El epígrafe de este artículo lo tomé de una expresión del argot cotidiano de los españoles. Por ejemplo, en una película filmada en la península observé el caso de un derrumbe de cuyos escombros sacaron a un sobreviviente. El salvado perdió a su mujer, sus dos hijos y de su apartamento solo quedaron ruinas. Cuando un periodista interrogó al desenterrado sobre su estado de ánimo, el hombre se sacudió el pantalón y ante la mirada estupefacta de los presentes exclamó: ¡joder…no pasa nada!
Pareciera que, según los acontecimientos en el ámbito mundial, podríamos utilizar esta misma frase. Quizás si al presidente Truman, después de lanzar dos bombas atómicas sobre dos ciudades japonesas, causar más de trescientos mil muertos de la población civil, la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, le hubiesen preguntado sobre su estado de ánimo, de seguro contestaría: ¡joder…no pasa nada!
En el 2002 un grupo de militares traidores decidieron acabar con el gobierno de mi comandante Chávez, en alianza con un sector del empresariado nacional y extranjero, con unos relapsos de la jerarquía de la Iglesia Católica, con ciertos grupos sindicales lamepisos de sus patrones, con el gobierno de EEUU, con el reino de España, con los dueños de medios de comunicación, entre los comprometidos a favor de la caída del gobierno democrático. Por fortuna esta aciaga escalada duró menos de 48 horas cuando el pueblo, al lado de militares constitucionalistas restauró en la silla al verdadero inquilino de Miraflores. En estos casos, cuando se depone a un presidente democrático de su autoridad, pero desligado de las órdenes de Departamento de Estado de EEUU, el Secretario General de OEA y el presidente de la Comisión de Derechos Humanos, gritaron al unísono: ¡joder…no pasa nada!
En el año 2009 muchos de los que estamos vivos presenciamos un descarado golpe de estado contra el presidente Zelaya en Honduras. Posteriormente en el año 2012, de manera similar, acaeció un golpe parlamentario contra el gobernante de Paraguay Fernando Lugo. Al igual que en Honduras, el congreso obligó a otro mandatario democrático a abandonar la presidencia. La OEA no se pronunció sobre las fechorías de un grupo de legisladores y jueces que respondían a los intereses de sectores empresariales nacionales y extranjeros. Parece que algunas personas, cercanas al secretario general del ministerio de las colonias,lo escucharon proferir: ¡joder…no pasa nada!
En verdad, pareciera que no pasa nada en el mundo. Recuerdo con estupor lo sucedido en Irak, en Afganistán, en Libia, en la franja de Gaza y actualmente en Siria y Yemen. Ciudades destruida, millones de muertos, culturas desaparecidas, millones de refugiados y otros millones de hombres, mujeres, niños y ancianos, desterrados por la guerra, que deambulan por las calles de Europa, Grecia y Turquía buscando un lugar para vivir en paz después de sufrir los rigores de una peliaguda singladura por el Mediterráneo. Frente a tales acontecimientos la humanidad parece exclamar: ¡joder…no pasa nada!
Todos los días, desde hace años la humanidad permanece impertérrita ante las acometidas del EEUU y la OTAN sobre poblaciones árabes, dejando miles de seres sin hogar, sin un techo donde cobijarse, miles de niños(as) huérfanos(as), viudas a granel y desgracias tal desgracia. Vemos como los imperios imponen las transnacionales de la energía en los campos petroleros de Irak y Libia y actualmente en Siria. Así mismo, no es un misterio que el gobierno turco de Erdogan negocia descaradamente con el estado islámico entregándole armas a cambio de crudo robado. Ante estas prácticas el secretario general de la ONU parece pronunciar: ¡joder… no pasa nada!
El mundo continúa sin inmutarse porque no ocurre nada. Actualmente la mandataria de Brasil fue la destinataria de un golpe de estado anunciado. Todos estan enterados que la presidenta Dilma es víctima de un golpe de estado parlamentario preparado desde Washington. A pesar de la maledicencia de los comprometidos, entre ellos parlamentarios y jueces corruptos, Luis Almagro, el secretario General de la OEA vocifera: ¡joder…no pasa nada!
Contra el presidente MM, desde que asumió al poder, es víctima de una arremetida mundial con el fin de derrocarlo. La prensa internacional se hace la ciega ante las guarimbas, de los asesinatos selectivos de los paramilitares, del golpe financiero, de la guerra económica, de la guerra petrolera, de la acometida de las mass media internacional y del intento de aislarlo internacionalmente. Parece que el Secretario General de la OEA no lee los artículos de prensa de los periódicos de EEUU, ni los de España, ni tampoco los de Colombia. Como buen súbdito del imperio el señor Almagro se parcializa con las declaraciones de los funcionarios del Departamento de Estado, simplemente porque ¡joder…no pasa nada!
No se necesita ser analista político para darse cuenta que la pobreza aumenta; que los ricos se hacen más ricos; que la producción mundial disminuye y las fortunas aumentan a costa de papeles especulativos; que millones de niños inocentes mueren de hambre anualmente; que acrecientan el número de refugiados; que el consumo de drogas se extiende hacia los más jóvenes; que el deterioro del planeta no lo para nadie; que aparecen nuevas enfermedades producto de la contaminación; que desaparecen anualmente especies animales; que la desertificación del planeta crece progresivamente; que hay amenaza de una debacle nuclear; que las fábricas de armas aumentan su producción a costa de las guerras entre los pueblos; que las potencias imperiales negocian con terroristas para derrocar gobiernos democráticos; que los imperios invaden descaradamente a otras naciones para robarse las materias primas a los países más débiles desde el punto de vista bélico; que la mass media arremete contra los gobiernos que no son complacientes con los dictados de los centros financieros, industriales y de las transnacionales energéticas internacionales; que la mayoría de la gente permanece silente frente los problemas del planeta. Y este mutismo parece ser el resultado de un coro de voces que exclama: ¡joder…no pasa nada! Gracias a dios.
El sueño integracionista de Chávez, de Lula y de Kirchner está en peligro. La derecha internacional está haciendo lo suyo y vemos como a Cristina la atacan de forma despiadada; unos ediles y jueces facinerosos quieren involucrar a Lula y a Dilma en negocio ilícitos para desprestigiarlos y derrocar a la presidenta; Evo perdió la posibilidad de una reelección sobre la base de una propaganda basada en mentiras y calumnias; el presidente Correa también se está defendiendo contra los ataques de la derecha y a Maduro lo convirtieron en blanco de mentiras para destruirlo por cualquier vía. Solamente para que la derecha se instale nuevamente en Suramérica, las riquezas y las materias primas de nuestros países pasen a manos de las trasnacionales. Los brasileros no deben esperar para darse cuenta que dentro de seis meses no sobrevendrá nada. Y como, joder…no pasa nada, me retiro del teclado en espera de que sucedan algunos acontecimientos que valgan la pena.