Es obligado, en primera instancia, aclarar que no todo imperio ha desarrollado una política imperialista porque implicaría aceptar, sine qua non, que la Historia de la Humanidad ha estado transitando por los paradigmas del sistema capitalista (exageradamente) desde los tiempos de las cavernas y Trucutú. Es decir, seamos precisos en nuestras apreciaciones académicas además de político-ideológicas porque podríamos aceptar subjetividades no aptas para el actual proceso revolucionario venezolano.
En esa línea de reflexión, al tiempo del presente desarrollo, nos consideramos que el proceso expansionista del sistema capitalista en todas sus intensidades podría haberse desarrollado con las presencias de las testas coronadas de Holanda, Francia y Gran Bretaña en las regiones meridionales de la zona centro-occidental del continente asiático, concretamente, en la India e Indonesia y Malasia. Esa realidad contiene un objetivo desarrollo nacional socio-económico a favor de Gran Bretaña ante Francia y Holanda producto tanto de la Revolución Industrial como del propio desarrollo del sistema naviero británico lo cual le permitió derrotar a las huestes tanto francesas como las holandesas localizadas en la India e imponer unas negociaciones, en el caso de ese país asiático, con los poderes institucionales de provincias costeras locales cuales, en última instancia, fueron las provincias que se convirtieron en “cabeza de playa” para la expansión del poder imperial británico en sus políticas imperialistas expansionistas a desarrollarse en la segunda mitad del siglo XVIII (“The East India Company”. Brian Gardner. Barnes & Noble. New York, 1997, pp. 319).
En nuestra modesta opinión, la segunda etapa de esa expansión obligante imperialista del desarrollo del capitalismo británico “offshore” se expresó producto de una balanza comercial negativa para Gran Bretaña en su comercio bilateral con el Imperio manchú-chino durante la primera mitad el siglo XIX que “obligó” (sic) a Gran Bretaña buscar revertirla exportando “opio indio” al mercado chino-sureño-cantonés cual provocó, por lógica ético-comercial china, la reacción del imperio manchú de confrontación armada que concluyó en la derrota de los ejércitos locales cantoneses chinos y la imposición por la parte británica del “Tratado de Nanjing” (1842 y la cesión de Hongkong).
Nos consideramos que la estructura jurídica del mencionado tratado impuesto al gobierno chino como la base jurídica del Derecho Internacional Público, fundamental y referente, sobre el cual se sustentó el marco jurídico internacional de la política imperialista en el marco del desarrollo del sistema capitalista mundial imperial-imperialista para la justificación legal-internacional de la expansión de ese capitalismo mundial de las Potencias europeas teniendo a Gran Bretaña como la nación líder fundamental-temporal y referente de la justificación de la tesis de la praxis imperialista en obligada y necesaria realidad estructural del desarrollo del sistema capitalista per se (Treaties and Agreements with and concerning China, 1894-1919. Mac Murray, John. Carnegie Endowment for International Peace. Washington, 1921, pp.1729)
En lógico desarrollo del presente texto nos vemos obligados a precisar que desde el mismo momento cuando se firmó el referido tratado entre Gran Bretaña y el Imperio manchú-chino, las demás potencias europeas percibieron la importancia del mercado chino y exigieron su presencia en “la repartición de tan exquisita torta comercial” participando, obligadamente, en la firma de cualesquiera otro tratado y/o acuerdo que se alcanzare con Beijing.
En el marco del presente desarrollo, era de toda lógica imperial que el imperialismo europeo, como globalidad en intereses seudo-comunes, le impusieran un otro tratado a Beijing (Peiping) como consecuencia del lógico accionar militar invasivo-expansionista-imperialista que se fuera desarrollando a posteriori de la firma del anterior tratado arriba mencionado; en ese marco histórico, también como consecuencia de la 2da. Guerra del Opio y la consecuente derrota de las tropas imperiales chinas, se firmara un nuevo tratado que se le denominara por la ciudad china donde se había firmado: Tratado de Tianjin (1859) cual permitió a las potencias imperialistas europeas firmantes imponer nuevas “aperturas de puertos en ciudades ubicadas tanto sobre el Mar del Sur y del Mar de Este de China”.
