Y así ha sido. El actual ministro de Defensa, general Freddy Padilla, informa que son tres: Malambo, Apiay y Palanquero.
Agrega que, si por el gobierno fuera, serían por lo menos cinco: `Nosotros hemos solicitado -dijo- entregar también Larandia y Tolemaida’. Y al parecer serán en realidad siete, contando las bases navales de Cartagena y Bahía Málaga, que recibirán `visitas’ de los buques de guerra norteamericanos. Agrega el general que no es necesario ni siquiera consultar al Congreso (lo cual, en el lenguaje de este gobierno, significa que no van a comprar congresistas con embajadas y notarías), porque `los expertos en esta materia consideran que no se trata de nada nuevo’. Y es verdad: la entrega de las bases forma parte de la larga tradición cipaya de abyección ante el imperio de todos los gobiernos de Colombia. Tanto es así que ni siquiera sorprende que esa haya sido la manera escogida por el de Álvaro Uribe para celebrar el bicentenario de la independencia del imperio anterior. Pero lo cierto es que da vergüenza ajena.
"Y explica el Presidente, como siempre, que la entrega de las bases a los norteamericanos tiene por objeto conseguir `que nos ayuden en esta batalla contra el terrorismo y el narcotráfico’".
"Como siempre, digo, porque esa es la excusa (también tradicional) que alega el Gobierno para cualquiera de sus actos. Para subir los impuestos o para bombardear a los vecinos, para no llevar a juicio a los paramilitares o para no compensar a sus víctimas. Para lo que le convenga o para lo que se le ocurra".
Los comentarios de Caballero los completa Marco A. Gandásegui, docente e investigador de la Universidad de Panamá: "Informes indican que antes de fin de mes, EEUU firmará con el Gobierno colombiano en Bogotá un acuerdo mediante el cual se distribuirán tropas norteamericanas en, por lo menos, siete bases del país andino.
El ministro de Defensa, el general Freddy Padilla, anunció que el acuerdo tendrá una duración inicial de 10 años. La principal instalación militar es Palanquero, apenas a 100 kilómetros de Bogotá, a orillas del río Magdalena. Las tropas norteamericanas también operarán desde la base de Apiay en los llanos orientales de Colombia así como en Barranquilla, en la base Alberto Pauwels, en la costa del Caribe.
"El acuerdo que permitirá a EEUU ocupar a Colombia por diez años, también extendería el pacto actual para incrementar la presencia de hasta 1.400 soldados y contratistas militares estadounidenses en territorio colombiano".
Más adelante afirma: "Colombia actualmente es el país más comprometido con las políticas norteamericanas de "contención" en América del Sur. Sus vecinos inmediatos, Venezuela y Ecuador, han sido objeto de constantes provocaciones tanto por Bogotá como por Washington. El incremento significativo de militares norteamericanos en Colombia creará aún más tensiones entre los países de la región con Bogotá".
"El escenario colombiano se asemeja mucho al Vietnam de hace 40 años, cuando EEUU desplegó tropas en ese país para luego atacar a los países vecinos de Indochina (Laos y Camboya).
En este caso, EEUU podría estar pensando en Venezuela y Ecuador y, de paso, repetir una invasión-castigo a Panamá".
Luego de otras consideraciones, remata Gandásegui: "A pesar del hermetismo, el documento oficial del Pentágono, Estrategia hacia una ruta global, ofrece algunas pistas sobre las intenciones de EEUU. El documento fue presentado en abril de 2009 en la base aérea de Maxwell, en Alabama, EEUU. El documento señala que Palanquero puede servir como una `base para la seguridad cooperativa’ desde donde se podrían `ejecutar operaciones móviles’". En otras palabras, se convertiría en una plataforma para realizar operaciones militares en la región. Según el mismo documento, "la mitad del continente puede ser cubierto desde Palanquero por un transporte militar C-17 sin tener que reabastecerse".
Díganme ustedes si Venezuela no tiene suficientes motivos para expresar su preocupación y rechazo a esta política del presidente Álvaro Uribe, asociada con las más agresivas de los halcones de Washington, y para tomar las medidas preventivas que demandan.
Sólo obstinados opositores, que aplauden todo aquello que va contra el país, pueden justificar estos planes de Bogotá, que muestran a Colombia como "un país de contención" en la región con el apoyo de Estados Unidos y una amenaza a la seguridad y soberanía de sus vecinos.
Oposición denuncia 10 años de violación
Caracas. Con respecto a la celebración del décimo aniversario de la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente, el alcalde mayor, Antonio Ledezma, aseguró que desde que fue proclamada en el año de 1999, "la Constitución está siendo violada".
A juicio de Ledezma, se han perdido diez años de oportunidades "porque el presidente Chávez está atrapado en un círculo vicioso y tenemos que sacar a Venezuela de eso, para empezar a movernos en un círculo virtuoso; el círculo de la tolerancia donde unos y otros nos respetemos, el círculo donde nosotros podamos admitir que en una democracia social, de justicia, tiene que haber pluralismo", indicó.
Por su parte, el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, manifestó que la Constitución "no es una ley que puede ser modificada de acuerdo al gusto o intereses de algunos personajes políticos", sentenció.
Dijo que la creación y consolidación de una Constitución es para que dure uno o dos siglos y que las leyes sí deben ser adaptables según el cambio de los tiempos.
"Aquí se planteó una reforma y el pueblo la rechazó, porque el pueblo votó por esa Constitución", dijo.
Por último, comentó que "las acciones que lleva adelante el Gobierno nacional contra los gobernadores y alcaldes de oposición, a través de las cuales se les ha despojado de competencias, y los constantes sabotajes en sus gestiones, están absolutamente al margen de la Carta Magna".
Por último, el coordinador nacional de PJ, Julio Borges, considera que la Constitución "sigue siendo un proyecto, no una realidad. Es un proyecto del cual el Gobierno se aleja cada día más para imponer su agenda política. Mientras no haya justicia para todos, no habrá Constitución".
El caliche
Los primeros que se dieron cuenta de que ese viaje no tenía sentido, o era parte del plan para las presidenciales, fueron los gobernadores Capriles Radonski, Salas Feo y Morel Rodríguez. No acompañaron al alcalde Ledezma a Washington.
Los hechos les dieron la razón.
El Secretario General de la OEA los recibió por elemental cortesía, lo ha hecho con otros, explicó cuando el embajador Roy Chaderton criticó esa visita. En efecto, estuvieron allá, convencidos de que "La OEA debe servir para algo", se retrataron, entregaron un documento, hablaron a los medios y regresaron. Por supuesto, no evaluaron ese viaje, ni un asomo autocrítico, ni porque la noticia fue "Insulza los recibió".
Solemne caliche.
edrangel@cadena-capriles.com