Suceden muchos acontecimientos en el mundo
de gran importancia. Algunos
se relacionan con Cuba. A nuestro país llegan a veces noticias de mucho más
interés que una sencilla reflexión mía con el propósito de crear
conciencia.
La entrevista de Gerardo Hernández Nordelo,
uno de nuestros Cinco Héroes, con la BBC divulgada ayer
por la televisión, qué tremendo impacto me produjo, qué
contenido humano, profundidad, brillantez, algo que solo puede surgir de una mente
que ha sufrido 9 años de injusta tortura psíquica. Por favor rogamos que la Mesa Redonda
nos siga informando sobre el histórico proceso relacionado con
el destino de los heroicos compatriotas.
En Brasil, mientras tanto, la prensa
sigue buscando noticias e informando sobre las actividades realizadas
por los dos boxeadores después que, rompiendo el rigor
de las normas, se ausentaron del alojamiento
de la delegación cubana.
Un cable de EFE fechado en Río de Janeiro el 3 de
agosto, informa:
“Tras ser sorprendidos el jueves en un balneario
en el norte del litoral de Río de Janeiro, en donde
pasaron varios días al lado de un empresario cubano y de otro
alemán, así como de tres prostitutas, los boxeadores fueron
conducidos en la madrugada de hoy a un hotel, en donde
han sido custodiados por agentes de la Policía Federal.
“Rigondeaux y Lara fueron retenidos el jueves
en el balneario de Araruama por agentes de la Policía
Militar de Río de Janeiro. En
sus declaraciones ante la Policía Federal, los dos boxeadores
dijeron que, arrepentidos, desean regresar a Cuba, y que
supuestamente fueron víctimas de un golpe, para lo cual fueron
dopados por los empresarios antes de ser retirados
de la Villa Panamericana. Los atletas rechazaron la ayuda de dos abogados que se presentaron
en la sede de la Policía Federal y que insistieron
en representarlos.
“Los dos cubanos, sin embargo, fueron vistos
en diferentes balnearios en el litoral norte de Río
de Janeiro en total libertad y disfrutando de las comodidades
de posadas, fiestas regadas con bebidas alcohólicas y mujeres. Según dueños de posadas en el balneario
de Saquarema consultados por O Globo,
los dos boxeadores, junto a los empresarios cubano y alemán,
pasaron varios días en esa ciudad antes de viajar a Araruama
en la compañía de tres prostitutas contratadas en Río
de Janeiro. ‘Ellos son buenas
personas, nos trataron como si fuésemos sus novias y hasta
dijeron que van a sentir nuestra falta’, dijo una de las mujeres,
que admitió haber recibido cerca de 100 dólares por día,
en declaraciones a O Globo.”
Son detalles desagradables pero esenciales
y no puedo usar términos diferentes a los incluidos
por la agencia cablegráfica en su despacho. Imagino que
los propios boxeadores informaron sobre esto a los familiares
adultos más cercanos.
Ayer lunes 6 otro cable de la misma
agencia afirmaba:
“La policía brasileña dijo confiar
en la versión de los dos boxeadores cubanos deportados a
su país tras haber desaparecido durante los Juegos Panamericanos
de Río de Janeiro en el sentido de que fueron dopados y engañados
por dos empresarios que querían llevarlos a Alemania.
“’Confiamos en lo que nos dijeron y consideramos
su versión factible y probable’, declaró hoy a EFE el comisario
de Policía Federal Felicio Latera, responsable de la investigación.”
“’La Policía Federal brasileña no está
investigando la supuesta deserción de los dos cubanos, está
investigando a los empresarios que intentaron llevárselos’, afirmó
el comisario.”
Con esa misma fecha y en el mismo cable la agencia
EFE informó:
“En una entrevista con un diario
brasileño, el empresario alemán Ahmet Öner, promotor de cuatro
boxeadores cubanos ya refugiados en Alemania, admitió que organizó
la fuga de Rigondeaux y de Lara, por la que dijo
haber pagado cerca de medio millón de dólares.”
No dudamos, por nuestra parte, que
la Policía Federal creyó en el arrepentimiento de los dos
atletas. La misión de dicha
institución era gestionar con el consulado cubano la documentación
que le solicitaban con apremio los boxeadores y explicar lo sucedido
con ellos después de 12 días de
ausencia.
Para la inmensa mayoría de nuestro
pueblo lo esencial es conocer cuál fue el comportamiento
moral de los atletas, que con tanto sacrificio los educa y forma.
