tijera a la española, es cometer el mayor error de interpretación posible. Pero además haciéndolo conscientemente - pues abrazo al campesino, al trabajador, al vendedor ambulante, y le digo que respeto y respetaré las misiones, pero luego en Caracas digo que PDVSA a lo suyo- es aún peor, porque denota que quien lo dice es capaz de lo que sea, incluso de volver por sus fueros antidemocráticos abrileños para salir de un gobierno que sí ha puesto la renta petrolera al servicio de los más necesitados con logros reconocidos internacionalmente, por instituciones que lejos están de abrevar las fuentes ideológicas en las que bebe el gobierno revolucionario.
Pero el error de interpretación se da por dos factores fundamentales. El primero es la carencia de un discurso moral que logre impactar al electorado mayoritario, hablan de lo social cuando fue Chávez quien puso el tópico en el escenario político nacional. Hablan de respetar a los trabajadores públicos, cuando una vez asumido el poder en sus gobernaciones y alcaldías persiguieron y erradicaron a cualquiera con tufo chavista. Hablan de respeto a la Fuerza Armada, cuando hasta hace poco les decían arbolitos de navidad. Hablan de repotenciar e institucionalizar las misiones, pero le cortarán el chorro de petróleo al pueblo devolviendo PDVSA a la “meritocracia”. Hablan de inclusión y resulta que a los propios adecos, copeyanos y otros actores del espectro opositor les han dado ya una patada allá abajo donde no pega el sol, a menos claro, que te metas en playa nudista. Las careta se les cae sola y el segundo factor;
Es que buena parte de los teóricos de la Mesa, siguen atrapados o entrampados, en el dogmatismo del “Consenso de Washington” y así es muy difícil elaborar una propuesta incluyente para la sociedad, por eso no les queda de otra que ocultarla. Porque es hartamente complicado, explicarle a aquel que acude a un Mercal en busca de alimentos baratos y de calidad, que eso no se debe hacer, pues es un gasto público que altera las cuentas nacionales, no es productivo y que los alimentos son cosa de la empresa privada, ¡ah pues!¡¿ y no es que tengo derecho a la alimentación?! Eh… sí pero no. Error de interpretación.
Y en busca de no interpretar mal el deseo del lector, no ahondaré explicando la reacción de cada beneficiario de una misión. Porque a fin de cuentas lo que se trata es de mencionar, que sí nosotros queremos evitar la catástrofe que se puede generar en el país con la aplicación del plan económico promovido por la MUD y que hace pocas horas ha salido a la luz pública, hoy más que nunca debe arreciar la movilización, el debate de las ideas, el convencimiento de aquellos que aún dudan de lo que hoy estamos construyendo y tener visión de estrategas, no perdernos en el bosque de la autoflagelación sino unir fuerzas entre todos para ratificar a quien hoy es sinónimo de paz y estabilidad para la Nación, evitando caer así en un craso error de interpretación.
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