Cristóbal Colón y sus tres carabelas, la cruzada ideologizante, genocida y expoliadora que Europa dirigió hacia nuestro territorio, al cual llamaron América, con la exploración, conquista y posterior colonización, formaron conformaron la primera oleada inmigratoria, que envolvió a los dos continentes, sin que los americanos por aquellos bautizados, a los europeos les pidiesen tarjeta alguna. Al contrario, hay evidencias que, en casi todas partes, fueron recibidos y atendidos con los brazos abiertos, hasta que empezaron, los recién llegados, a imponer sus valores de individualismo, explotación, rapacidad, apropiación indebida y crueldad. Al final, los delincuentes, quienes introdujeron hasta el vil comercio de seres humanos, terminaron por posesionarse arbitrariamente del territorio, de las gentes, amparados en la obscenidad de la superioridad racial e impusieron a sangre y fuego sus valores.
La empobrecida Europa, pudo mediante el saqueo a los que bautizaron como americanos, un gesto más de rapacidad, renacer de sus cenizas e impulsar el desarrollo y crecimiento de sus economías, lo que implicó un salto colosal del incipiente capitalismo, que se abría pasos a duras penas entre las ruinas del sistema feudal.
La Primera y sobre todo la Segunda Guerra Mundial, cuyo escenario abarcó a casi todo Europa e impactó globalmente las economías y sociedades capitalistas, precedida ésta por la Guerra Civil Española, aventó de nuevo hacia esta parte del mundo a millones de millones de europeos. Los motivos fueron diversos. Todavía de los años largos de la post guerra uno se acuerda los grandes barcos transoceánicos, repletos hasta las cubiertas de inmigrantes europeos, atracando en nuestros puertos. Sin importar las causas, venían buscando una vida mejor.
En su mayoría, no eran como ahora exige la "Comisión Europea" que estudia y regula el asunto de los inmigrantes, "diplomados extranjeros más calificados", sino campesinos, simples artesanos, "toeros" – como dijese Rómulo Gallegos"- sin mucho que ofrecer, gran número de analfabetas, a quienes la buena fe americana recibió con generosidad y demasiada confianza. Es justo reconocer que, como ahora llegan americanos a Europa, en aquellas oleadas en sentido contrario nos llegó mucha gente de gran valor y significación.
Pero de lo que se trata es que los hijos de la Europa arruinada, acorralada, a América llegaron con toda libertad; se les trató como corresponde a la condición humana y hasta con excesiva generosidad. No se les pidió "Tarjeta" de ningún color o naturaleza. Aquí encontraron oportunidades y libertad fascistas, falangistas y nazis en abundancia.
La Europa de ahora, con su capitalismo, al cual le atribuyen todas las bondades, pese al descrédito que ahora caracteriza al mercado, quien parece haber perdido la capacidad de resolverlo todo o el secreto de la pócima de Don Quijote que regenera las partes del cuerpo, no se ruboriza al expresar su racismo, para lo cual se ampara en el eufemismo, según el cual, "La UE no tiene los medios de recibir dignamente a todos los inmigrantes que esperan encontrar en ella una mejor vida".(1)
Los americanos cuando nos correspondió recibir a los ascendientes de los europeos de ahora y todavía por allí llegan, aplicamos aquello de nuestra cultura ancestral, "donde comen dos comen cuatro".
Pero hablando de este asunto, de la democracia europea, occidentalista, moderna y libre hasta los tuétanos, a la cual se refieren en Venezuela los enemigos del gobierno con admiración y orgullo, para acusar a éste de dictatorial e ideologizante y los dirigentes de Estados Unidos, Europa y los discurseadotes en los foros internacionales, es bueno resaltar como el gobierno francés propuso a la UE que se impusiese "al inmigrante el deber de aprender la lengua de su país de destino así como los valores europeos".(2) ¿En qué quedaron Igualdad, Libertad y Fraternidad? ¡Viva la France!
¿Qué dirán ante esto quienes como Cecilia Sosa, el gordo Escarrà, los jerarcas de la CEV (Conferencia Episcopal Venezolana), dirigentes opositores y demás de los demases, quienes viven acusando al gobierno de ideologizar y pretender ilegalizar los modos de pensar ajenos al proceso revolucionario? ¿No acudirán a las instancias internacionales a denunciar al gobierno francés y la UE?
Además, es vergonzoso, como los gobiernos europeos, empezando por el civilizado y socialista de Rodríguez Zapatero, de España, cual tramperos, tienden señuelos para robar los cerebros y formados profesionalmente en América y otras partes del mundo, especialmente los más aventajados. Pues la indigna "Tarjeta Azul", sólo se le otorgaría a los diplomados extranjeros "más calificados". (3)
Y para facilitar más las cosas, la "generosidad europea, que no es otra cosa que un vil "Cambalache", para usar el título del tango de Discèpolo, llegará "hasta permitir a su titular (de la Tarjeta Azul) y familia trabajar y residir en el Estado que se la otorga". Ante cosas como estas tan burdas, malolientes e hipócritas, en mi pueblo solían decir "así será el negocio que la ñapa es de queso".
Todos los representantes de los países europeos reunidos en Bruselas no tuvieron dificultades en ponerse de acuerdo para rechazar a los "ilegales" y preparar las condiciones para impedir, a todo aquel proveniente del tercer mundo, que haga lo que ellos antes hicieron y generosamente les fue permitido. Pero no hubo forma que acordasen sanciones para quienes aprovechan la situación de los "ilegales" para explotarles sin misericordia.
¡Qué bello y gentil es el racismo europeo! ¡Eso es democracia pura! ¡Viva la rapacidad! ¡Abajo los pobres y el vulgar agradecimiento!
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