La mayor responsabilidad, a mi juicio,
corresponde a Erislandy Lara, quien era el capitán del Equipo
de Boxeo, y aun así incumple normas y va a parar
directamente a las manos de los mercenarios. Tiene 24 años y es estudiante
universitario de Educación Física y Deportes. Los dos boxeadores ignoran la influencia
en sus conductas de las estrechas relaciones de amistad que
sostenían con lo tres boxeadores sobornados en Venezuela, aunque
seguramente desconocían la indiscreción verborreica con que el dueño
de la empresa mafiosa hablaría después que ellos dejaron de asistir
al pesaje.
Los dos
atletas se mostraron reacios a conversar con la prensa. Un periodista de Granma, Miguel Hernández, los esperó
en el aeropuerto y habló con ellos sobre el tema. Estaba luego decepcionado con las respuestas
cuando trató de escribir un artículo convincente de la sinceridad
de los boxeadores.
Julita
Osendi, reportera de televisión y bien informada de los Juegos
Panamericanos de Río, solicitó visitarlos y se esforzó por persuadirlos
de que conversaran con toda franqueza. Fueron más abiertos y le contaron algunos
detalles adicionales sobre su insólita aventura, pero el resultado
final fue igual.
Al compañero
Fernández, Vicepresidente del Consejo de Ministros que atiende entre
otros organismos al INDER, le pedí me enviase una transcripción
de la entrevista de Osendi con Erislandy Lara
y Guillermo Rigondeaux. No bastaba
la imagen, deseaba analizar cada pregunta y cada respuesta. Lo escrito ocupa dos veces el espacio
de esta reflexión.
Le pediré
a Granma que la publique
en la página deportiva o en otro espacio, para dejar
constancia escrita de la conversación.
Muchos
países pobres no tienen problemas con el profesionalismo, pero también
en ellos numerosas personas mueren prematuramente o sufren
enfermedades invalidantes por falta de ejercicios. Esa tragedia la padecen también
los países ricos desarrollados por insuficiencias en su podrido
sistema y el espíritu mercantilista de sus servicios médicos.
El atleta
que abandona su delegación es como el soldado que abandona a sus compañeros
en medio del combate. Cuba
dispone de muchos buenos deportistas pero no se los ha robado
a nadie. El pueblo disfruta
además de sus maravillosas actuaciones. Es ya parte de su cultura, su bienestar y su riqueza
espiritual.
La Revolución
ha cumplido su palabra. Prometió
darles un trato humano a los dos atletas, reunirlos de inmediato
con sus familiares, brindarles acceso a la prensa
si lo deseaban, y asignarles un trabajo decoroso de acuerdo
con sus conocimientos. Hemos atendido igualmente con esmero su estado
de salud, como hacemos con todos los ciudadanos.
Era indispensable,
por elemental justicia, escucharlos, conocer el grado de arrepentimiento
que alegaban al verse envueltos en tan doloroso episodio.
Hemos puesto
a disposición de nuestro pueblo los elementos de juicio que
pudimos reunir. Ya ellos desean marcharse con sus familiares. Llegaron a un punto sin retorno como parte de
una delegación cubana en ese deporte.
Nosotros,
en cambio, debemos continuar la lucha. Ha llegado nada menos que el momento de constituir
la lista de boxeadores cubanos que participarán en las Olimpiadas
de Beijing, con casi un año de anticipación. Primero deben viajar a Estados Unidos
para participar en el Campeonato Mundial, uno de los tres eventos clasificatorios
a los Juegos Olímpicos. Imagínense a
los tiburones de la mafia demandando carne fresca.
Algo
debemos advertirles: no estamos
ansiosos de suministrarla a domicilio. Cuba no sacrificará
un ápice de su honor y sus ideas por medallas de oro
olímpicas; prevalecerán por encima
de todo la moral y el patriotismo de sus atletas. Sabemos que en el boxeo el tamaño
del ring y los guantes se han modificado para afectar
a nuestro país que tantas medallas obtiene en ese deporte, hasta
lograr que el boxeo profesional se incluya también en las Olimpiadas.
Las autoridades
deportivas están analizando todas las variantes posibles, incluyendo
cambiar la lista de boxeadores o no enviar delegación alguna, a pesar de los
castigos que nos esperen. Estudian igualmente
estrategias y tácticas a seguir.
Mantendremos
nuestra política de principios, aunque el mundo se adentre cada vez
más en el profesionalismo, y como en los tiempos
de Kid Chocolate ―un verdadero genio―, no exista una medalla
para el deporte sano y sólo se conciba un deporte que ponga precio a lanzar
pelotas imbateables, conectar jonrones y repartir y recibir piñazos
sin protección alguna. A una época
como aquella jamás volveremos.
El deporte
sano es incompatible con el consumismo y el derroche, que
está en la raíz de la actual e irreversible crisis
económica y social del mundo globalizado.
Fidel Castro Ruz
7 de agosto del 2007
8:25 p.m.