Es en sus consecuencias temporales que los diferentes imperialismos europeos, incluyendo el de la Rusia de los Romanov, se desarrollaran en profundidad las presencias imperiales en casi todo el territorio chino. El marco jurídico se fue perfeccionando según las realidades presentes-consecuenciales de ese expansionismo-invasivo cual, obviamente, desarrolló toda la teoría jurídico-internacional-imperialista para la justificación jurídico-legal de esa presencia extranjera en territorio chino; es decir, ese desarrollo imperialista-expansivo que se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XIX por parte de los imperialismos europeos con ligeras presencias de los EEUU de América se expresó, conjuntamente, con el carácter fundamental-ideológico-justificativo de esa expansión militar-imperial con lo obligado-ideológico-religioso-impuesto (“adelante van los fusiles y los pastores anglicanos”) para todo el territorio chino confrontando a la débil gobernanza del Imperio manchú y a sus obsoletas tecnologías militares que permitieron y sustentaron, en su praxis, esas expansiones imperial-imperialistas en regiones geográficas específicas, según los intereses de cada imperio europeo, en el territorio chino. Dicha política imperialista sentó sus bases fundamentales en tratados y acuerdos firmados con diferentes contenidos y justificaciones jurídico-financieras (préstamos, inversiones, aduanas, tráfico de drogas, bases militares, jurisdicción de los extranjeros en territorio chino, por solo algunas referencias. “The Maritime Custom”. Code of Customs Regulations and Procedure. Statistical Department of the Inspectorate General of Customs. Shanghai, 1937, pp. 562) con la adición, inevitable, al conjunto imperialista europeo, de la neo-realidad histórico-estructural-socio-económica japonesa producto histórico consecuencial de la obligación al status quo del poder samurái a una profunda intra-reflexión-socio-militar ante las objetivas realidades militar-expansionistas imperiales europeas cuales fueron objetivadas y confrontadas con las realidades internas japonesas cuales, a su vez, se conjugaron con los “miedos referentes sustentados en las debilidades estructurales del estado del Imperio japonés” lo que obligó al diseño de políticas y su implementación en el marco del denominado proceso histórico como la “Restauración Meiji”; es decir, dicha restauración significó la necesaria por obligada modernización profunda del Estado japonés y su particular y objetiva “occidentalización a lo japonés” (“Narrative of Elgin´s Mission to China and Japan, 1857-1859”. Laurence Oliphant. Oxford Univ. Press, 1970, pp. 492).
La “Restauración Meiji” en su proceso estructural le fue permitiendo al Imperio japonés confrontar sus propias contradicciones internas en lo referente a los cambios tanto a nivel de la superestructura (jurídico-ideológico que significó, a posteriori, la tesis japonesa de “Asia para los asiáticos”) cual los sustentó, los cambios obligados e imperativos, en la reflexión y estudio del sistema jurídico germano-prusiano mientras que a nivel de la estructura económica basó su desarrollo en su propia industrialización cual la obligase a confrontar dos (2) importantes variables por inevitables: las contradicciones sociales y social-económicas con la pauperización de la social japonesa por el desarrollo de las características de los presupuestos nacionales así como la necesidad de obtener las materias primas obligantes que exigía aquel desarrollo industrial japonés, particularmente, dirigido a la industria militar con las finalidades de confrontar las asimetrías tecnológico-militares vis a vis las realidades militares de los imperios europeos en sus expansiones por los territorios asiáticos.
La “Restauración Meiji” contiene en si misma una muy interesante realidad en el marco de los cambios profundos estructurales cuales se expresaron en la transformación de los shogunatos y, en consecuencia, de los samuráis en los “zaibatsu” como conglomerados empresariales (Mitsui, Mitsubishi; Sumitomo) y la “nueva doctrina político-militar”, cuales le permitieron al Imperio japonés diseñar su “propia política nacional e internacional imperialista” para Asia continental (Guerra sino-japonesa, 1894-1895), en primera instancia, y, posteriormente, se expresó esa “política imperial” japonesas con la “Guerra ruso-japonesa” (febrero, 1904-septiembre, 1905).
Visto lo anterior, nos consideramos que, sin olvidar las expansiones imperiales en África, la propia esencial del imperialismo se expresó en todas sus dimensiones: políticas, jurídicas, religiosas, militares, financieras, económicas e ideológicas en las regiones asiáticas, particularmente, como centro neurálgico central, en China.
