Trinchera de ideas

Los títeres de Trump o la banda vende patria

No salimos, como pueblo, de un brutal ataque terrorista contra todo el sistema de electricidad que busca desarticular la cotidianidad de un país emprendedor cuyo pueblo lucha por construir una vida y un mundo mejor, cuando viene otra modalidad de terrorismo. No cesan las agresiones, desde los ataques tecnológicos, cibernéticos, a través de sofisticados sistemas manejados desde centros y cuarteles de especialización cibernética norteamericanos, monitoreados desde satélites militares espías, hasta la voladura, por grupos terrorista, de centrales eléctricas localizadas en centros urbanos, hasta el artero ataque, todavía no totalmente claro, de una banda de mercenarios que desde un cerro cercano a la planta del Guri, con unos pocos disparos de fusil lograron que se encendieran los equipos que estaban en los patios de la central eléctrica y tumbaran nuevamente el sistema.

¿Tan fácil fue eso que el grupo mercenario pudo llegar a esas alturas, que la vigilancia militar del Guri ni los vio ni tampoco previó la posibilidad de un ataque aparentemente tan sencillo ni logró detectar la incursión?

Por supuesto si alguien que viva en este país no se dé cuenta que los Estados Unidos, su presidente Trump, nos han declarado la guerra, es, sencillamente, que no vive en Venezuela. Eso no es un secreto para nadie, desde el famoso decreto de Barak Obama que nos declaró como una nación que, nada más y nada menos, amenazaba la seguridad de la primera potencia militar del mundo. Pero del brutal, injusto, desproporcionado y falaz decreto injerencista, el imperialismo yanqui pasó a los hechos al llegar a la presidencia yanqui el supremacismo racista y fascista encarnado en Donald Trump. Si Obama había proclamado que ellos, los imperialistas yanquis tenían el derecho a “torcerle el brazo” a aquellos gobiernos rebeldes o no sumisos a los dictados hegemónicos norteamericanos, Trump vino a ser el ejecutor, sin tapujos, abiertamente, sin diplomacia, de aquel infame decreto el cual ratificó en todas sus partes y, en consonancia, fue mucho más allá, dijo que la opción de una agresión militar a Venezuela estaba seriamente contemplada en los planes políticos de su gobierno.

Por tercer vez, en las relaciones entre los Estados Unidos y Venezuela de más de 200 años, la nación del norte nos agredía militarmente. Una primera agresión fue aquella cuando violando los derechos y la soberanía de la Venezuela en Armas contra el imperio español, los gobernantes norteamericanos violaron nuestra soberanía e introdujeron en 1817 tres naves por el río Orinoco, en Angostura, llenas de armas y pertrechos para abastecer el ejército español. Entonces el Libertador Simón Bolívar detuvo a las naves invasoras norteamericanas, les requisó el armamento y se produjo un conjunto de amenazas que hiciera el representante norteamericano, Irving, que llegó al extremo de amenazar a Bolívar de una invasión total por la armada norteamericana si las naves no eran devueltas. El Libertador no las devolvió, al final lo hizo Zea cuando Bolívar estaba ausente, en plena campaña del Sur, sin su autorización.

En la tercera mitad del siglo XIX, la nación más rapaz y bucanera de entonces, Inglaterra, nos despojó de Trinidad y del territorio Esequibo y pretendió anexarse toda la región de Guayana.

Otra agresión se producirá a comienzos del siglo XX, cuando el presidente Cipriano Castro se negó al pago de inmorales deudas, infladas diez mil veces, y se enfrentará a los imperios europeos, Alemania, Inglaterra, Italia, que nos invadieron, llegando incluso a anexarse regiones completas de nuestro país. Inglaterra de “cogió” la Guayana, Alemania de anexo el estado Zulia. Los Estados Unidos se plegaron, por supuesto, a los imperios europeos, y presionaron a Castro para que repusiera el poder de las compañías petroleras norteamericanas que fueron expulsadas por apoyar a los invasores. Al final, en 1909, los Estados Unidos le darían un Golpe de Estado a Cipriano Castro e impondría a su sicario y vende patria, Juan Vicente Gómez por 27 años de cruel y primitiva dictadura.

Con Gómez, la avidez de riqueza del subsuelo venezolano se acrecentó; tenían prácticamente solo para ellos el petróleo venezolano y virtualmente gratis, desplazando a Inglaterra y Holanda en la abundancia del saqueo de la riqueza petrolera. Con el petróleo saqueado a Venezuela se movió la maquinaria bélica norteamericana e inglesa, se asfaltaron las calles de New York, Washington, Londres, se movió la creciente industria imperialista. El día que un presidente digno, demócrata, como lo fue Isaías Medina Angarita, planteó un tímido incremento y beneficio de la renta petrolera para Venezuela y una política soberana, el mismo imperialismo norteamericano con el apoyo del partido AD y el sicario Rómulo Betancourt y una facción militar pro norteamericana, lo derrocaron, y estuvieron controlando la industria y la producción petrolera hasta la llegada del Comandante Hugo Chávez, que mandó a parar e impulsó una nacionalización soberana del petróleo, descubrió que la faja no era bituminosa –como siempre dijeron los imperialistas y sus lacayos– sino petrolífera.

