“Yo se que en el pago me tienen idea,
Porque a los que mandan no les cabresteo,
Porque despreciando las huellas ajenas
Se abrirme camino pa’dir donde quiera.
Por que no me han visto lamber la collera,
Ni andar hocicando pa’ hacerme de un peso
Y saben de sobra que soy duro e’ boca
Y no me asujeta ni un freno mulero.
Por que cuando tengo que cantar verdades,
Las canto derecho nomás a lo macho,
Aunque esas verdades amuestren bicheras
Donde naides creiba que hubiera gusanos.
Por que no me engañan con cuatro mentiras
Los maracanases que vienen del pueblo
A elogiar divisas ya desmerecidas
Y hacernos promesas que nunca cumplieron….” Jorge Cafrune
¿Para qué sirven las Cumbres Iberoamericanas? ¿De qué habla el representante del gobierno español cuando menciona lo de la famosa “cooperación internacional”, lo del “pragmatismo ideológico” y sobre las bonanzas del mercado… por que a ellos “les dio resultado”? ¿A quiénes les dio resultado en España?.
Si lo de las Cumbres Iberoamericanas es para descubrir que existe un fascismo empresarial (verdaderos “gansters” globalizados como los calificó Daniel Ortega) ligado al sector productivo, financiero y de servicios representado por las empresas españolas y por el estado imperialista emergente español, que no mata con bombas de fósforo, pero sí con desempleo, explotación, salarios de hambre, transferencia de capitales a las casas matrices, desinversión, usinas generadoras de corrupción, crecimiento no sostenible, aniquilamiento del medio ambiente, desestabilización política, conspiraciones golpistas, polarización de clases sociales y racismo, entonces sí me parecen productivas.
Los liderazgos de los presidentes de Venezuela y Nicaragua dejaron más que en evidencia el discurso panfletario y propagandístico de Zapatero en cuanto a las “recetas” que deberíamos seguir los países de Nuestra América para salir de la pobreza y la marginación.
Tendríamos que hablar de un “fascismo light” que no está tan en las “antípodas” y “no seré yo” (que va) como dijo Zapatero, para alejarse de su predecesor en el cargo, Aznar, quien es el que ejerce el fascismo duro, buscando desestabilizar por medio de golpes de estado oligárquicos a gobiernos donde la participación popular no se ejerce sólo cada cierto número de años, sino que es el ejercicio de la democracia en la participación de la vida económica, política, cultural, financiera, científica y deportiva, en el quehacer nacional cotidiano.
Democracia que los españoles desconocen por completo.
Zapatero, con el tupé que caracteriza a los paletos, da recetas y pretende establecer normas y guías, “consejos” y “ayudas” a gobiernos y pueblos que tienen la experiencia histórica acumulada de varios siglos de colonialismo, capitalismo periférico, dependencia, neocolonialismo, imperialismo y neoliberalismo.
Los “espejitos” que nos trae el nuevo descubridor de América es la “ayuda totalmente desinteresada” de la “cooperación internacional” de 1500 millones de Euros, con los cuales, más las recetas “naturales” (porque por ahí va la cosa de los procesos históricos, según Zapatero) de la apertura de los mercados se logrará la “cohesión social”.
De qué “cohesión social” habla Zapatero cuando su país es el primer consumidor “per capita” de cocaína del mundo, y menos mal que el señor Zapatero dijo, en una de sus intervenciones, que él conocía las aspiraciones y los altos niveles de conciencia de su pueblo con respecto a los pueblos de Nuestra América.
El que haya vivido en España por más de tres meses, y hable español, sabe de sobra el descomunal desconocimiento del ciudadano español medio (que es la basta mayoría) sobre algo que esté fuera de la matriz corporativa de los medios masivos de incomunicación y desinformación de ese país.
La despolitización durante el Franquismo y la politización farandulera a partir de 1975 (“el destape”) que vendió vanalidad haciéndola pasar por libertad, han hecho tabla raza en las conciencias de esa mayoría de españoles, adoctrinados y sumisos a lo que se dice en la revista Hola, en la Cadena Ser o en TVE, que son lo mismo, porque en España sí que hay un discurso totalitario que condiciona comportamientos sociales e imaginarios colectivos.
