Nuestro enemigo a la vuelta de la esquina, o mejor dicho, de la frontera

Desde inicios de Febrero, además de la pandemia del Coronavirus, la cual ha continuado sin piedad azotando al mundo, particularmente a Brasil, en nuestro continente, algunos eventos como los relacionados con Guyana, las elecciones de Diciembre, el arribo de las vacunas y la declaración de nuevas sanciones a nuestro país, han ido pincelando el panorama nacional.

Pero mientras esto ocurre, la opinión pública está, de alguna manera, entretenida, y no pone mucha atención a un peligroso y taimado enemigo, que continúa sin cesar su trabajo de zapa en la frontera, con grupos entrenados para ir minando la presencia del Estado en esos nudos críticos, así como en algunas de las ciudades más importantes. Me refiero al gobierno colombiano!

Durante los años que viví en los andes venezolanos, nunca pude entender el rechazo sutil y el encendido de las alertas de los andinos, con todo lo que tuviese que ver con los colombianos. Incluso, llegué a pensar en una xenofobia injustificada. Pero equivocarse y reconocerlo es de humanos, y eso me ocurrió al ponerse de manifiesto el trato criminal e inhumano que le han dado a nuestros connacionales, por un lado, y las feroces y cobardes acciones contra el Gobierno Bolivariano, por el otro, lo cual ha desembocado en una guerra solapada y cuyas consecuencias son difíciles de prever.

Por supuesto, esa actitud super-hostil hacia nosotros ha sido diseñada y financiada en otros sitios, siendo la extensa frontera con Colombia y Brasil, el teatro ideal para diversas y complejas ofensivas desestabilizadoras.

Pero me pregunto: ¿Como es posible, que un país con tantos problemas, pero tantos problemas, el uno más grave e insolucionable que el otro, tenga los arrestos de propiciar una guerra encubierta o declarada contra Venezuela? ¿Cual es el meollo del problema y que es lo que quiere el gobierno colombiano?

Sobre esas preguntas, debemos enfrentar una cruda realidad. El gobierno colombiano, aprovechando la exigencia de los gobiernos estadounidenses, necesita con urgencia que algo ocurra con Venezuela, pues tiene cualquier cantidad de ollas de presiones: sociales, judiciales y políticas, con un gobierno económicamente quebrado y desangrado, con unas elecciones presidenciales para el poder oligárquico en pico’ezamuro, el próximo año. La prueba con lo de la falsa ayuda humanitaria en Cúcuta, no les resultó y realmente están desesperados. La sociedad colombiana está al borde de un cataclismo de dimensiones colosales. Es mucho con demasiado y el gobierno colombiano lo sabe mejor que nadie.

Aquí en nuestro país, tenemos serios y graves problemas, pero estamos conscientes de todos los factores y actores que han estado influyendo en nuestra crisis. Hemos llegado a un punto, donde nadie jamás pensó que pudiésemos haber llegado. Poco a poco comenzaremos a ver una pequeña luz en este negro túnel al que nos han empujado sin piedad. Para este logro, necesitamos estar unidos, trabajar sin descanso y tener claridad política sobre el Proyecto Socialista de la Revolución Bolivariana.

Esos principios, la cohesión y nuestra capacidad para luchar con renovados bríos, así como el convencimiento de que es posible lograr una vida digna, justa e inclusiva, representan el escudo protector contra cualquier pretensión del gobierno estadounidense y del colombiano de intimidarnos o atacarnos. Jamás dejaremos de resistir! Y llegado el caso de atacar muy duro. No lo olviden!!



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Josefa Contreras


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