Lo inmediato anterior lo exponemos porque nos consideramos que el imperialismo, como tal, es decir, como expresión etapista, en primera instancia, contenida en el sistema capitalista, cierra su primer ciclo con la incorporación agresiva del “imperialismo japonés” que conformó parte fundamental de la contradicción de la “política de estado de los EEUU de América de no límites fronterizos” que se conjugó y concretó tanto en las ocupaciones estadounidenses de las Filipinas y otras regiones insulares asiáticas como con la praxis de la “Doctrina Monroe” a finales del siglo XIX, en términos históricos, preferentemente, y no por la data sustentada en el “hecho histórico” (Bernard Lonergan. “Método en Teología”. Historia y Historia e historiadores. Ed. Sígueme. Salamanca, 2006, pp. 169-228).
¿Cuándo podríamos considerar que la política de estado capitalista estadounidense se convirtió en la “hoja de ruta” del desarrollo del capitalismo en los EEUU de América como paso fundamental hacia su expresión extra-fronteras geográficas de la lógica del propio desarrollo del capitalismo yanqui hacia su etapa superior imperialista? Nos consideramos que la propuesta que salió de los escritorios del Departamento de Estado estadounidense en nota verbal (la denominada, popularmente, como nota diplomática) a las Cancillerías de los gobiernos imperiales más cercanos a los paradigmas del concepto “imperialismo” en aquella etapa del desarrollo del sistema capitalista mundial en la realidad de las “14 Potencias” (concepto sinense), en cuyo texto se contenía por parte de Washington la la tesis de la “Open door policy” (“Política de Puertas abiertas”. Años: 1899-1900) cuya proposición fuera elevada a los “aliados” pero no así a los “socios”, cual era directa y puntual como profunda en su contenido relacionada en todos sus paradigmas a las realidades consecuenciales que todo tratado y acuerdo jurídico-imperialista que se suscribiera por cualquiera de las potencias imperial-imperialistas signatarias del acuerdo en referencia, concretamente, con el gobierno de la China imperial-manchú y que significaba en su implementación y desarrollo que el resto de los países signatarios del acuerdo arriba mencionado tendrían las mismas ventajas jurídico-financiero-económicas contenidas en el texto del acuerdo bilateral firmado entre una potencia imperial con el gobierno chino, aplicable en toda la geografía china; dicho tratado en su contenido significaba, en última instancia, la aplicación del beneficio explícito en el tratado bilateral signado para todos los gobiernos que acordaran suscribir la propuesta en mesa elevada por Washington con la finalidad de “regular las competencias inter-imperios”.
Es decir, para su mejor comprensión; sí, por ejemplo, los EEUU de América firmaba un acuerdo que le permitiera desarrollar algún campo petrolero (como lo alcanzó la Standard Oil Co en la provincia de Shaanxi. “Acuerdo entre los EEUU –Standard Oil Company of New York- y China. Treaties and Agreements…Number 1914/3, pp. 1109-1113) los beneficios correspondientes y globales en el texto legal suscrito por las partes, se traspasarían, inmediatamente, al resto de las potencias suscribientes al texto arriba mencionado de la “Política de Puertas abiertas” obligando así a unificar las oportunidades y derechos imperialistas para y en toda la geografía china evitando, en consecuencia, la no-equidad en la repartición territorial chino y los beneficios correspondientes en el marco del desarrollo de las políticas imperialistas en el “país del Centro” y, al tiempo, evitar confrontaciones bélicas entre potencias.
Pero ¿Qué significa, realmente, en el marco de las contradicciones de las políticas imperialistas de los imperios europeos con presencia en China, con presencia profundamente consolidada, la “obligada” aceptación de la propuesta estadounidense de suscribir el texto contenido en la nota verbal en referencia? En nuestro criterio, estando la propuesta estadounidense referida dirigida a imperios ya establecidos en la China desde la segunda mitad del siglo XIX y la correspondiente aceptación del tratado en mención por todos los imperios europeos y el japonés, ello podría significar, por partes de esos imperios europeos y japonés, la aceptación del “neo-poder político del neo-imperio estadounidense” en el concierto internacional con todas sus correspondientes consecuencias político-jurídico-legales (¿política global?) pero precisando las diferencias ideológicas imperialistas cuando consideramos la temporalidad de aquella expresión de la ideología de los EEUU de América que impondría globalmente sustentándose en la “cultura occidental judeo-cristiana al estilo yanqui” (Alfred D. Chandler y otro. “Una nación transformada por la información”. México. Oxford Univ. Press, 2000, pp. 432); es decir, tesis ideológica impuesta, inevitable y en su praxis, al finalizar la 2da. Guerra Mundial (año 1947) como: “american way of life”.
