Día de la Independencia de los Estados Unidos de América. No, no es locura: hay no menos de tres motivos bien cuerdos.
Porque fue una revolución popular que declaró que es «evidente por sí mismo que todos los hombres fueron creados iguales y dotados por su Creador de ciertos Derechos inalienables, entre ellos la Vida, la Libertad y la procura de la Felicidad» (“We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happiness”). La pongo en inglés no solo porque soy pitiyanqui sino porque es una de las más famosas y fornidas frases de la lengua inglesa. Esa idea, en aquel 1778, infestado e infectado de monarcas y demás déspotas, era bien revolucionaria, subversiva, valiente, que con razón inspiró poco después la Revolución Francesa y también nuestra Revolución de Independencia. Hablaba de felicidad, de la que luego habló nuestro Simón Bolívar. Examinemos a esa luz el Viceministerio de la Felicidad, del que se ríen algunos que dicen admirar los Estados Unidos. Lean, estudien, no hace daño, al contrario…
Ah, que luego la Revolución Americana (así la llaman allá) se la cogieron los ricos es accidente común a otras revoluciones, la Francesa y la Latinoamericana. Así que no nos podemos quejar. O sí, precisamente nos debemos quejar porque tenemos derecho y deber de reclamar como nuestro aquel proyecto de libertad, república e igualdad. Ya con eso solo sería suficiente para celebrar el 4 de Julio.
Pero es que también uno de nuestros héroes fundamentales, Francisco de Miranda, estuvo asociado con aquella revolución. Miranda anduvo cerca y dentro de las tres revoluciones de su tiempo: la de los Estados Unidos, la Francesa y la de Nuestra América.
Pero es que hay otro hecho tan poco divulgado como conmovedor: entre quienes vinieron con Miranda en 1806, y que izaron por primera vez nuestra bandera, estuvieron varios neoyorquinos, capturados por el gobierno español de la época, gobierno borbón, como el de la actual España, dicho sea sin ánimo de cizañar, líbrenme, oh dioses, de despotricar del novísimo rey don Felipe VI. Por cierto, Julio Borges está hoy en Madrid dictando una conferencia a unos monárquicos. Supongo que es digna del 5 de Julio. Aquel gobierno borbón, pues, ahorcó a diez compañeros de Miranda, mártires neoyorkinos de nuestra Independencia.
Me parece necesario reivindicar a muchos otros estadounidenses que nos inspiran: entre ellos los redactores de su Acta de Independencia (citada arriba), Lincoln, Twain, Bierce, Panteras Negras, Malcolm X, King, Batallón Lincoln (voluntarios por la República Española), Wells, Hemingway, Chomsky, Penn, Glover, Stone, a tres maravillosas afroamericanas: Irene Morgan, Sarah Louise Keys y Rosa Parks, primeras en oponerse a la segregación en los autobuses. Joplin, Hendrix, Dylan. Cassius Clay, Paul Robeson. Y las poblaciones afroamericana, hispana e indígena, que luchan por sus derechos.
Lo demás está en un artículo que escribí hace cuatro años: «Yo sí soy pitiyanqui», que puedes leer en http://bit.ly/hemYNx.