Para el imperio el enemigo a derrotar es el chavismo, no Maduro y su gobierno. Maduro sin el chavismo no es enemigo de nadie. Maduro sin seguidores tan leales es inofensivo. Y eso lo sabe el Departamento de Estado. La fuerza ideológica la arrastra el chavismo del propio corazón de Chávez, y Maduro la usa. Pero Maduro y sus contradicciones, sin Chávez detrás no es nada, en vez del presidente de la república pareciera el vocero de la presidencia, dirigida aun por Chávez. Cuando muestra lo que tiene como propio, sin Chávez, evidencia solo contradicciones. Un día llama a Trump "camarada", el otro día lo denuncia como enemigo de Venezuela; un día le ofrece la mano amiga y el otro, como desengañado, llama a Trump enemigo de Venezuela y alerta al mundo de amenazas militares y políticas contra el país.
El gobierno de Maduro cuenta con un "nuevo modelo económico". Este Plan consiste en fortalecer el sector privado desarrollando las Zonas Económicas Especiales, la explotación minera a gran escala en el Arco Minero, y revirtiendo el plan de plena soberanía petrolera desarrollado por Chávez y Rafael Ramírez. Libera los precios para que aparezcan los artículos de primera necesidad en los supermercados, mantiene un sistema de cambio preferencial, acorralado por los empresarios ladrones que reciben dólares baratos bajo la promesa de producir pero no producen ni peos y se los roban. Por otra parte, el sistema de producción socialista fue desmontado, hasta convertirlo en un sistema de distribución de comida subsidiada barata y muy básica que se llama Clap, para los que no pueden comprar a precios liberados.
El nuevo modelo económico es la alternativa Madurista al Plan de la Patria (original) de Chávez, es el resultado de las políticas pragmáticas capitalistas para resolver los problemas de inflación, luego la caída del precio del petróleo y los endeudamientos, producto de la entrega de las reservas de divisas a los privados: entregando (vendiendo) concesiones mineras y petroleras a empresas trasnacionales para capturar divisas, pagar deudas, legítimas e ilegítimas, y seguir comprando lealtades tanto de los ricos (entregando la renta petrolera y ahora minera), como del pueblo pobre (con las migajas que quedan).
¿Qué relación hay entre las sanciones del gobierno de Los Estados Unidos con las políticas económicas que adelanta el gobierno de Maduro para la Venezuela productiva? Ninguna. El problema de los Estados Unidos en realidad es con el chavismo, no con Maduro. Con Maduro, porque está a la cabeza del gobierno. Sin embargo todo esto es porque él sigue jugando la carta del chavismo, manipulándolo, engañándolo ante las presiones del norte, se "escuda" con el chavismo de sus inconsistencias y de su falta de liderazgo. El imperio capitalista no debe tener ningún problema serio con esas políticas económicas; mientras sean políticas capitalistas y entreguistas, todo va bien, el capitalismo se ocupa de enderezar todo lo demás.
El problema, ya lo dijimos, es el chavismo, el pueblo chavista, los militares chavistas, los chavistas que seguimos creyendo en el socialismo y que esperamos que todo cambie a favor de los más necesitados y no de los ricos de siempre y de los políticos oportunistas de siempre. Más que una constituyente lo que se necesita es vergüenza revolucionaria y voluntad.
Al imperio y al capitalismo, como a la oligarquía criolla, le son indiferentes las reyertas políticas, hasta la misma constituyente le es indiferente. En lo personal les da igual si quien gobierna es Maduro o Ramos Alloup. Inclusive, si el partido es el PSUV o Primero Justicia, o si es una dictadura cruenta o una democracia burguesa fascistoide, siempre y cuando se respeten las leyes del libre mercado. Lo que no aceptarían jamás es compartir la renta, las ganancias, la torta de la explotación, con otros que no sean ellos mismos; eso de compartir privilegios con la sociedad no existe, porque si no, no fueran privilegios; todavía hay tontos en el gobierno quienes piensan que en el socialismo hay cabida para todos, inclusive para los capitalistas y sus (los) privilegios. El capitalismo solo cuida al capitalismo y se precave del socialismo, de la igualdad social, de derechos, de oportunidades, de que se igualen las clases sociales; se cuida de la ausencia de privilegios, de estatus, de lujos y de la cultura que los acompaña. Al capitalismo solo le importa poder reproducirse satisfactoriamente y acentuar las diferencias sociales, fraccionar la sociedad en individualidades egoístas; le da lo mismo hacerlo con Maduro o con Julio Borges, con tal de que sea en la paz de la explotación capitalista (la paz del engaño, de la manipulación, de la alienación, de la ignorancia, de la enfermedad y de la muerte)
Para ellos, el problema con Maduro es que se sigue amparando con el entusiasmo chavista, con la esperanza chavista y socialista, con la memoria de Chávez. Y a esa furia de los pueblos el capitalismo sí que le tiene miedo; el imperio y los oligarcas sienten horror por la verdadera revolución social socialista, por la consciencia social y socialista de los pueblos, y que vuelva aparecer otro líder o varios líderes como Chávez, como Fidel o el Che.
Maduro y su equipo no es el enemigo a vencer para el imperio. De ser así no estarían ahí todavía. Solo sirven para abaratar los costos políticos, humanos y materiales, en la toma del poder sobre nuestros recursos. Con los "sancionados" por Trump en el mando todavía hay un juego para negociar una solución sin muchas pérdidas colaterales…
Y es ahí, en los resultados de esas negociaciones, donde podemos ver (o no) el desengaño del chavismo, podríamos llegar a ver con más claridad la felonía de estos oportunistas, reformistas socialdemócratas, que ahora se creen invencibles. En este punto de la crisis, creo que les resultaría mejor (¡más digno!), como grupo y a título personal, avanzar en la revolución socialista, retomar el camino de Chávez, sin ningún tipo de complejos, en vez de negociar una salida entregándole todo los conquistado en revolución y el país a los capitalistas.