Libertades

"Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos". Simón Bolívar


Según un decreto del 24 de marzo de 1854 somos libres, ahora bien, para disfrutar esa "libertad" debíamos indemnizar a los amos quienes en realidad seguían pensando en nuestros ancestros como una mercancía, una mercancía por la que habían pagado y por la que "merecían" una compensación. Sin embargo los dueños de la historia y su forma de vendernos la misma, nos hicieron creer no solo que éramos libres, sino que estábamos conformes con esa forma de libertad.

Nuestra realidad de ahora no es muy diferente a la de aquellos días, y aunque asumimos que no estamos esclavizados por no tener cadenas, la verdad es que ese amo fue cambiado por un patrón, que administrando la fuerza de trabajo de otros logro sus riquezas, nuestras cadenas seguían allí, solo eran diferentes.

No había consolidación de esa libertad, elegíamos, y ya no vivíamos en cautiverio, pero históricamente no teníamos el poder para cambiar las cosas y tomar las decisiones importantes, no éramos dueños de nuestros destinos, hasta que en un punto y aparte de la historia se presentó la oportunidad, una nueva rebelión, un estallido social que visibilizó el liderazgo de un pueblo cansado de libertades de papel.

Por ahora, dijo ese hombre que se empeñó en hacernos ver lo que en realidad era ser libres y el valor enorme que eso tenía, el catalizador de la arrechera histórica de todo un pueblo estaba empeñado en devolvernos una libertad de verdad, esa que teníamos esperando desde hacia más de 100 años.

No todos estábamos preparados para entender que hacer con esa nueva libertad, y no todos querían esa libertad, tal como hace 163 años, los amos querían sus indemnizaciones, y protestaban que se le otorgaran derechos a los nadie, a los invisibles, al pueblo.

La situación era la misma, los que lo tenían todo contra los que no teníamos nada, algunos nos rebelábamos ante el látigo de antes y al de ahora, otros y otras por su parte consideraban al amo, porque sentían que era justo, olvidando que incluso el concepto de justicia que conocíamos se nos había entregado por los mismos que nos contaron que después del decreto de abolición de la esclavitud habíamos quedado conformes y felices, cuando la realidad era que no teníamos ni tan siquiera nuestra identidad, ni acceso pleno a servicios, ni derecho a la tierra que trabajáramos por años, que clase de libertad era esa.

Desde siempre, antes y ahora las y los rebelados obteníamos el castigo ejemplar del amo, por pretender ser iguales a ellos, tener derechos y una voz, ese látigo de antes que castigaba nuestro deseo de libertad se había transformado, pero era dirigido por la misma mano.

Otra vez estaba ese amo cobrando su indemnización, "recuperando" su inversión, dueño (como antes) de los modos de producción, de los medios de comunicación e información, de la forma de escribir la historia, de nuestra forma de vivir, comer, pensar y actuar, utilizando cada una de sus estrategias para dispersarnos, convencernos y finalmente dividirnos; divididos y desesperados volveríamos a la voluntad del amo, asumiendo que siempre tuvo razón y que no nos va bien dirigiendo nuestros destinos.

Es por eso que hoy por encima de todas las dificultades, pido a los ancestros que nos guíen a la victoria por la que ellos ofrendaron su vida durante décadas, los hijos de José Leonardo, Andresote, Bolívar, Argelia y Chávez, necesitamos continuar en batalla permanente hasta que esa libertad deje de ser utopía.



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Eubel López

Artista plástico, Social Media Manager, investigadora.

 liscet@gmail.com      @Liscetx

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