Es decir, el Poder (conceptualmente expresado y explicado por don Alberto Müller Rojas) estadounidense desarrolló sus objetivos super-estructurales (ideología) y estructurales (economía invasiva) en un periodo objetivo que enmarcamos entre 1900 al año 1947. En ese orden, podríamos inquirirnos cómo se fue expresando ese desarrollo socio-económico e ideológico estadounidense en el marco de las objetivas realidades que se fueron manifestando durante, prácticamente, la primera mitad del siglo XX. Es decir, para comprender en profundidad académica como también ideológica, se debería precisar el conocimiento histórico-objetivo de todas las variables que se fueron manifestando en el mundo global-europeísta conjuntamente con todas sus contradicciones socio-político-financiero-económicas y, fundamentalmente, ideológicas (fascismo como base-fundamental socio-económico e ideológico tanto para el nazismo, como expresión germano-austriaca como para el falangismo como solución final contra el comunismo y el anarquismo en la España de Francisco Franco Bahamonde.
Richard J. Overy. “El camino hacia la guerra”. Madrid. Espasa, 2009, pp. 229. William Shirer. “Diario de Berlín, 1934-1941”. Bogotá. Debate, 2009, pp. 527. José María Pérez Gay. “El Imperio perdido”. Madrid. Plaza y Valdes, 1991, pp. 350).
A título de información en las actuales realidades se están realizando serios estudios de dicho espacio histórico referido en la Comunidad Europea mientras que en Venezuela, según expresado por José Vicente Rangel Vale en entrevista a Eleazar Díaz Rangel, viene estudiando la Historia de la España del espacio histórico arriba referido así como los estudios de otros estudiosos e historiadores.
¿Qué tratamos de expresar con lo antedicho? En nuestro criterio como historiador consideramos que el denominado y calificado como el “imperialismo yanqui” (“green-go” pedían, imperativamente, los mexicanos) propuso a lo interno-nacional estadounidense una política de estado inteligentemente estructurada, planificada y desarrollada ante realidades objetivas histórico-temporales frente a los desarrollos de los imperialismos europeos y la neo-realidad japonesa-expansiva conjuntamente con un profundo análisis del desarrollo del sistema capitalista global (si se desea: internacional) en las variables de los significados de lo tradicional-imperialista con las “reparticiones territorial-nacionales” como en las particulares variables que significaban las necesidades de materias primas y la obligada ocupación violenta de mercados consumistas en sus expresiones coloniales como semi-coloniales (caso concreto: China y las dependencias de los países al sur del río Bravo).
Al realizar un “paneo” del proceso histórico del desarrollo económico interno de los EEUU de América durante el proceso de la decisión político-estatal de la famosa política estadounidense del “aislamiento” observamos como el desarrollo de la economía estadounidense se comportó en “V” con una fuerte e importante caída con el “Crack del 29” (La Gran Depresión) que afectó, seriamente, las realidades socio-económicas internas estadounidense pero, al tiempo, también afectó a la economía mundial, particularmente, la Europea post-Versalles.
Es, al tiempo, en curiosidad histórica, comprobar, en serio estudio académico, el desarrollo del anti-comunismo en Europa en expresión anti-soviética y anti-estalinista y cómo se expresó el marxismo en los EEUU de América (es interesante conocer las influencias de la Komintern en México y recordar que la “Doctrina McCarthy” se desarrolló en su pleno concepto del “american way of life” posteriormente a la finalización de la 2da. Guerra Mundial).
En conclusión temporal, nos consideramos que la primera mitad del siglo XX hasta la participación de los EEUU de América en la 2da. Guerra Mundial tanto en el continente europeo como en el Pacífico, la podríamos considerar como la etapa fundamental-histórica del desarrollo del sistema capitalista estadounidense a lo interno-nacional sin negar por ello la expansión imperialista estadounidense en la Región geográfica al sur del río Bravo y del estado de la Florida con la aplicación en praxis de la “Doctrina Monroe”.
