De verdad que las declaraciones de la nueva embajadora de los EEUU ante la ONU, Samantha Power, constituyen una diabólica mezcla de ignorancia con muy mala intención imperial.
Sabemos que la sociedad norteamericana es una de las más incultas del mundo, y que además la carta de presentación de los funcionarios diplomáticos estadounidenses ante los organismos multilaterales, es arremeter contra Venezuela, pero que esta funcionaria lo haga señalando que "su misión ante la ONU será combatir la represión que existe en Venezuela", refleja el tremendo desconocimiento de la historia de nuestro país, y la permanente intención de la ultraderecha norteamericana de utilizar los escenarios diplomáticos para desplegar su permanente ofensiva contra la Revolución Bolivariana.
Seguramente esta funcionaria no ha leído absolutamente nada acerca de las Dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez, tampoco ha tenido noticias de las 1300 desapariciones forzosas de personas por actividad política durante los gobiernos de la Cuarta República, ni de los 5000 masacrados durante el Caracazo en 1989.
Que una embajadora de los EEUU de Norteamérica haga este destemplado señalamiento puede indicar dos cosas: la tremenda hipocresía del Presidente Obama en lo que respecta al supuesto interés de su gobierno en restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela, o el hecho de que la ultraderecha está marcando la pauta en la política exterior de su Gobierno.
Esta desconsiderada acusación contra Venezuela, se produce en el contexto de la agresión contra el Presidente Evo Morales, el ensañamiento contra el ex-trabajador de la Agencia Nacional de Seguridad Snowden, y la amenaza de que las fuerzas de la OTAN podrían derribar cualquier avión que intente trasladar a este ciudadano a territorio latinoamericano.
Y la pregunta es: ¿Con cuál autoridad moral, con cuál respaldo material de respeto al derecho internacional humanitario, puede la Sra. Samantha Power hablar de represión en Venezuela?
Además de formular un duro reclamo al Gobierno Norteamericano, como lo ha planteado el Presidente Maduro, estamos obligados a recordarle a esta funcionaria que en nuestro país se disfruta del más amplio régimen de libertades públicas, que en 14 años de Gobierno Bolivariano se han respetado escrupulosamente los derechos humanos, y que las fuerzas políticas de oposición han podido desarrollar sus actividades sin limitaciones, al punto de que en varias oportunidades (y con apoyo estadounidense, por cierto) han hecho uso de la agenda golpista y violenta, sin importarles para nada el menoscabo a los derechos humanos de miles de ciudadanos.
El Gobierno de los EEUU está obligado a dar una explicación convincente de la posición expresada por la Sra. Power, de lo contrario podrá entenderse que dicho Gobierno no está interesado en sostener relaciones cordiales y de respeto con Venezuela, con lo cual no tendría ningún sentido mantener la designación de un Encargado de Negocios en territorio norteamericano.
