¿Era peor el triunfo de Hilaria? No sé porque aún no he visto al otro mandando, pero sí sé que hubiera sido catastrófica. Lo que hacen ella y sus iguales no tiene nombre y sería bueno ponérselo. ¿Neoliberalismo forajido? No me gusta, por redundante.
Bush, Rajoy, Cameron, Obama, Hollande, Santos, Kuczinsky, Peña Nieto, Temer, Macri, ¿sigo? Ya sabes cómo desgobiernan. Tienen por lo menos tres entrañas: medios, banca y complejo industrial militar. Son totalitarios y por tanto forman un átomo devastador.
Los medios atacan primero. Se sabe por dónde vienen los tiros (a menudo literalmente) cuando la cogen con algo o alguien, maniática e histéricamente. Y con la misma lo olvidan o revierten la acción. Dedicaron himnos a los combatientes de la libertad (así los llamó Reagan, freedom fighters) que resistían heroicamente la ocupación soviética en Afganistán y de pronto se transformaron en los talibanes, tan poderosos que tumbaron las Torres Gemelas comandados por Ben Laden, el bandolero más malvado del mundo, quien desde unas montañas en donde criaba ovejas caracul mandó a derribar dos rascacielos en la acción terrorista más rara que se conozca, de la que hay más preguntas que respuestas.
Durante las Olimpiadas de Río la obsesión mediática era zika, zika, zika. De repente es Putin, Putin, Putin, para no hablar de Venezuela, Venezuela, Venezuela. La cosa es muy peligrosa, porque de Libia, Libia, Libia pasaron a su devastación —the rest is silence. Allí operó la Santísima Trinidad: medios, banca y complejo industrial militar. Le rucharon los 200 millardos de dólares de reserva, a lo descarado.
A Europa la tienen desesperada porque todo es para la banca, todo el poder para la banca narco, no hay recurso que no le deba serle ofrendado, pues solo la banca mesías salva. Según los medios si se salva la banca aumentará la inversión, habrá empleo y será la felicidad de chicos y grandes, florecerá la vida, no existirá el dolor, según el supremacismo financiero. La Escuela de Chicago decreta los dogmas y las cotorras los repiten, después vienen los peleles políticos y más atrás los bombarderos, que pagan bien caro cada misil al complejo industrial militar.
De eso nos salvamos, ya veremos con qué viene el que viene.