En el marco del desarrollo propuesto en texto, es a partir de la finalización de la 2da. Guerra Mundial cuando los EEUU de América comenzó, a fondo, con el desarrollo de su política imperialista internacional vista las serias debilidades de los gobiernos europeos occidentales en decadencia; frente a la derrota militar del Imperio japonés después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki; ante la objetiva consolidación de la política estalinista en Europa Central post-2da. Guerra Mundial; teniendo que asumir la consolidación del gobierno soviético y su política del “socialismo real”; el inevitable triunfo de la Revolución China bajo el liderazgo de Mao Zedong; confrontarse con la primera guerra extra-continental a la cual se enfrentó el “novel imperialismo estadounidense” en la península de Corea con la participación activa de ciertos aliados regionales; la expansión de las tesis de la 3ra. Internacional en América Latina y Centroamérica que provocó la profundización de la tesis del “patio trasero”; el famoso artículo de “Mister X” como base fundamental ideológica en la cual se sustentaron los paradigmas de la “Guerra Fría”; el desarrollo a lo interno-nacional de la política “macartista anti-comunista” cuando la intelectualidad estadounidense que se había visto influida tanto durante los últimos años de la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX por tesis progresistas y marxistas europeas; la imposición de la tesis ideológica del triunfalismo guerrerista de los ejércitos estadounidenses expresado en el marco ideológico de los “superhéroes”; el desarrollo de la industria militar estadounidense a nivel nacional; el comienzo en lógica económico-ideológica y militar de la “Guerra Fría” que en Venezuela se expresó con el “Golpe de Estado a don Rómulo Gallegos”.
A su vez, ese expansivo imperialismo estadounidense conoció sus propias derrotas militares tanto en la realidad conclusiva de la “Guerra de Corea” como en la “Guerra de Vietnam”. En ese mismo marco referencial, a lo interno de los EEUU de América, en lo social, la propia dinámica de la política del “american way of life” desarrolló su propia contradicción interna gracias a dos (2) factores y realidades sociales: los beatniks y los hippies. Los primeros como consecuencia de los soldados repatriados de la 2da. Guerra Mundial y la Guerra de Corea (por ejemplo el famoso poeta norteamericano Allen Ginsberg) mientras que en el segundo caso podríamos señalar tanto Monterrey como Woodstock profundamente unida a la realidad de la Guerra de Vietnam.
En el desarrollo lógico de la expresión imperialista estadounidense a posteriori a lo inmediato expuesto, es obligante referirnos a las siguientes variables que “afectaron” a ese imperialismo estadounidense: la “crisis del bath”; la “Caída del Muro de Berlín”; la política diseñada e impuesta por Deng Xiaoping de “reforma y apertura”; la política de Mihail Gorbachov para la URSS; la “unipolaridad” y la aparición en el escenario internacional de Hugo Rafael Chávez Frías. Es decir, nos consideramos que la “unipolaridad” estadounidense como “imperio” le permitió “dar un salto” en las calidades objetivas del desarrollo del sistema capitalista imponiendo mundialmente la “globalización” pero teniendo en su seno su propia contradicción que permitió, en última instancia, la “Crisis del Wall Street” y sus consecuencias globales cuya realidad que nos obliga a proponer una simple inquietud: ¿la “Crisis de Wall Street” fue una variable conclusiva de la contradicción en el desarrollo global del sistema capitalista que produjo su propia crisis estructural y/o fue producto de los desarrollos de las contradicciones que se expresaron con la presencia en los mercados mundiales y, en consecuencia, de la demanda de las materias primas tanto de los “Tigres Asiáticos” como del desarrollo sostenido de la economía de exportación de la República Popular China?
A lo que nos lleva actualmente a inquirirnos: ¿están los EEUU de América en decadencia como imperio y/o en un proceso de reingeniería interno-nacional-estructural de su sistema capitalista con la finalidad de imponer una nueva reingeniería global-mundial en el sistema capitalista occidental-tradicional que ha obligado al Poder estadounidense a imponer lo que ha definido, perfectamente, José Vicente Rangel Vale (JVR) como la “nueva política Obama”? Pero ¿Qué significa, realmente, la propuesta de JVR referida a esa “nueva política Obama” en el marco actual de los cambios profundos y estructurales que se vienen expresando en la política estadounidense y qué podrían significar las contradicciones político-ideológicas en enfrentamiento entre la propuesta del “Tea Party” de un estado no intervencionista frente a las objetivas realidades socio-económicas que se exponen en crisis social interna en los EEUU de América, como la importante tesis imperialista de inversiones de capital en países específicos en el marco de los intereses geopolíticos estadounidenses? (particularmente se está observando en la España borbónica cual pareciera iría en camino a convertirse en una moderna semi-colonia del Capital estadounidense y la consolidación como “cabeza de playa” de la estructura militar actual estadounidense para el Mediterráneo. En ese marco referencial, observamos las propuestas catalanas y las inmediatas respuestas de las trasnacionales de retirarse del territorio catalán para ubicarse en otras regiones geográficas españolas).
