El precio del barril de crudo (petróleo) ruso entre el último cuarto del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX tenía como referencia el precio del kerosene sobre la “oferta y la demanda” a lo largo del rio Yangtze (China). Hemos decidido utilizar este “dato histórico” como guía para desarrollar, parcialmente, las actuales realidades que están en “pleno desarrollo” en la región del Asia Central que incluiría a la Región del Caspio, Iraq-Irán, las Repúblicas fronterizas con China y las realidades que involucran a Afganistán y a Paquistán. En ese escenario, quizás, la real geopolítica estaría girando para el Poder (Müller Rojas dixit) sobre la Región del Mar Caspio desde hace, aproximadamente, mas de una década cuando las compañías petroleras comenzaron a acercarse a la región para lograr contratos de exploración y explotación a futuro. Es interesante conocer que aquella compañía venezolana denominada Maraven mantenía cierto nivel de relaciones con alguna compañía petrolera de Kazakastán. Otra de las curiosidades regionales es la de la relación crudo-derivados/precios mundiales que se han manejado en el mercado energético de Singapur. Interesante sería preguntarnos el porqué de esas realidades.
El desarrollo de países asiáticos desde hace dos décadas ha obligado a una reingeniería de la geopolítica mundial vista el año 2025. Nos explicamos con algo de Historia con estrecha relación con la política imperialista que desarrolló los EEUU de América inmediatamente terminada la 2da Guerra Mundial a ambos lados de las costas de ese país imperial, es decir, tanto en Europa como en Asia.
Es de todos conocido los objetivos geopolíticos del Plan Marshall en ejecución en la llamada Europa occidental pero es de especialistas el conocimiento que países asiáticos que estuvieron bajo el control del Imperio japonés le propusieron a los EEUU de América la aplicación de un plan Marshall para las Regiones del Asia Oriental y del Sudeste Asiático. Es de conocimiento que el gobierno norteamericano impuso un gobierno socialista en Japón, inmediatamente, posterior a la rendición del Imperio japonés como consecuencia de los bombardeos nucleares/atómicos sobre las dos ciudades niponas. Las realidades que se desarrollaban en el continente asiático, es decir, en China con el desarrollo de la “Guerra Civil” y el triunfo del Partido Comunista Chino que produjo el traslado del llamado Gobierno de la República de China a la isla de Taiwan, los acontecimientos político-ideológicos en la península coreana, conjuntamente, con las realidades que se iban expresando con la importante presencia militar soviética tanto en la Manchuria, Mongolia, en el norte de la península de Corea y las elecciones presidenciales en Corea impuestas por la naciente Naciones Unidas ganadas por el candidato de los “aliados” en Asia que provocó no solo la Guerra de Corea sino la división territorial de la península coreana, obligaron a los EEUU de América a aceptar el “fait accompli” de la “real politik” asiática; entre las decisiones que tomó el Pentágono para la región oriental asiática fueron: retirarle el apoyo a aquel gobierno nipón que el propio Pentágono le había impuesto a la sociedad japonesa e imponer, nuevamente, a los políticos, empresarios y militares que llevaron al Japón a su expansión en Asia y el Pacífico y a la 2da Guerra Mundial en el Pacífico; decisión ésta que significó el rescate de los zaibatsu (actualmente denominados “keiretsu”), es decir, a la industria militar, naviera y al sector financiero japonés. Al mismo tiempo, respaldar y darle apoyo militar al Gobierno de la República de China en Taiwan convirtiendo la isla taiwanesa en una gran base militar que ejercería funciones tácticas y estratégicas tanto durante la Guerra de Corea como durante la Guerra de Vietnam cuando los objetivos geoestratégicos norteamericanos eran consolidar una región “envolvente/tenaza” desde Corea del Sur hasta la península de Indochina (Vietnam, Cambodia, Laos, Tailandia, Malasia y Singapur) cuyos objetivos eran, fundamentalmente, desplazar del poder el Gobierno de la China de Mao Zedong.
