El único país del mundo que se haya pronunciado sobre Venezuela y las elecciones, y que no ha reconocido la presidencia de Nicolás Maduro, es Estados Unidos. Esto genera clara suspicacias, siendo Venezuela el país que cuenta con las más grandes reservas de petróleo certificadas en el mundo.
Acompañada a esta política de deslegitimar la institución electoral venezolana, Obama, cuan paladín de los Derechos Humanos, ha denunciado que en Venezuela no hay garantías democráticas y hasta se violenta la “libertad de reunión”. La Corte Interamericana sobre Derechos Humanos, adscrita a la OEA, va a pronunciarse de manera nefasta sobre Venezuela, omitiendo todo reclamo justo en materia de derechos humanos, cuando 11 personas chavistas murieron en nuestro país a cargo de la violencia fascista incitada por Capriles, juzgarán a Venezuela por supuesta falta de garantías democráticas. Que paradoja. Al unísono, diputados de la MUD hacen lobbys con parlamentarios de ultraderecha en varios países, para emitir pronunciamientos conjuntos y que les cedan espacios en los parlamentos y espacios de la política en dichos países, recibiendo al mismo tiempo atención mediática. La versión de lo que sucede en Venezuela, dicha por los emisarios de la MUD, es deplorable y es magnificada en medios en esos países.
Hay una obvia agenda internacional sobre Venezuela, donde los factores más reaccionarios de la política internacional, se ciernen, en lo que se considera una lucha por definir los factores del poder, no solo a lo interno de nuestro país, sino el desarrollo de la geopolítica en la región latinoamericana. Piedad Córdova, ha denunciado a factores de la ultraderecha militarista uribista, de acariciar la idea de un golpe de Estado en Colombia. Una de las razones de tal cosa, es la división política de la derecha y sus factores económicos internos en Colombia sobre el tema de Venezuela, además de bemoles internos de la política colombiana. Brasil y Argentina, cuadrados con la revolución bolivariana, asumen una postura vertical a que no se desestabilice nuestro país, y esta misma semana, el segundo hombre al mando de China, visita nuestro país para afincarse en relaciones estratégicas a largo plazo.
Sobre la situación de un país como el nuestro, en el escenario internacional, no hay nada enteramente seguro. Libia, apenas a un año antes de su intervención, era miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y contaba con un posicionamiento internacional que no había tenido en 30 años, producto de muchas concesiones del Coronel Gadaffi. Esta situación, es una lección en si misma para nosotros. Pese a las razones estratégicas que den cuenta de apoyo internacional, este marco de relaciones puede cambiar de manera repentina, cuando el poder imperial asume que hay condiciones para ir directamente a la desestabilización y destrucción de un país por sus recursos naturales.
Entonces la reflexión, del marco de relaciones internacionales, y el devenir de la revolución bolivariana, se define es a lo interno. Nuestra situación de reserva energética mundial, nos da cierta posición de dominio para definir nuestro marco de relaciones internacionales. El principio fundamental de la política del Comandante eterno Hugo Chávez, era la no confiscación u hipoteca de nuestra soberanía por factores externos. Es un escenario complejo para nosotros, que también exige nuestra cohesión interna. Debemos tener claro el objetivo estratégico de Venezuela para las potencias, y que esta, incide en la dinámica interna. Mientras puertas afuera de nuestro país, se definen posturas, en nuestro país navegamos en un mapa de sabotaje económico, el recrudecimiento de coletazos estructurales de nuestra economía rentista, y la agitación política de la derecha, quienes aún tienen a su candidato en la calle, manteniendo su piso político en tiempos no electorales.
No deja de preocupar, que las declaraciones de Obama sobre Venezuela, fueron idénticas a las que hizo antes de que se interviniera Libia y Siria. Nuestro país, es un caldo de cultivo a la desestabilización generalizada. Por tanto las fuerzas revolucionarias deben estar a la altura del momento, con alta claridad y cohesión política. Estamos resistiendo duros golpes, pero aguas abajo, en la militancia, se puede percibir una especie de letargo, o agotamiento, que puede llegar a ser peligroso, en condiciones adversas a la estabilidad política, como las actuales. Nuestra base de apoyo y nuestras fortalezas políticas tienen que consolidarse, en un comando nacional político civico-militar, no solo conformado por grupos en el alto poder político, sino que deben crearse espacios a nivel regional, municipal y parroquial para asumir situaciones de dirección política en coyunturas como las que podrían venir. Estamos pasando por alto las amenazas en las que estamos, mientras nuestra sociedad y nuestro piso político social chavista, está en el letargo, sin direccionalidad clara en ese sentido, mientras la dirigencia en el Gobierno, batalla desde la oficialidad, con los factores antagónicos. Alerta pueblo!!!
*Profesor
Prof.nelsonsanchez@gmail.com