Ya vemos por dónde le viene a la oposición su manía de fracasar. Son instrucciones extrañas pero evidentes, aunque tal vez no conscientes, de la Casa Blanca. De otro modo no se explica tanto estropicio a cielo abierto.
Pero, claro, sería injusto adjudicar todo el mérito de los fracasos a la CIA, por más que cuente con tantos desastres en tantos lugares en tantos momentos. Ha tenido éxitos, también sería injusto omitir a Guatemala en 1954, a Chile en 1973, etc. Pero en América Latina han tenido pocos en los últimos ocho años. También está la acción de Hugo Chávez en el origen de tanto fracaso para los Estados Unidos y la oposición mantenida.
George W. comentaba que hace apenas pocos años la América Latina estaba sembrada de dictadores, aunque no hizo referencia ninguna al hecho de que todos esos déspotas estuvieron promovidos y sostenidos por el Departamento de Estado.
Esta última confluencia de las dos giras de Chávez y de W. es un caso impecable de éxito vs. fracaso. Eva Golinger acaba de publicar un libro magnífico, que recomiendo, llamado Bush vs. Chávez. Esta vez, me parece, ha sido Chávez vs. Bush, porque las giras convergentes sirvieron para que Chávez propinara a Bush otra derrota impecable de tantas.
Primero la coincidencia en Buenos Aires y Montevideo, en donde algunos guasones comentaron que estaban separados por La Plata. Tampoco Bush entregó nada ni le dieron nada; vino con las manos vacías y se fue con las manos vacías. Solo hizo un ridículo espectacular al ofrecer $ 75.000.000 y un barquito quirófano. Es que el capitalismo está hecho para quitar, no para dar. ¿Cómo será el postoperatorio de cirugías realizadas en ese barquito, que te raja y se raja, o sea, se pira? En todas partes recibieron a Chávez con vítores masivos y a Bush con rechiflas masivas. ¿Por qué ningún escuálido en toda América sale a la calle por W.? ¿Por qué nadie contra Chávez?
El jaque mate fue Haití, latiendo en la cueva al Imperio en un país ocupado por el Imperio. Ese país —se nos suele olvidar— propinó una derrota al Imperio, eligiendo a René Préval y no al candidato tapado pitiyanqui (ver La parte civil de la invasión). Imagina cómo se sintieron los haitianos que corrieron por las calles con Chávez, luego de ser mancillados desde hace siglos, hasta por sus otros hermanos latinoamericanos. No sé cómo se sienten los gobernados por Bush en Venezuela con esta nueva derrota.
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