La respuesta contundente es no. Por el contrario, la necesidad de llevar a la culminación su Plan B es cada vez más necesaria e ineludible.
El Plan B no tiene una fecha determinada para su aplicación, aunque en torno al 7 de octubre las acciones para dar el zarpazo a la revolución, se hacen más urgentes para el imperio estadounidense y la canalla del país, por lo que, para esa fecha, estarán en el nivel paroxístico de su despliegue.
El Plan B se comenzó a aplicar desde mucho antes de que se instalara la mampara estratégica de aglutinamiento proimperialista, conocida como Mesa de la Unidad y antes de que se definieran abiertamente por la candidatura del ricachón fascista Capriles Radonski.
El Plan B no es una sola acción sino el despliegue claro y en combate, de una guerra que en la actualidad es conocida como de baja intensidad.
La contienda electoral es, para el imperialismo yanqui, la oligarquía criolla y la ultraderecha venezolana, una coyuntura aprovechable para la creación de descontento, el fomento del caos y la introducción de acciones violentas que abran las puertas para la intervención militar extranjera, ya sea por la vía del paramilitarismo y los mercenarios o por la participación de fuerzas "regulares" de control imperial, que llegarían para "reestablecer el orden" y alcanzar "la paz y la democracia" en una suerte de "salvación" para el país.
Entonces, desechemos las ilusiones. Las fintas observadas en los últimos días, con separaciones y llamados a los acostumbrados estilos de De Lima y Ojeda, en realidad significan muy poco, desde el punto de vista de los objetivos y planes para alcanzarlos, que en profundidad maneja la derecha más rancia y pitiyanqui, que no cree ni ha creído nunca en democracia sino en la dictadura monolítica y de pensamiento único, del gran capital.
Lejos de ilusionarnos por el aparente desmembramiento y derrumbe del la MUD y de los apoyos a su candidato Majunche Jalabola, es la hora de que el pueblo revolucionario arrecie la vigilancia, profundice la movilización en torno al candidato de La Patria, Hugo Chávez, asegure un numero mayor de votos para la victoria el 7 de octubre y se comprometan cada vez más, con la conquista de nuestra definitiva independencia y la construcción del socialismo.
El Plan B está en pleno desarrollo y la contraofensiva del Plan Ch de los revolucionarios debe mantenerse en alerta roja.
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