“…Promovíamos tácticas para dividir, conquistar y debilitar, a través de diversas maneras, una organización…” (extracto de una explicación del programa de contrainteligencia de la FBI, 1960s)
Los cuerpos de seguridad e inteligencia de Estados Unidos de Norteamérica son expertos en subversión e infiltración. Una de las tácticas efectivas que han desarrollado durante más de medio siglo ha sido la penetración e infiltración de movimientos izquierdistas en Estados Unidos y América Latina, para “debilitar y neutralizar” sus acciones. Así acabaron con el partido comunista más poderoso fuera de la Unión Soviética durante los años treinta hasta los cincuenta, que fue dentro de los propios Estados Unidos. Luego, ese programa de contrainteligencia y subversión fue convertido en el llamado “COINTELPRO” (programa de contrainteligencia) de la FBI que tenía como objetivo “la infiltración, perturbación y neutralización” de los movimientos izquierdistas claves en Estados Unidos durante los años sesenta y setenta.
También denominados “programas de interrupción”, estas estratégias de la FBI tenían como propósito “exponer, interrumpir, maldirigir, desacreditar y neutralizar” las actividades de los movimientos afro-americanos, anti-guerra, socialistas e izquierditas. Sus blancos principales fueron las Panteras Negras, el movimiento indígena americana (AIM), los “brown berets”, los Estudiantes para una Sociedad Democrática (SDS), los Weatherman y el movmiento de Malcolm X, líder anti-imperialista y anti-racismo.
Los agentes de COINTELPRO recibieron instrucciones para “tomar un enfoque entusiasmado y creativo frente este nuevo plan de contrainteligencia”, incluyendo el uso de los medios de comunicación para “ desinformar, interrumpir o neutralizar” las acciones de las organizaciones sociales y para “ridiculizar y desacreditarlos”. Pero los agentes más efectivos fueron los infiltrados o los que llamaban “agentes de provocación”, aquellos que infiltraban los movimientos sociales y provocaban y promovían acciones e iniciativas violentas. Estas acciones incluían el uso de explosivos, ataques contra cuerpos policiales u otras entidades gubermentales, incendios, hurtos y otras acciones criminales y violentas. Las acciones de violencia – provocadas por los infiltrados – sirvían para criminalizar los movimientos, encarcelar sus miembros, desacreditarlos ante la opinión pública y causar conflictos internos y pérdida de confianza.
Documentos desclasificados que evidencian estas acciones y estratégias empleadas por la FBI contra los movimientos sociales demuestran que casí todas las acciones violentas cometidas por grupos como las Panteras Negras, AIM, SDS y otros grupos estudiantiles y anti-guerra, fueron promovidas, provocadas o ejecutadas por los infiltrados. Por ejemplo, un memoranda de la FBI del año 1968 destaca las acciones de este programa que buscaba “exponer, interrumpir y neutralizar las actividades de las diferentes organizaciones de la Nueva Izquierda, su liderazgo y sus partidiarios” a través de “instigación de violencia en las universidades”, “la interrupción de grupos estudiantiles”, “la eliminación de profesores radicales” y “el robo de documentos importantes de los movimientos estudiantiles y sociales”. También buscaban “bloquear el desarrollo de un movimiento anti-guerra masivo y visible” a través de la “promoción de divisiones entre las fuerzas anti-guerra” y la “provocación de confrontaciones violentas” en lugar de manifestaciones pácificas y masivas.
Por ejemplo, en una ocasión, la FBI envió una carta anónima titulada “Carta abierta a los trotskystas” que fue diseñada para crear molestia y desánimo dentro del partido sobre su participación en el nuevo movimiento anti-guerra. En particular, la FBI buscaba crear conflictos dentro del partido de trabajadores socialistas (SWP) y la alianza de jóvenes socialistas (YSA) sobre su participación en una conferencia anti-guerra en noviembre del 1965. Esto causó dudas y perturbaciones internas, además de una falta de confianza y un sentimiento de competitición entre ellos mismos. Luego, la organización más popular y respetada dentro del movimiento anti-guerra, Estudiantes para una Sociedad Democrática (SDS), terminó separándose del movmiento nacional y más nunca enfocó sus energias en un movmiento masivo y unido. La culpa de estas divisiones fue dirigida hacia los trotskystas, quienes fueron acusados de ser “destructores y divisores,” acabando entonces, con la posibilidad de un movimiento masivo y nacional de la izquierda estadounidense.
