El objeto del presente artículo no es el de llover sobre mojado, sencillamente hacer un llamado de atención y reflexión profunda sobre nuestros puntos de vista, concepción de los hechos y el como enfrentar la actual avalancha de opiniones en el seno del chavismo generalmente militante, simpatizante y allegado.
Leo con frecuencia y con mucha preocupación el contenido de artículos referidos a lo que ocurre en el seno del PSUV o por la disputa entre Cabello y Tascón; por la amnistía, la impunidad, la inflación, la inseguridad, el desabastecimiento, la corrupción, la ineficiencia en organismos públicos y otras cosas más. En todo ello, hay verdades y medias verdades, apasionamiento, desesperanza, desilusión manifiesta, rabia y/o arrechera, impotencia, deslumbramiento, desorganización, anarquía, imprecisiones y sobretodo mucha incertidumbre.
Sin ánimo de suspender la crítica siempre y cuando provenga de buena fe, les quiero decir que mucho más daño que todas las cosas citadas en el párrafo anterior, está produciendo por inducción o simple simbiosis mental la cantidad de comentarios y opiniones vertidas en algunos medios y fundamentalmente Internet, por la gente que apoya el proceso, veo en ello, una buena dosis de desesperación y foquismo, males radicales de la izquierda histórica venezolana. No quisiera endilgar otros calificativos aunque me viene de pronto a la memoria lo que ocurrió en un principio con la denominada organización “defensores del bolívar”, quienes se identificaron como del proceso en un curso de engaño temerario que afortunadamente dio al traste por sus propias actuaciones.
Estoy tratando y ojalá no se desvirtúe el objetivo de este, de infundir un parao a quienes de manera honesta califican o descalifican muchas actuaciones o cosas que están pasando en el seno del chavismo, fundamentalmente porque se le está haciendo un flaco servicio al presidente que todos los días, seguro estoy, espera de todos la sindéresis necesaria en esta hora crucial para la revolución bolivariana y a quien le pedimos mantenerse alejado hasta lo posible de estas circunstancias.
Siempre he afirmado que no hay nada tan cerca de la derecha que el extremismo de izquierda y la crítica aviesa y a veces no solidaria; es distinto exigirle a un militante que a un simpatizante o allegado, el derecho está concebido, pero les pido que reflexionen y canalicen las inquietudes en el seno de grupos de discusión, los que están en PSUV que asistan a las reuniones y descarguen todas las baterías para que sirva de catarsis.
Estamos en una hora crucial y bajo amenazas latentes del imperio y sus lacayos nacionales, lo que impone si en verdad queremos que esto no se caiga, la defensa a ultranzas de la revolución, aunque a algunos compatriotas no les parezca, si hay revolución en Venezuela, sino el imperio estuviese tranquilo y medrando en lugar de auspiciar la desestabilización, sus intereses cada vez más son vulnerados en el circuito económico y como lo señala el norteamericano James Petras “El nuevo orden criminal” del capitalismo, está acusando el fracaso del capital y el debilitamiento del orden comercial internacional, cada vez, en rodada cuesta abajo, la democracia electoral ha fracasado, la política del imperio ha fracasado generando más pobreza en los países que domina.
Mientras esto ocurre, no nos podemos dar el lujo, salvo que no exista la buena fe, de estar ofreciendo gratuitamente elementos perturbadores al enemigo externo e interno, arreglemos las cosas en casa, como debe ser, ahora bien, quienes estén convencidos que esto fracasó que brinquen de una vez la talanquera hacia la ultraizquierda o hacia la derecha, pero por favor denle un parao ya a tanta insolencia en contra del proceso, bajemos el tono del individualismo divisor, aprendamos del che la humildad revolucionaria, seamos críticos y autocríticos con nosotros mismos, no sucumbir ante los errores debe ser una orden personal, aportemos para construir y tan solo no nos quedemos en la comodidad de una computadora, escribiendo cuanto se nos ocurra según la percepción personal que cada uno tenga.
La vida se nos debe ir defendiendo este proceso que tanto ha costado y sobre el cual nadie ha dicho que sería fácil y sin tortuosismo, toda revolución más aún la pacifica como la bolivariana, debe pretender caminar la ruta de las transformaciones haciendo de cada decisión un compromiso para avanzar, aunque en momentos pareciera que se detiene, son cosas del devenir político y de las circunstancias reales y objetivas, indudablemente que se han producido y continuarán produciendo decantaciones y contradicciones, recordemos, en todo proceso social interviene el ser humano con sus imperfecciones y errores, con los avances y retrocesos inherentes a su calidad y cualidad.
En cuanto a lo que ocurre en los interines del partido de la revolución, hay que ser cautos y no irnos a la primera de las impresiones, tampoco es fácil su construcción, sencillamente porque se desnuda lo que somos y en ello, se produce, lo que podríamos llamar “el síndrome de la improvisación”, que no es otra cosa que parte de lo inédito en la construcción de un partido revolucionario que llamaríamos de nuevo cuño y alcances para avanzar en la ruta del socialismo que a la vez se construye a partir de nuestras ideas y aportes; siempre y cuando se conserve la orientación política antiimperialista y cambio de las estructuras y pensamientos burgueses que tanto daño han hecho a mentes y pueblos a lo largo de la historia, en este orden de ideas, la construcción socialista de la sociedad nueva debe comenzar por manifestar que el capitalismo ha demostrado hasta la saciedad que no puede ser humanista, condición primigenia de la sociedad socialista que debemos construir.
Por último, dediquemos nuestro esfuerzo hasta donde la conciencia nos lo permita, en hacer de esta revolución nuestra pertenencia, si en verdad estamos convencidos de su necesidad histórica, hagámoslo de manera ejemplar, por encima de las diferencias circunstanciales y a veces apremiantes sobre el entender de las cosas que están pasando, un proceso de constricción y sacrificio ante los eventos y sucesos, nos impone el devenir procesal, la marcha hacia un mundo mejor, la creación del hombre y mujer nuevos, en nuestro empeño por abonar el ser y descartar el tener como efecto alienante del materialismo capitalista, individual y egoísta, desterremos de nuestro accionar diario los daños intrínsecos que sin querer afloramos en nuestra conducta revolucionaria, seamos seres sociables, participativos, responsables, humildes y desinteresados, recordemos además que debemos ser humanistas, justos, solidarios y ante todo revolucionarios; promovamos la unidad en la diversidad; no seamos autoritarios e intolerantes, estemos en perenne proceso de formación, no seamos consumistas impulsivos, individualistas, tomemos conciencia de clase, en fin principios de los rasgos distintivos del ser socialistas.
rafaelfebles@yahoo.com