Es que acaso Zapatero desconoce la Operación Milagro, el Programa de Alfabetización “Yo Si Puedo”, el Programa de Salud Integral Barrio Adentro, la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, los Proyectos del ALBA de cooperación energética, en telecomunicaciones, en desarrollo agrícola sustentable, en proyectos de integración (para la unidad solidaria) financiera y bancaria mediante un Banco Latinoamericano y Caribeño.
O es que acaso Zapatero también tiene el conocimiento de lo que pasa en Nuestra América por medio de Hola, la Cadena Ser o TVE (de El País, El Mundo y ABC estoy seguro).
O será que Zapatero descubrió la formula para que salgamos del atraso y la pobreza, impuestos por los poderes empobrecedores de Usamérica y Europa, aunque esto él lo minimiza (¿Qué es esa nimiedad del Imperialismo?...se pregunta Zapatero), con sus 1500 millones de Euros y sobre todo con el “pragmatismo del libre mercado”.
Lo de Zapatero durante la Cumbre fue de literatura de ciencia ficción (con perdón de Isaac Asimov y Ray Bradbury), cada vez que abría la boca aparecía una “realidad” fantasiosa.
Su declaración contra los flagelos del racismo, la discriminación y la marginación, se contrapone visceralmente con lo que sucede a diario en su país, cuando sus agentes estatales y sus organismos de Estado practican sistemáticamente y en forma orgánica, sobre los más pobres, sobre los de otra nacionalidad o color de piel, el racismo, la discriminación y la marginación mas flagrante y brutal.
Si Zapatero fuera una persona medianamente sensible y honesta, les hubiera preguntado a Evo Morales y Hugo Chávez, de que va eso del racismo, de que va eso de “superioridad moral”, de que va eso de colonialismo cultural, de que va eso del determinismo racial.
Pero Zapatero hizo todo lo contrario, se puso a dar clase sobre los horrores del racismo, desde un paternalismo lleno de hipocresía, desde su eurocentrismo “iluminado”, que se transparentaba no sólo en su más llana y simplona retórica, sino también en su lenguaje gestual.
Su apología de las “ideas civilizadoras” europeas no nos tiene que sorprender, porque es el modelo de pensamiento del “progresismo” liberal europeo, lleno de absurdo determinismo geográfico, de racismo solapado, de superioridad moral encubierta.
Retrotraerse a 1789 para insinuarnos que somos los hijos entenados de esa “epopeya” histórica, fracasada para las clases oprimidas europeas, es querernos vender un modelo que cualquiera de las luchas libertarias de nuestras culturas civilizadoras superó con creces en su dinamismo y en su ideario. La tesis de que esas ideas libertarias y “civilizadoras” se impusieron como “las mejores ideas sobre la condición humana, sobre los derechos y la dignidad de todos, sobre la igualdad, sobre la condena del absolutismo, de la dominación, sobre la palabra y el derecho de palabra de todos los ciudadanos…” desde territorio europeo y “eso no es más que una circunstancia histórica” en beneficio de toda la humanidad, es una falacia.
Es una falacia porque cae en el reduccionismo de no aclarar precisamente esa “circunstancia histórica” que es la acumulación de capital mediante la explotación, el vasallaje, la esclavitud y el genocidio de 90 millones de seres humanos de este continente por más de 300 años.
“Y hasta Carlos Marx era europeo” siguió Zapatero con sus desafortunadas y mediocres elucubraciones en voz alta, haciendo del pensador y revolucionario alemán un fetiche histórico, negación del hombre de pensamiento filosófico que no sólo se limitó a interpretar el mundo sino que tuvo como fin último, cambiarlo.
Y en eso de cambiarlo, no ha habido en otro continente aportes tan sustanciales, dinámicos, enriquecedores, como en Nuestra América, hechos y hombres que desconoce Zapatero por no ser de la talla “civilizadora” de los europeos.
Por suerte tenemos un Indio Fiero que se llama Hugo Chávez, al que no engañan con cuatro mentiras los maracanases que vienen de Europa, a elogiar divisas ya desmerecidas y hacernos promesas que nunca cumplieron.
Esta nota ha sido leída aproximadamente 3280 veces.