La guerra económica, psicológica, mediática de hoy contra Venezuela implementada por el imperialismo yanqui viene de aquel proceso nacionalizador de la Revolución chavista. Se les acabó la teta de petróleo gratos o super barato que comenzó con el derrocamiento der Castro en 1909. Y se ese energúmeno que es el presidente Trump ha sido descarnadamente sincero al decir sin tapujos sus intenciones y las de esa decadente, racista, xenófoba, supremacista oligarquía que representa, que a país petrolero al que llegan los Estados Unidos, la mitad, cuando menos de su petróleo, deberá ser invariablemente para ellos si no es posible obtenerlo todo. Eso lo ha dicho una y otra vez. Así como dijo que tiene planteada la opción militar contra Venezuela. Y el masivo ataque eléctrico no es más que una variante de esa opción militar entre los muchos tipos y categorías de guerra que tienen clasificadas. Ya, en los dos últimos años, a Venezuela y a su pueblo, le han aplicado varios de esos tipos de guerra tratando de quebrar la voluntad revolucionaria del pueblo venezolano, derrocar a Maduro y desbancar la Revolución Bolivariana y Chavista.

Pero ¿quiénes dirigieron –y dirigen– esa guerra eléctrica desde aquí, que es la variante de la agresión militar de este momento? Es más que evidente que los restos que quedan del grupúsculo terrorista voluntad (im)popular y su nueva promoción de líderes artificiales y bates quebrados como el títere siniestro y diabólico Guai-dog.

Si se oye o escucha a este infame personaje, son increíbles las cosas que abierta y descaradamente dice, donde él mismo se echa un balde de porquería encima, abiertamente se asume no sólo como responsable del ataque eléctrico, sino incluso lo justifica. “No va a haber luz hasta que el tirano de vaya”. “No habrá más luz, gas, agua, servicios por largo tiempo hasta que Maduro renuncie”. Y otras lindezas por el estilo. Igual que Trump, este pichón de político, es crudamente franco y llama al pueblo a autoinmolarse, a pasar días, semanas o meses no ya sin luz, agua o servicios, sin alimentos siquiera. Tamaña estupidez o locura no tiene nombre, ¿este o estos son los q ue pretenden gobernar al país, para más ñapa, por la fuerza? ¡Dios nos agarre confesados! Un sagaz abogado diría: “A confesión de parte, relevo de pruebas”.

¿Se puede esperar otra cosa de semejantes canallas, de tal pseudo oposición, criminales convictos y confesos, copia al carbón de sus amos yanquis, creídos los amos del mundo?

Si se hace un recuento de lo acontecido en las últimas semanas o meses, pongamos como punto de partida el 10 de enero con la nueva toma de posesión del Presidente Maduro, para el movimiento popular y revolucionario, para el chavismo ha sido un proceso de grandes enseñanzas, de inestimable aprendizaje político y organizativo que podemos cerrar, momentáneamente, con la agresión al sistema eléctrico. Una izquierda fortalecida, un pueblo revolucionario fortalecido en la movilización permanente, en el debate, en el sufrimiento de las agresiones que todos hemos tenido que vivir y padecer junto a nuestro pueblo. Levantando, junto a Nicolás y el liderazgo revolucionario, el Psuv y los partidos del gran Polo Patriótico, el poder popular en todas sus variantes y expresiones sociales, las banderas de la paz y evitado, como cuando se derrotaron las guarimbas del 2014 y el 2017, el espectro de la guerra civil, objetivo abiertamente reivindicado por el pichón de sátrapa Guai-dog. Otra barbaridad abierta y públicamente confesada y aplaudida por una banda de facinerosos.

Al lado de eso vemos una derecha, ultra derecha fascista que no sólo ha perdido la capacidad de movilizar sus masas sino que ahora son vergonzosamente dirigidos, sin ningún ocultamiento o disimulo, por los gobernantes imperialistas quienes permanente le marcan la pauta y dicen cuanto deben hacer, incluso por el propio presidente norteamericano y una banda criminal de vulgares delincuentes como lo son Pompeo y el quinteto siniestro que mal dirigen los Estados Unidos.

Una reducida banda de facinerosos que ya se están repartiendo los dineros de la patria y sin el menor rubor se la entregarían con todas sus riquezas, a los imperialistas yanquis.



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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