CAVILACIONES DIFERENTES
Desde hace mucho tiempo tengo claro quien es el enemigo ¿Usted lo sabe? Bien, es la indiferencia. La indiferencia es como la fuerza de gravedad. Tenue, apenas perceptible, luego empieza de a poco a juntar partículas de polvo estelar, rocas, asteroides y así sucesivamente hasta que llegamos a los agujeros negros, de donde ni siquiera la levísima y ultra rápida luz puede escapar. La indiferencia conductual que nos inocula la hidra imperial como cultura a través de los medios, domeña las voluntades. Comienza de igual forma, detrás del limen de nuestras percepciones y finalmente conforman un ente incorpore que anula cualquier vestigio de amor al prójimo. Un agujero negro pues.
La indiferencia tiene expresiones precisas y abundantes en nuestras vidas. “Me vale madres” dicen en México, mientras se construye un nuevo muro “anti frijoleros”. “Que pena con usted” dicen los parapolíticos al son de motosierras. Mientras desmigajan uranio empobrecido sobre Irak, los yankis dicen “fuck you”. Me sabe a casabe, o a otra cosa, dice nuestra rancia oligarquía criolla, despechada por el crecimiento de La Patria. En fin, las distintas culturas pro imperialistas se han encargado de modelar la indiferencia como estilo común para obviar la corresponsabilidad que tenemos los humanos hacia el planeta.
Resulta indiferente quien sea presidente en la güais jaus el año que viene porque igual va a seguir jodiendo. No importa quien controla el narcotráfico en iunaite estei, lo importante es que haya producto para que sus loquitos no noten la diferencia entre democracia e imperio. Da igual que Don Varito tenga o no laptop de criptonita pues igual va a decir súper mentiras. Resulta indiferente que la Unión Europea diga que levanta el bloqueo a la valerosa Cuba, igual piensan deportar “latinos indeseables”. Es indiferente cual es la excusa para caerle a bombazos a naciones enteras, lo que importa es “mover la economía”. A los halcones les tiene sin cuidado que se hayan “extraviado” unas bombas nucleares, importante es que aparecieran lo más cerca posible de China.
Es indiferente cual Presidente “revoltoso” de Latinoamérica caiga víctima de un atentado, lo importante es haber activado la Cuarta Flota para “reconducir a la región hacia la senda democrática”. No es problema matar a un millón de “terroristas socialistas” para calmar los ánimos. Los gobiernos de Perú y Colombia se muestran indiferentes a las críticas de sus vecinos por su jalabolismo hacia el imperio; total, los gringos les van a poner sus franquicias bélicas (bases militares). Ellos tienen con qué.
A un escuálido le resulta indiferente que lo tilden de safrisco por tomarse fotos con un candidato imperial, lo importante es montar una olla mediática. Primero chofer de microbús que muerto político. Así, entre bufonadas y “humor noir” la oposición va por la vía neo colonial, indiferente de escudarse tras paramilitares o marines. Es indistinto si se trata de un grupo universitario, monjes locos, dueños de medios, cómicos y caricaturas desvencijados, o la diáspora política cuartorepublicana en todos sus tonos y desvaríos. Ninguno tiene “2D-dos” de frente para ser diferentes.
La indiferencia hacia el Pueblo hace que un revolucionarongo se coja unos reales del erario, sea un as del peculado, rey de los decretos de emergencia, proteja a familiares terratenientes y practique el nepotismo a la más vieja usanza adeco-copeyana. Cuando se es todo un pitiyanki, es indiferente ponerse una chaqueta roja rojita. El hábito no hace a neo adeco.
Solo la conciencia revolucionaria puede oponerse al arrastre gravitacional de la indiferencia. En primer lugar, hay que activar esa conciencia en nosotros mismos, para evitar que terminemos por no reconocernos ante el espejo; en segundo lugar, no se debe guardar silencio ante la indiferencia de otros pues eso propicia la conformación de agujeros negros en el alma del proceso.
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