La nueva producción de los analistas internacionales: Chávez neoimperialista

Últimamente nuestros consabidos analistas internacionales han reiterado la acusación de que Hugo Chávez tiene una grosera, descarada y flagrante intromisión en los asuntos de otros países. Verbigracia se afirma que en Bolivia, Chávez ha sometido la independencia de ese país a sus designios.

Uno podría pensar que la enorme influencia del Presidente Chávez, su peso gigantesco sobre los destinos latinoamericanos es contradictorio con la opinión vertida constantemente sobre su ineficacia, esa impericia que nos tiene al borde de una crisis de pronóstico reservado. Se menciona constantemente cómo este gobierno se deshizo de lo más granado de nuestra burocracia, los más capaces, los más eficientes, y colocó allí a gente de segunda y tercera clase. El ejemplo más mencionado es PDVSA, que según estos detractores se encuentra en la bancarrota y convertida en basura, como se dejó colar cuando pensaban que la EXXON iba a congelar los bienes de nuestra empresa.

Sin embargo de repente resulta que Chávez, a pesar de esta incapacidad para gobernar, tiene una fuerza enorme sobre los países vecinos, tiene relaciones con las FARC, les ha entregado un dineral según las “contundentes” y “transparentes” pruebas que emanan de las computadoras de Reyes. Influye en todos los procesos electorales latinoamericanos, y ha sido el causante principal de las victorias de la izquierda en esta área geográfica. ¿No es contradictorio que el ignorante, inferior, incapaz, tenga tamaña fuerza que convierte a su gobierno en el nuevo imperio?

En cambio, los mismos sesudos analistas, jamás mencionan al gobierno norteamericano como una fuerza que mete sus narices en el más oscuro rincón del planeta, y luego de meter sus narices, si algo le huele mal, de acuerdo a sus intereses y gustos, penetra con toda su fuerza militar o de inteligencia. Las pruebas que sustentan estas afirmaciones no salen de supercomputadoras que resisten bombardeos inclementes, sino los propios archivos de sus organismos de inteligencia.

Pero nuestros analistas no consideran relevantes tales situaciones y niegan, u omiten comentarios, sobre la cantidad de hechos en los que se han visto involucrados los gobiernos gringos a lo largo de su historia. Una de dos, o para nuestros analistas no hay la menor intromisión yanqui en los asuntos del mundo, o consideran que su intromisión es necesaria y conveniente para salvaguardar la libertad y la democracia.

Igual ocurre con la definición de terroristas, se le aplica a todo aquel que el gobierno norteamericano considere su enemigo, pero no a sí mismo, aun cuando objetivamente hablando sea el gobierno más terrorista del planeta. Otra definición acomodaticia es la de dictadura, un gobierno democrático como el de Chávez puede ser tildado de dictatorial, en cambio las dictaduras complacientes con el gobierno gringo, han sido justificadas porque defienden sus intereses. Y pare de contar.

Todos estos análisis cojean precisamente en un punto que considero esencial: la coherencia. Quizás poco les importa, pero creo que es un elemento de especial importancia. En este sentido si uno maneja un concepto X, compuesto de una serie de elementos, se debe aplicar a todos aquellos casos de la realidad que encuadren en el mismo. Es inválido aquel análisis en el que se pierde toda objetividad y se trata de encuadrar a la fuerza concepto y realidad. Aunque la neutralidad científica es una utopía, la seriedad del analista depende de la coherencia. Y es ésta la falla fundamental de todos estos análisis que se producen para complacer a poderosos intereses y no satisfacer las exigencias académicas y científicas.

El irrespeto al principio de la autodeterminación de los pueblos, que estaría produciéndose cuando un gobierno interfiere en las decisiones de otro gobierno soberano, debería abarcar todas las situaciones y a los diferentes gobiernos involucrados y la prueba de la injerencia debería estar suficientemente demostrada para utilizarla como base del análisis. Entonces ¿cómo puede el gobierno norteamericano y sus analistas nacionales, acusar al gobierno venezolano de interferir en la soberanía de los demás países del área, sin aplicar dicho concepto al propio gobierno yanqui? ¿Cuál es la prueba más contundente e irrebatible, la que proviene de computadoras de ciencia ficción o la que está archivada por la propia oficina que llevó a cabo la penetración en otras fronteras?

Es obvio que el mayor malestar que tiene el imperio del norte, es que se estén alzando los pueblos a exigir su independencia y a defender la escogencia de su propio camino, sin que le sean impuestos negociaciones y acuerdos que sólo las han perjudicado y han servido en bandeja de plata sus recursos para que sean aprovechados por los poderosos. Y precisamente lo que aumenta el malestar de la gran potencia es que, a la bandera de la independencia, se le suma la de la integración económica, política, social y cultural de nuestros pueblos, siguiendo a plenitud los ideales bolivarianos. Lo que los tantas veces mencionados analistas internacionales confunden con intromisión en otros pueblos es el surgimiento de sólidos lazos de solidaridad, de integración, en fin, de unión de pueblos hermanos.

* Profesor Universidad de Carabobo.

E-mail: mfeolac@yahoo.com


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Manuel Feo La Cruz P. *


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