Insistiremos: se trata de descolonizar el imaginario y en esa larga lucha (proceso) ir construyendo la utopía, un nuevo imaginario social y el de nosotros-individuo.
Es un proceso en el que la Revolución va forjando los cimientos con nuevas relaciones sociales y de producción, combatiendo el consumismo y las falsas necesidades que esclavizan al individuo, reproducen, perpetúan, las relaciones y el modo de vida capitalista.
Todo el andamiaje socializador del capitalismo en Venezuela está prácticamente intacto: una publicidad cada vez más poderosa (Neuromarketing), tendencia al consumo insaciable, el sistema y estructura educativa rezagada y enquistada en los objetivos del capitalismo; ni hablar de los medios, la industria de entretenimientos y producción de contenidos dominadas por fuerzas retrógradas, con recursos y tecnología de punta.
Culminada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos inició sus operaciones sociales y de inteligencia, sus primeras víctimas fueron los comunistas y socialistas italianos, quienes fueron derrotados en las elecciones de 1948 por la injerencia de la CIA.
Por un lado el Plan Marshall daba respuestas a las necesidades primarias de la población: alimento, vestido, vivienda, y reactivaba el aparato productivo (trabajo) y por otro lado la CIA trabajaba junto con la iglesia el imaginario anticomunista.
Ahora el imperialismo nos amenaza con una operación de radiodifusión contra Venezuela (lanza un trapo rojo), mientras que dos circuitos de radio (Unión Radio y FM Center) cuentan con más de
120 emisoras.
¡Debemos salir de la lógica de la tercera Ley de Newton!
Creo con mucho respeto, que la Revolución exige pensamientos, análisis más complejos y acciones más radicales.