Se desarrolla el sistema capitalista mundial en su lógico desarrollo imperialista y el importante e impresionante despegue de la economía japonesa logrando que ambas realidades impongan, según las directrices del Poder, el obligado desarrollo de las economías de ciertos países asiáticos bajo el esquema teórico-práctico del modelo japonés y aquella famosa política japonesa de “Asia para los asiáticos” pero bajo las direcciones del Poder norteamericano; el desarrollo y evolución de aquellas políticas produjo lo que se conoció mundialmente como los “Tigres Asiáticos” cuyo objetivo, para el Asia, era demostrar los parabienes del desarrollo del sistema capitalista frente a las realidades que se habían desarrollado en China post-los-años-50. Esas realidades, también, tocaron las puertas de los diseñadores de las políticas económicas venezolanas produciendo un fuerte enfrentamiento entre los grupos económicos que favorecían el “modelo japonés-Tigres Asiáticos” y el modelo “eurocéntricos italiano” de la post-guerra. Pero, de nuevo y por las razones que fueran, se presentó, primeramente, la crisis financiera japonesa que obligó a aquella economía a “deshacerse” de propiedades, por ejemplo, en la colonia británica de Hong-Kong y, posteriormente, la “Crisis del bath” produciendo, de nuevo, el reacomodo del sistema capitalista en su fase global. En ese escenario, el Poder (Müller Rojas dixit) se sentía, relativamente, “tranquilo” por el control que mantenía sobre la estructura de la industria petrolera en Venezuela. Ello no significaba que para mantener su status como Imperio y el continuo proceso del desarrollo del imperialismo globalizado (aunque suene a redundancia) y la necesaria “derrota” del “realismo socialista” soviético, el Poder necesitaba mantener no solo el control sobre los órganos decisorios europeos, políticos, económico-financieros y militares, sino demostrar que era el Imperio y que lo ejercía con claridad prístina post-Caída del Muro de Berlín y la errónea política de la Glasnost y la Perestroika tal como se lo dijeron las altas autoridades del Partido Comunista Chino a Mihail Gorbachov durante su visita a Beijing en los albores de los sucesos de la plaza de Tian Anmen.
Pero ¿qué ha sucedido con el sistema capitalista desde la “Caída del Muro de Berlín” hasta la “Crisis financiera” de reciente data en Asia? A nuestra consideración dos “hechos históricos” han afectado, profundamente, el desarrollo del capitalismo globalizado e imperialista. La primera de ellas ha sido lo que podríamos denominar como la “política Deng Xiaoping de reforma y apertura” al exterior; y, la segunda, la decisión del gobierno de Richard Nixon de comenzar el proceso de establecer relaciones diplomáticas cuya evolución significó la incorporación de sectores de la economía norteamericana con inversión y transferencia de tecnologías sobre la economía, en transformación, china. Ello no significa que estemos minimizando y/o descartando otras realidades socio-políticas y económicas en el escenario internacional pero para poder acercarnos a la “razón de ser” de las políticas que los países capitalistas han desarrollado en la región del Asia Central, es necesario aceptar que el crecimiento interanual de la economía china en los pasados 30 años ha afectado todas las variables de la lógica capitalista que inciden sobre el desarrollo de la economía mundial, a decir, materias primas, transporte, mercados, tecnologías y, fundamentalmente, crudo (petróleo) agravándose, exponencialmente, con la incorporación de la India al circuito económico mundial y las nuevas políticas globales/regionales que se han venido desarrollando con los contenidos teórico-prácticos de la “Revolución Bolivariana”.
Nos inquirimos ¿Cómo concluyó la campaña del “Operation Desert Storm”? ¿Cuál es y qué significa objetivamente la persistente campaña contra Irán? ¿Cuáles serían lan diferencias entre la “vietnamización rusa” y la “vietnamización yanqui” de Afganistán? En el escenario de las reservas de crudo en Asia Central ¿cuál significado tendría el posicionamiento “semicolonial” de Afganistán e Iraq?
El General Stanley McChrystal, Comandante de las fuerzas internacionales de ocupación en Afganistán, en un discurso en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, siglas en inglés), en Londres, sobre una de las tres propuestas de un grupo internacional de analistas en geopolítica, le recomendaron “…that we use a plan called ‘Chaosistan’, and that we let Afghanistan become a Somalia-like haven of chaos that we simply manage from outside…” (“…que impusiera un plan denominado “Chaosistan” con la finalidad de que Afganistán se transformara en una Somalia en caos [permanente] para, simplemente, poder controlarla desde el exterior…”)
Nos preguntamos ¿el desarrollo de las estrategias que se implementarán con la presencia del Pentágono en las siete (7) bases colombiana podrían evolucionar a situaciones internas en Colombia de “Chaosistan”? Al fin y al cabo, se están presentando una serie de paralelismo entre las realidades que se expresan en Afganistán con las que se viven en Colombia: cultivo de estupefacientes; la economía de la droga que permite que en las recientes elecciones en Afganistán se hayan alcanzado acuerdos entre el candidato presidencial del Pentágono y los “señores de la droga”; la presencia de grupos alzados en armas que nos permiten calificar la situación bélica en Afganistán como una “guerra civil”; la presencia de tropas extranjeras y ajenas a la cultura afgana que matan, violan y “destrozan” los Derechos Humanos de los afganos; y la posición geoestratégica de Afganistán con relación a los depósitos de crudo del Asia Central.
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