Otras tácticas que utiizaba la FBI para debilitar los movimientos sociales incluían un programa de espionaje y monitoreo. Grababan conversaciones teléfonicas, colocaban micrófonos en las casas de los miembros de las organizaciones, robaban y leían su correo, entraban clandestinamente en sus casas y oficinas; pero el propósito principal de este trabajo de espionaje no era la recolección de inteligencia e información, sino la imposición de una estado de paranoia. La FBI quería que los líderes y figuras importantes de los movimientos izquierdistas se sentían “perseguidos” por la inteligencia estadounidense, para inducir paranoia y distraerlos de sus actividades políticas. También fabricaban comunicaciones y correspondencia entre miembros de organizaciones y grupos seguidos por la FBI, para promover divisiones y conflictos internos. Empleaban el uso de la “propaganda negra” (a pesar de ser ilegal dentro de los EEUU), que era la fabricación y distribución de publicaciones en nombre de una organización que era blanco de la FBI, con la intención de misrepresentar su posicionamiento y sus objetivos para lograr desacreditarlos y promover tensiones internas dentro del movimiento. Un documento del congreso estadounidense titulado “El programa de acciónes clandestinas de la FBI para destruir el partido de las Panteras Negras”, detalla “el esfuerzo para promover violencia entre las Panteras Negras y otras organizaciones bien armadas y potencialmente violentas.” Uno de los métodos que empleaban fue la producción y distribución de una sera de caricaturas supuestamente diseñadas por las Panteras Negras que burlaban de otras organizaciones de afro-americanos. Según el memoranda de la FBI, esta táctica fue empleada con la intención de “explotar todas las vías existentes para crear más conflictos y divisiones dentro de las Panteras Negras.”
La desinformación o “propaganda gris” era otra ténica utilizada por la FBI para debilitar los movimientos sociales. La FBI entregaba desinformación sistemáticamente a los medios de comunicación sobre grupos e individuos con la intención de desacreditarlos y promover tensiones internas. Esto también fue utilizada como una manera eficiente de acondicionar la opinión pública para justificar las acciones excesivas de la FBI y la policia contra estos grupos. Un memoranda de la FBI que promovía una información fabricada sobre un supuesto conflicto entre las Panteras Negras y el Comité Coordinador de Estudiantes No-violentos (SNCC) comenzaba, “Se recomiende que la nota adjunta sea entregada a los medios de comunicación de manera confidencial como una médida de contrainteligencia para ayudar neutralizar los extremistas Panteras Negras y promover una división entre ellos y el Comité Coordinador de Estudiantes no-violentos (SNCC).”
Pero el método más utilizado para neutralizar los movmientos fue el uso de los infiltrados y los “agentes de provocación”. Los “agentes de provocación” fueron utilizados especificamente para promover o ejecutar actividades ilegales y violentas que pudieran ser atribuidas a miembros claves de organizaciones o al movimiento completo. Agentes de provocación también estaban encargados de causar problemas y conflictos que interrumpían el funcionamiento interno de los grupos y asistía con la divulgación de desinformación. Miles de infiltrados y agentes de provocación fueron utilizados contra la izquierda estadounidense durante los años sesenta y setenta. Según un artículo del New York Times, la FBI empleaba 316 infiltrados entre 1960 y 1976 dentro del Partido de Trabajadores Socialistas (SWP) y la Alianza Jóven Socialista (YSA). Cuarenta y dos de esos infiltrados llegaron a ocupar cargos importantes en esos partidos y así participaron en la formación de las políticas de las organizaciones. Y tenían más de setenta infiltrados dentro del partido de las Panteras Negras en los años sesenta que fueron responsables por cantidades de actos violentos y la muerte de grandes líderes y voceros como Fred Hampton, de solo 21 años, que fue asasinado brutalmente por la FBI en su apartmento en Chicago durante la madrugada del 4 de diciembre del 1969 (el infiltrado había hecho un mapa del apartamento de Fred Hampton para que la FBI supiera exactamente donde encontrarlo y con el uso de la desinformación, lograron convencer la opinión pública que Hampton era un “criminal” de tendencia “violento”, asi justificando su asasinato).
Otra técnica que utilizaban los infiltrados era lo que llamaban “mal-marcación” o la práctica de crear sospechas – a través de rumores y la fabricación de evidencia – sobre miembros cuadros del movimiento - fieles y de confianza plena –que normalmente ocupaban posiciones claves, para dar la impresión de que eran infiltrados o informantes de la FBI. El propósito de esta táctica era “aislar y eliminar” el liderazgo de las organizaciones. Y lo utilizaban a pesar de saber que pudiera resultar en la violencia extrema contra los indivíduos bajo sospecha.
Estos métodos, que efectivamente lograron destruir movimientos importantes de la izquierda estadounidense, son los que hoy en día emplea la inteligencia de Estados Unidos contra los pueblos revolucionarios. Hay que tomar lo que pasó a la izquierda estadounidense como una lección amarga y aprender como neutralizar estas estratégias de infiltración y provocación para asegurar el futuro de la revolución. Esto requiere un verdadero y sincero trabajo de investigación para no caer en la trampa de “marcar” o “sospechar” cualquier persona dentro de la revolución (algo que sirve para dividir y debilitarnos).