Por lo que nos preguntamos: ¿se expresa una profunda crisis social en la sociedad estadounidense frente a las contradicciones presentes tanto en la estructura como en la super-estructura nacional-yanqui? Por último, es obligado “poner sobre la mesa”: ¿Qué significa, objetivamente, la “neo-política humanista” impulsada por el Poder estadounidense desde el Departamento de Estado, de la Secretaría de Defensa y el Pentágono y qué podría significar para América Latina un hipotético triunfo electoral de Hillary Rodham Clinton en conociendo sus principios intervencionista-expansivos de la neo-política imperialista estadounidense y en conociendo sus serios y profundos acercamientos al ala más radical del sionismo internacional?
La “nueva política Obama” se expresa en varios escenarios internacionales, a saber: en primer lugar, la consolidación de la presencia militar estadounidense en la Región de Asia-Pacífico; en segundo lugar, la presencia consolidada de la 4ta. Flota en los espacios caribeños, centroamericanos y norte del continente suramericano; en tercer lugar, el contundente avance de la presencia militar estadounidense al norte del Ecuador africano bajo las tesis del combate al terrorismo islámico; en cuarto lugar, la consolidación del “frente occidental americano” bajo la tesis de la “Alianza del Pacífico” (también denominada como el “Arco del Pacífico” para Chile, Colombia y Perú); en quinto lugar y no menos importante es la propuesta de reingeniería de la OTAN con lo cual podrían desarrollarse contradicciones entre los EEUU de América y sus aliados europeístas conllevando, a su vez, el resurgimiento de la Alemania de “aquellos años de la modernidad germano-austriaca”.
En el marco de esa propuesta, el político venezolano, Douglas Bravo, según comentarios conocidos por cercanos colaboradores del líder político de izquierdas, a Venezuela le correspondería en la “regionalización continental americana de la división del trabajo” la exportación de materias primas y la importación masiva de alimentos con lo cual, sí esa tesis está sustentada en documentación oficial regional y/o nacional, entraría en profunda contradicción con las tesis que sustentan a la Revolución Bolivariana y el “ideario Chávez Frías”, al tiempo que significaría que Venezuela y la Revolución Bolivariana entrarían en el “circuito de la neo-política imperialista estadounidense para América Latina”.
Es por demás demostrable que la propuesta de JVR sobre la “nueva política Obama” denota seria preocupación del dirigente político venezolano ya que, en nuestro criterio, la intelectualidad de izquierdas de la Revolución Bolivariana aún no han expresado en un serio análisis las consecuencias lógicas del desarrollo de esa política neo-imperialista estadounidense para Venezuela en considerando varios importantes factores a analizar y desarrollar: en primer lugar, nos obligamos a preguntarnos: Cómo se desarrollarían las contradicciones entre la “nueva política Obama” y el lógico desarrollo de la Revolución Bolivariana de cambios profundos estructurales y super-estructurales del Estado rentista venezolano teniendo en consideración la tradición sico-política de las derechas venezolanas cuando se asumen enmarcadas en las tesis dependentista de la periferia con respecto al centro. En segundo lugar, está sobre la mesa el “rifi-rafe” diplomático en el marco de las relaciones bilaterales en el campo diplomático entre Caracas y Washington cuando los centros de poder fácticos estadounidenses consideran a Venezuela como una semi-colonia con lo cual los obliga a desconocer las realidades internas en “pleno desarrollo” de la Revolución Bolivariana en la actual etapa encabezada por Nicolás Maduro Moros. En tercer lugar, el Poder estadounidense y Washington, necesariamente, tendrán que tomar una decisión con respecto a sus relaciones con Venezuela según dos (2) tesis en mesa: la primera de ellas sería aceptar el proceso revolucionario venezolano que significa, entre otras, la “no intervención en los asuntos internos” de Venezuela y/o desarrollar, nuevamente, la “tesis del golpe de estado” pero sustentándose en las experiencias del “11 de abril” para, en el transcurso de su desarrollo, invadir a Venezuela desde varios frentes geográficos buscando, en primer lugar, consolidar “cabezas de playa” y, posteriormente, ocupar y consolidar su presencia militar en el estado Zulia para incorporarla en la tesis de la “independencia zuliana” aliada a un “gobierno en Bogotá” poco y/o nada “amigable” hacia Venezuela y su Revolución Bolivariana. Y, por último, “sentarse a la mesa de negociaciones” para alcanzar acuerdos de “mutuo beneficio” para ambas partes.