¿Qué habrá qué hacer para que los ultraizquierdistas, los pontífices de la toma del cielo por asalto, los divisionistas, entiendan que el antiimperialismo es el carácter principal de la lucha de los pueblos en esta época histórica y que la instauración del socialismo mundial que no está para nada cerca ni se hará por decreto ni con voluntarismo- pasa necesariamente por la derrota del imperialismo? ¿Qué hacer para que comprendan la imprescindible necesidad de mantener la unidad del pueblo en torno al Gobierno popular y antiimperialista de Nicolás Maduro? ¿Qué hacer para que se den cuenta, los
ultras dogmáticos, los simplones, de que los gobiernos bolivarianos y antiimperialistas del continente están apoyando a la Revolución Bolivariana con mucho más lealtad e inteligencia estratégica que ellos, tan engreídos?
Es lo que se ha visto en la cumbre del G77, donde los líderes antiimperialistas del continente han expuesto con claridad la situación de Venezuela y la urgencia de asumir la defensa de nuestra Revolución ante los ataques del fascismo, comandado por los sectores más oscuros del imperialismo norteamericano.
Nuestro presidente Maduro fue tajante en ese sentido: Venezuela se enfrenta a una conspiración que pretende dividir nuestra patria, llenarla de violencia y justificar una intervención internacional con el único objetivo de apoderarse de las mayores reservas petroleras del mundo, que están en la Faja del Orinoco. Más claro no canta un gallo ¿Lo entenderán los sabihondos, los socialistas utópicos?
Lo dice nítidamente James Petras: Como EEUU perdió espacio frente a Japón,
China, Taiwán, Corea del Sur... trata de asegurar sus mercados aquí en América
Latina. Su estrategia son los mercados comunes, con los cuales pretende compensar las pérdidas en Asia.
El carácter antiimperialista de esta lucha a muerte lo confirma Evo Morales: Si sigue agrediendo el señor Obama al pueblo de Venezuela, estoy por demás convencido de que frente a la provocación y agresión Venezuela y América Latina serán el segundo
Vietnam para Estados Unidos Vamos a defender la democracia, vamos a defender los recursos naturales, vamos a defender nuestra soberanía y vamos a defender la dignidad de nuestros pueblos ¿Es tan difícil darse cuenta del fondo de lo que ocurre?
En cuanto a Raúl Castro, este expresó que los defensores del imperialismo piensan que ha llegado el momento de destruir la revolución bolivariana y derrocar al presidente Maduro empleando métodos de guerra no convencional. ¿No son acaso los divisionistas en Venezuela defensores del imperialismo, aun cuando su mezquindad y tozudez les impidan caer en cuenta? ¿No merecerán el juicio negativo de la Historia, aun cuando su intención no sea contrarrevolucionaria, aunque sus acciones objetivamente lo son? El remate de esta lección que se ha dado a los divisionistas en el G77 lo ha hecho Raúl Castro, cuando ha confirmado la gran importancia de que se preserve la Revolución Bolivariana y el Gobierno popular y antiimperialista de Nicolás Maduro, hoy por hoy faro principal de las luchas de los pueblos contra el imperialismo. Ha dicho el líder cubano: Venezuela es hoy el borde delantero de la defensa de nuestra independencia, libertad y dignidad ¿Quedará alguna vez clara la relevancia de esta lucha ante quienes en Venezuela insisten en tildar de traidor a todo aquel que no comulgue con sus devaneos librescos?
Pero si no fuere suficiente todo esto que se plantea sin sombra de duda en
América Latina y en el mundo ¿Ayudarán a la comprensión de estos equivocados los macabros planes que han hecho públicos los líderes fascistas y sus sirvientes en
Venezuela el pasado fin de semana? María Corina Machado, Leopoldo López y toda una caterva de contrarrevolucionarios que les siguen los pasos han publicado un
Manifiesto, bajo el título Sí hay una salida a la crisis, que da respuesta a la pregunta que ayer mismo se hacía el opositor Luís Vicente León: La población rechaza la violencia en todas sus expresiones, pero además no entiende el camino propuesto por quienes plantean la salida, primero autoflagelándose en sus propias urbanizaciones y
ahora explicando que en realidad lo que se pide es que Maduro renuncie, una demanda tan constitucional como el derecho de Maduro de tirarle una trompetilla. Pedida la renuncia y rechazada explícitamente, ¿qué viene ahora?
Muy sencillo, señor León, lo que viene es la segunda fase del plan conspirador, la cual se plantea una combinación de formas de lucha y la concreción de un frente fascista, un instrumento organizativo de la contrarrevolución, además de acciones tendentes a calentar las calles y preparar el escenario para la violencia multiplicada y la ansiada intervención foránea, el escenario ucraniano ¿Están entendiendo, ultras tozudos?
En el documento de marras, publicado a página completa en algunos diarios de la derecha, los firmantes, encabezados por Machado y López, expresan entre otras, las siguientes ideas:
La crisis sin precedentes que vive nuestra nación, la insuperable incapacidad del
Gobierno para enfrentarla y el firme avance represivo del régimen dictatorial, nos obliga a plantearle al país una salida a este grave conflicto: la convocatoria urgente a nuevas elecciones justas, libres y transparentes para elegir un nuevo Gobierno de
Unidad Nacional y Poderes Públicos independientes
la convocatoria a un gran movimiento nacional para impulsar la renuncia de
Nicolás Maduro prevista en el artículo 233 de la Constitución
convocamos a todos los venezolanos, y en especial a los miles de líderes y organizaciones sociales que han surgido o se han movilizado a partir de febrero, a avanzar en esta ruta y encontrarnos en un gran Congreso nacional.
Unifiquemos nuestras luchas en un gran Congreso que represente a todos los sectores y a todos los estados del país y que sirva de cauce, norte y guía para abrir una nueva página en nuestra historia, acordar las bases del país que merecemos y asumir las responsabilidades en las acciones de nuestra lucha hasta la victoria.
¿Hay que agregar más? Entre los que llamamos ultras dogmáticos hay gente valiosa, algunos con una reconocible trayectoria revolucionaria y antiimperialista. A ellos los convocamos a bajarse de la nube utopista, a tocar tierra, a reconocer la realidad. Todos pueden ser útiles en esta lucha contra el principal enemigo de la Humanidad. Hay muchas grietas en el edificio que estamos construyendo. Pero si no preservamos la obra ¿qué grietas vamos a tapar? ¡Unidad, unidad, unidad, unidad!